“Pedid a Jehová lluvia en la estación tardía. Jehová hará relámpagos, y os dará lluvia abundante, y hierba en el campo a cada uno.”
Zacarías 10:1
“Que los cristianos pidan con fe la bendición prometida, y ésta vendrá. La efusión del Espíritu en los días de los apóstoles fue la lluvia temprana, y glorioso fue el resultado. Pero la lluvia tardía será más abundante.”
Evangelismo, p. 701
“Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.”
2 Crónicas 7:14
“No hay nada que Satanás tema tanto como que el pueblo de Dios despeje el camino removiendo todo obstáculo, de modo que el Señor pueda derramar Su Espíritu sobre una iglesia languideciente y una congregación impenitente.”
Mensajes para los Jóvenes, p. 133
“Debemos orar con tanta sinceridad por el descenso del Espíritu Santo como oraron los discípulos en el Día de Pentecostés. Si ellos lo necesitaron en aquel tiempo, nosotros lo necesitamos aún más hoy. La oscuridad moral, como un velo fúnebre, cubre la tierra. Toda clase de doctrinas falsas, herejías y engaños satánicos están extraviando las mentes de los hombres. Sin el Espíritu y el poder de Dios, será en vano que trabajemos para presentar la verdad.”
Testimonios para la Iglesia, vol. 5, p. 158
“Un reavivamiento de la verdadera piedad entre nosotros es la mayor y más urgente de todas nuestras necesidades. Buscar esto debiera ser nuestra primera obra. Debe haber un esfuerzo ferviente para obtener la bendición del Señor, no porque Dios no esté dispuesto a otorgarla, sino porque nosotros no estamos preparados para recibirla. […] Es nuestra obra, mediante confesión, humillación, arrepentimiento y oración ferviente, cumplir las condiciones bajo las cuales Dios ha prometido concedernos Su bendición. Un reavivamiento sólo debe esperarse en respuesta a la oración.”
Mensajes Selectos, t. 1, p. 121
“Dios me ha instruido que nuestros obreros necesitan experimentar el profundo mover del Espíritu de Dios; muchos necesitan una conversión más plena. En el día de Pentecostés, en respuesta a las continuas oraciones de los discípulos, el Espíritu Santo descendió del cielo con el sonido de un viento recio e impetuoso. Durante siglos las influencias celestiales habían sido retenidas; pero en respuesta a las fervientes oraciones de estos hombres humildes, descendieron con poder para cooperar con los instrumentos humanos. ¡Cuántas confesiones salieron entonces de los labios humanos, cuánta humillación del alma se manifestó! Y cuántos cantos de alabanza y acción de gracias se mezclaron con las voces de penitencia y confesión. Todo el cielo se inclinó para escuchar a los humildes buscadores de Dios.”
The Kress Collection, p. 31
“Una cadena de creyentes fervientes y orantes debiera rodear el mundo. Que todos oren con humildad. […] Que aquellos que no puedan salir de casa reúnan a sus hijos y se unan en aprender a orar juntos. […] En respuesta a las oraciones del pueblo de Dios, se envían ángeles con bendiciones celestiales.”
Reflejando a Cristo, p. 121