Lo primero que necesita un equipo de ministerio de oración exitoso
Lo primero que necesita un equipo de ministerio de oración exitoso es una visión de lo que es posible. Reúnanse como iglesia local o institución adventista y tómense el tiempo para leer la primera sección de este libro, junto con las preguntas de discusión al final de cada capítulo. Reflexionen sobre estas cosas y oren por lo que están aprendiendo. Tal vez también quieran leer algunas de las promesas bíblicas que se encuentran en el Apéndice A de este libro y conversar y orar sobre ellas.
Una vez que capten una visión de lo que es posible, dediquen tiempo a orar por todo el proyecto. Oren por las zonas de la ciudad donde planean hacer caminatas de oración. Oren por la iglesia, oren los unos por los otros, y oren para que el Espíritu Santo los guíe en la formación de los equipos y del plan general de oración.
Organización
¿Cómo se forman los equipos de caminata de oración? En algunos contextos, puede ser apropiado simplemente dividir el número de voluntarios disponibles en grupos cuyos miembros se conozcan bien. Por ejemplo, si veinte personas están dispuestas a participar en este ministerio, podrían formar cinco grupos de cuatro personas, cada uno de los cuales incluiría hombres y mujeres, y quizás personas de diferentes edades. Sin embargo, eso generalmente requiere un grupo bastante maduro en conjunto, claramente comprometido con el plan.
En la mayoría de los casos, puede ser más fácil simplemente agrupar a las personas de manera natural. Es decir, permitir que las personas elijan en qué equipo desean participar. Esto hace que el proceso sea más cómodo. Cuando las personas se enfrentan a algo nuevo, tienden a querer hacerlo con gente que conocen. Esto alivia parte del estrés de la nueva aventura. Lo importante es mantener cierto equilibrio. Si de veinte personas, un grupo tiene ocho y otros seis grupos solo dos personas cada uno, puede ser conveniente pedir que al menos un par de las del grupo de ocho se unan a otro grupo.
En algunas culturas más orientadas al grupo, el pastor o líder principal puede usar una parte del servicio del sábado por la mañana o un tiempo de adoración prolongado (en el caso de instituciones) para dividir y asignar a los participantes dispuestos en equipos. En algunas culturas latinoamericanas, ese sábado puede transformarse en un evento especial. Anticipen la creación de muchos equipos que involucren a toda la membresía activa de la iglesia.
Pueden existir grupos de solo dos personas, pero si una de ellas se enferma o no puede asistir un día, será demasiado fácil que decidan no salir a orar ese día. Por esa razón, un grupo de tres personas es mejor, por si alguna no puede asistir. Esto es especialmente cierto para grupos compuestos por personas que trabajan o que tienen responsabilidades familiares. Recuerden la sabiduría de Salomón: “Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres dobleces no se rompe pronto” (Eclesiastés 4:12).
Existen tres categorías de personas que pueden convertirse fácilmente en caminantes de oración. Uno o más grupos pueden estar formados por jóvenes. Los adolescentes tienen una predisposición natural a participar en actividades sociales con sus amigos. ¿Por qué no formar grupos de tres, cuatro o cinco jóvenes para hacer caminatas de oración? Los grupos de adolescentes influirán en otros para formar más equipos. Podrían decidir orar caminando por su territorio justo después de salir de la escuela, antes de llegar a casa, por ejemplo.
Otra categoría natural serían las madres jóvenes que trabajan en casa. Si tienen bebés o niños pequeños, podrían acordar salir a caminar y orar con una o dos personas más mientras los niños duermen en sus cochecitos.
Y otra categoría natural serían las personas jubiladas que disponen de tiempo libre.
Personas jubiladas y equipos de oración
Una ventaja clave de un grupo de jubilados que realiza caminatas de oración es su mayor flexibilidad de tiempo. Otra es el hecho de que las personas mayores tienden a ser más conscientes de los beneficios del caminar para su salud. Una tercera ventaja es que, debido a su experiencia de vida, pueden comprender verdaderamente la gran necesidad de interceder por los demás. Pocos pueden interceder con la madurez y la confianza en Dios que tienen quienes tienen una larga experiencia en las cosas de Dios. A veces lamentamos que nuestras congregaciones estén envejeciendo; sin embargo, una congregación con muchos adultos mayores tiene una ventaja especial en el área de la intercesión. Las personas mayores pueden comprometerse a caminar y orar todos los días, o al menos varias veces por semana, y deben creer que Dios responderá sus oraciones.
Consideremos la maravillosa historia de cómo Dios respondió las oraciones de una anciana que vivía en el norte de Londres a fines del siglo XIX.
Dwight L. Moody era un ministro muy conocido en la ciudad de Chicago, en Estados Unidos, cuando un terrible incendio destruyó una gran parte de la ciudad, incluida su iglesia. Después de enfrentar esa tragedia y reunir los fondos para reconstruirla, Moody viajó a Inglaterra para descansar. Uno de sus objetivos era mantener un perfil bajo y escuchar a otros predicadores, como Charles Spurgeon y George Müller.
Sin embargo, en uno de los servicios a los que asistió en Londres, otro ministro lo reconoció y le pidió que predicara en su iglesia el siguiente domingo, por la mañana y por la noche. Moody aceptó. Predicó ante una gran multitud por la mañana, pero la iglesia parecía completamente muerta en lo espiritual. Su predicación no tuvo poder. “Fue lo más difícil que hice”, testificó después. Moody lamentó haber aceptado predicar esa noche. Pero cuando llegó el servicio vespertino, algo comenzó a suceder a mitad del sermón. La actitud fría de los oyentes cambió radicalmente: “Se abrieron las ventanas del cielo”, dijo. De repente, las personas mostraron interés, incluso ansiedad por responder al Espíritu de Dios. Así que al final de su mensaje, Moody, un evangelista experimentado, invitó a quienes desearan entregar su vida a Cristo a ponerse de pie. Cientos se levantaron. Apenas podía creerlo. Pensando que quizá habían malinterpretado la invitación, les pidió que se sentaran y anunció una reunión posterior para quienes realmente quisieran entregarse a Cristo.
Una gran multitud se quedó para la reunión posterior. Ni siquiera el pastor podía explicarlo. Moody repitió la invitación, explicando cuidadosamente el compromiso total con Cristo del que hablaba. Nuevamente, todo el grupo, cerca de quinientas personas, se levantó. Moody le dijo al pastor local que debía dar seguimiento a esto, y se anunció que habría reuniones todas las noches durante el resto de la semana. Moody partió por la mañana hacia Irlanda, según lo planeado.
Tan pronto como llegó a Dublín, recibió un telegrama del pastor que decía: “Vuelva de inmediato. La iglesia está llena”. Moody regresó a Londres y predicó todas las noches durante diez días seguidos. Eso resultó en cuatrocientas personas bautizadas solo en esa iglesia. Este gran avivamiento que comenzó allí se extendió por todo Londres, con muchas otras iglesias experimentando algo similar.
Pasaron dos años antes de que Moody supiera qué causó aquella transformación. ¿Cómo podía una iglesia pasar de estar tan espiritualmente fría a ser tan receptiva a Dios en tan poco tiempo? Supo que había dos hermanas mayores en esa iglesia que vivían en la misma casa, pero una de ellas estaba postrada en cama. Había sido muy activa para Dios durante años, pero al no poder caminar más, cayó en depresión. Un día, mientras oraba, comprendió que su tarea para Dios ahora era orar, interceder por los demás. Cada día oraba por su iglesia, reclamando las promesas de Dios. La iglesia estaba dormida, indiferente, laodicense. Cada domingo, cuando su hermana regresaba de los cultos, le preguntaba cómo había estado la iglesia y quién había predicado, esperando alguna señal de cambio. La respuesta siempre era la misma, desalentadora. Pero cuando preguntó el domingo en que Moody predicó, su hermana respondió: “Hoy predicó un señor Moody, de Chicago”.
Al instante, la mujer se puso pálida como la muerte y exclamó: “¡Sé lo que eso significa! ¡Algo va a pasar en la vieja iglesia! ¡No me traigas cena; debo pasar la tarde en oración!”.
Varios años antes, esta hermana había leído un artículo de Dwight Moody en un periódico religioso llamado The Watchman. Se sintió impresionada a orar para que Dios trajera a ese hombre desde América para predicar en su iglesia. Y así fue: Dios condujo a Moody a Londres, a su iglesia. Esa misma noche, las cosas cambiaron, a mitad del servicio. Cambiaron en la ciudad y en el ministerio de Moody, porque una anciana que ya no podía trabajar decidió asaltar el cielo en oración por su iglesia hasta que la situación cambiara. La oración cambia las cosas. Al igual que otros que oran reclamando las promesas de Dios, las personas mayores también pueden hacer una diferencia profunda en el mundo.
Compromiso del equipo
Sentirse cómodo con el equipo no tomará mucho tiempo. Las primeras salidas de oración serán emocionantes y nuevas, y eso será suficiente motivación para continuar. Es después de algunas semanas de oración que puede surgir cierta incomodidad. Tal vez porque un miembro ora tan en voz baja que los demás no pueden oírlo. O tal vez porque uno hable demasiado, o porque otro siempre llegue tarde y los demás deban esperar.
Satanás aprovechará nuestros rasgos de carácter débiles o hábitos molestos y los usará en nuestra contra. Su primer paso siempre es el desánimo, luego la duda, y después la desesperanza. Los equipos de oración deben anticiparse a esto y estar preparados. Al enemigo no le gustaría nada más que nos rindiéramos y dejáramos de interceder por nuestros vecinos y comunidades. Él y sus demonios saben el poder de la oración. “Los demonios también creen, y tiemblan” (Santiago 2:19). No deben permitir que esto ocurra. Una buena manera de ayudar es haciendo un compromiso o redactando un contrato en conjunto.
La segunda vez que el equipo se reúna para orar y caminar, deberían decidir quién será el líder del grupo. Y, más importante aún, deberían considerar tomarse unos minutos para escribir una breve declaración de compromiso —un contrato o pacto grupal— y firmarlo. El contrato expresaría su misión y objetivos e indicaría el tiempo de compromiso para este ministerio. He aquí un ejemplo:
Nuestro Compromiso de Orar Caminando por las Personas
Este es nuestro compromiso en el nombre de Jesús y por Su causa:
Nosotros, ______________________ (nombres de los miembros del equipo), nos comprometemos a orar caminando en favor de ___________________ (nombre de la comunidad, vecindario o zona de la ciudad). Otros que se unan a nuestro equipo lo harán bajo el mismo entendimiento.
Nos comprometemos a hacerlo porque creemos que Jesús tiene muchas personas en esta comunidad que pueden responderle a Él y al mensaje adventista (Juan 4:35; Hechos 18:9–10). Tomamos el ejemplo de Moisés, quien oró hasta que la misión de Dios se cumplió (Éxodo 17:10–13).
Nos comprometemos a caminar y orar cada ____________ y ____________ (indicar días de la semana), a menos que el clima haga peligroso hacerlo. En ese caso, prometemos reunirnos en otro lugar o por teléfono para orar juntos. Consideramos nuestros días y horarios de caminata de oración muy importantes y honraremos este compromiso lo mejor posible.
Nos comprometemos a asistir a reuniones regulares de oración e informes con otros equipos de caminata para compartir lo que Dios está haciendo entre nosotros.
Oramos por las personas que vemos y por las que no vemos, y a medida que las conozcamos mejor, haremos oraciones cada vez más específicas por ellas.
Nos comprometemos a familiarizarnos con las promesas de Dios sobre la oración y memorizar algunas de ellas.
Nos comprometemos a orar caminando por nuestro territorio asignado hasta __________ (indicar fecha, preferiblemente por un año o más, o al menos por seis meses desde el inicio del equipo). En ese momento, evaluaremos lo que Dios quiera que hagamos después, si continuar o cambiar el plan.
Esperamos que Dios abra puertas de oportunidad mientras seguimos orando (Colosenses 4:2–4), y procuraremos estar listos cuando esas oportunidades surjan. Estaremos preparados para orar con las personas, orar por sus peticiones y ofrecerles literatura u otra ayuda que las acerque a Dios.
Firmas: ________________________
Lugar: ________________________
Fecha: ________________________
El día en que escriban y firmen el compromiso o contrato del equipo, también podrían elegir a un secretario o cronista. Esta persona será uno de los miembros responsables de llevar notas y reportes relevantes al ministerio. Esas notas podrán convertirse en fuente de historias para compartir con otros equipos o con la iglesia o institución. Compartir con otros lo que Dios está haciendo fortalece nuestra fe en Él. Elena G. de White dijo: “Si hemos gustado y visto que el Señor es bueno, tendremos algo que contar”.
Algunas cosas para registrar podrían ser:
- Características o comportamientos específicos de personas que el equipo vea con frecuencia y que llamen su atención, para comenzar a orar por ellas de manera más enfocada.
- Fortalezas del enemigo que necesitan caer por la gracia y el poder de Dios, como un bar del vecindario, una casa de drogas, un hogar con violencia doméstica o una empresa conocida por abusar de la gente.
- Personas que estén buscando a Dios, que estén luchando o que puedan estar listas para responder al Espíritu Santo.
- Oportunidades abiertas, como cuando alguien del vecindario les hace preguntas o cuando surge la ocasión de dar literatura o tener una oración con alguien.
Cuando un equipo se reúne a orar antes de salir a caminar, puede incluir estos incidentes y seguir insistiendo ante el cielo en busca de evidencias más claras de que Dios está obrando.
La lista de equipos de oración
El Apéndice B contiene una lista de todas las áreas metropolitanas del mundo con una población de un millón o más. En total son 1.780.113.000 personas en 548 ciudades, casi una cuarta parte de la población mundial en 2018. Ese número sin duda es mayor hoy. La lista también incluye las estimaciones de población de las Naciones Unidas para 2030. En ella hay una columna con el número mínimo de equipos que deberían caminar y orar en cada ciudad. Sin embargo, el mínimo ideal debería ser diez veces ese número: en lugar de un equipo por cada 100.000 personas, debería haber uno por cada 10.000. Así que se podría añadir un cero junto a cada cifra.
Sé que esto puede parecer abrumador: la ciudad más grande del mundo requeriría un mínimo ideal de 3.750 equipos de oración. Eso equivale casi al total de miembros activos de la Iglesia Adventista en esa ciudad. Una “pequeña” ciudad de un millón necesitaría 100 equipos. Pero piensen en el enorme estímulo que supondría para los equipos de oración saber que forman parte de una movilización tan grande de intercesión por los perdidos.
En 2020, la Conferencia General de los Adventistas del Séptimo Día lanzó la iniciativa misionera mundial “I Will Go” (“Yo Iré”). Sus principales objetivos eran “revivir el concepto de misión mundial y el sacrificio por la misión como un estilo de vida”, “fortalecer y diversificar el alcance adventista en las grandes ciudades”, y “dar prioridad al desarrollo de recursos misioneros para religiones y sistemas de creencias no cristianos”. Las caminatas de oración sistemáticas por los perdidos en nuestras ciudades y comunidades encajan perfectamente con estos objetivos.
Los líderes de conferencias y misiones, las iglesias y las familias deben hacer planes y comenzar a cubrir sus ciudades con oración, incluso si las condiciones están lejos de ser ideales. Es solo un equipo por cada 10.000 personas. Cuantos más equipos, mejor. Hagan algo al respecto ahora, en el nombre de Jesús.
Preguntas para la discusión en grupo o la reflexión personal
- ¿Cuál sería la mejor manera de formar equipos de caminata de oración en tu iglesia local o institución adventista?
- ¿Qué grupos de personas considera el autor que podrían convertirse fácilmente en equipos de caminata de oración? ¿Hay otros grupos en tu iglesia o institución que también podrían participar?
- ¿Qué piensas acerca de la mujer anciana de Londres cuyas oraciones fueron respondidas por Dios, trayendo un gran avivamiento a su iglesia?
- ¿Por qué sería prudente redactar un compromiso cuando los equipos se reúnen para hacer caminatas de oración?
- ¿Cuál sería el propósito de llevar un registro de los acontecimientos significativos mientras se realiza un ministerio de caminata de oración?
- ¿Cuántos equipos de oración mínimos ideales deberían estar orando por el lugar donde vives? ¿Estás listo para formar parte de un equipo de caminata de oración?