La misma atmósfera está hoy contaminada con el pecado. Pronto el pueblo de Dios será probado por pruebas de fuego, y la gran mayoría de aquellos que ahora parecen ser genuinos y fieles se revelarán como metal vil. En lugar de fortalecerse y afirmarse mediante la oposición, las amenazas y los ultrajes, cobardemente se pondrán del lado de los opositores. La promesa es: “A los que me honran, yo honraré.” ¿Seremos nosotros menos firmes en nuestra adhesión a la ley de Dios porque el mundo en general ha intentado invalidarla?
Ya los juicios de Dios están sobre la tierra, como se ve en tormentas, inundaciones, tempestades, terremotos, y peligros por tierra y por mar. El gran YO SOY está hablando a aquellos que invalidan Su ley. Cuando la ira de Dios sea derramada sobre la tierra, ¿quién podrá mantenerse en pie? Ahora es el tiempo para que el pueblo de Dios se muestre fiel a los principios. Cuando la religión de Cristo sea más despreciada, cuando Su ley sea más desechada, entonces nuestro celo debe ser más ardiente y nuestro valor y firmeza más inquebrantables. Defender la verdad y la justicia cuando la mayoría nos abandone, pelear las batallas del Señor cuando los campeones sean pocos, ése será nuestro examen. En ese tiempo debemos recoger calor de la frialdad de otros, valor de su cobardía y lealtad de su traición.
La prueba vendrá sin duda. El Capitán de nuestra salvación fortalecerá a Su pueblo para el conflicto en el cual deben entrar. ¡Cuántas veces, cuando Satanás ha reunido todas sus fuerzas contra los seguidores de Cristo y la muerte los mira de frente, las fervientes oraciones elevadas con fe han hecho que el Capitán del ejército del Señor aparezca en el campo de acción, cambie el curso de la batalla y libere a los oprimidos!
Ahora es el tiempo en que debemos estrechar nuestra relación con Dios, para que podamos ser escondidos cuando la furia de Su ira sea derramada sobre los hijos de los hombres. Nos hemos apartado de los antiguos hitos. Volvamos. Si Jehová es Dios, servidle; si Baal, servidle a él. ¿De qué lado estarás tú?
(Testimonios para la Iglesia, tomo 5, pp. 136–137)
Solo cuando nos acercamos a Dios y estudiamos Su Palabra y las vidas de Jesús y de los hombres santos de la antigüedad, seremos fortalecidos para mantener el calor espiritual en medio de la frialdad y la apostasía que nos rodean. Fue por esta razón que preparamos esta compilación sobre la vida de Enoc.
“Debemos obedecer las leyes de Su reino, haciéndonos todo lo que nos sea posible llegar a ser. Con empeño debemos cultivar las más altas facultades de nuestro ser, recordando que somos propiedad de Dios, edificio de Dios. Se nos requiere mejorar cada día. Aun en este mundo de pecado y dolor podemos, mediante un esfuerzo diligente y perseverante, alcanzar la más alta eficiencia espiritual… Debemos agradar a Dios. Esto podemos hacerlo; porque Enoc agradó a Dios, aunque vivía en una época degenerada. Y hay Enocs también en nuestros días.”
(Hijos e Hijas de Dios, p. 314)
“Me consuela la convicción de que el Señor me ha hecho Su humilde instrumento para derramar algunos rayos de preciosa luz sobre el pasado. La historia sagrada, en lo que respecta a los hombres santos de la antigüedad, es breve. La inspiración ha sido parca en alabar los hechos nobles y las vidas santas de los fieles. Por ejemplo, la vida del justo Enoc se resume en estas palabras: ‘Y caminó Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios.’”
(Dones Espirituales, tomo 3, p. v)
“Aquel Dios que anduvo con Enoc fue nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Él era la luz del mundo entonces, como lo es ahora. Los que vivieron entonces no estaban sin maestros que los instruyeran en el camino de la vida; porque Noé y Enoc eran cristianos. El evangelio está dado en precepto en Levítico. Se requiere obediencia implícita ahora, como entonces. ¡Cuán esencial es que comprendamos la importancia de esta palabra!”
(Testimonios para la Iglesia, tomo 6, p. 392)
“El Antiguo Testamento es tan ciertamente el evangelio en tipos y sombras como el Nuevo Testamento lo es en su poder revelador. El Nuevo Testamento no presenta una religión nueva; el Antiguo Testamento no presenta una religión destinada a ser reemplazada por el Nuevo. El Nuevo Testamento es simplemente el avance y el desarrollo del Antiguo. Abel fue creyente en Cristo y fue tan ciertamente salvo por Su poder como lo fueron Pedro o Pablo. Enoc fue un representante de Cristo tan ciertamente como lo fue el amado discípulo Juan. Aquel Dios que caminó con Enoc fue nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Él era la luz del mundo entonces, como lo es ahora.”
(A Fin de Conocerle, p. 208)
“Esta esperanza de redención mediante la venida del Hijo de Dios como Salvador y Rey, nunca se ha extinguido en los corazones de los hombres. Desde el principio ha habido algunos cuya fe se ha extendido más allá de las sombras del presente hacia las realidades del futuro. Adán, Set, Enoc, Matusalén, Noé, Sem, Abraham, Isaac y Jacob; a través de estos y otros hombres dignos el Señor ha preservado las preciosas revelaciones de Su voluntad. Y fue así como al pueblo de Israel, el pueblo escogido por medio del cual habría de ser dado al mundo el Mesías prometido, Dios impartió el conocimiento de los requerimientos de Su ley y de la salvación que habría de cumplirse mediante el sacrificio expiatorio de Su Hijo amado.”
(Profetas y Reyes, pp. 682–683)
“Las muchas profecías concernientes a la venida del Salvador llevaron a los hebreos a vivir en una actitud de constante expectación. Muchos murieron en la fe, sin haber recibido las promesas; pero habiéndolas visto de lejos, creyeron y confesaron que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra. Desde los días de Enoc, las promesas repetidas a través de patriarcas y profetas habían mantenido viva la esperanza de Su venida.”
(Profetas y Reyes, pp. 699–700)
“¡Qué egoísta fue la expresión de aquel que dijo que viviría una vida diferente si supiera que su Señor vendría en diez años! Pues bien, Enoc caminó con Dios trescientos años. Esta es una lección para nosotros, de que debemos caminar con Dios cada día, y que no estamos seguros a menos que estemos velando y esperando.”
(Eventos de los Últimos Días, p. 42)
“Los sacrificios y el sacerdocio del sistema judío fueron instituidos para representar la muerte y la obra mediadora de Cristo. Todos esos ritos no tenían significado ni virtud alguna sino en cuanto se relacionaban con Cristo, quien fue Él mismo el fundamento y el que dio existencia a todo el sistema. El Señor había dado a conocer a Adán, Abel, Set, Enoc, Noé, Abraham y los antiguos fieles —especialmente a Moisés— que el sistema ceremonial de sacrificios y sacerdocio, por sí mismo, no era suficiente para asegurar la salvación de un solo alma.”
(El Espíritu de Profecía, tomo 2, p. 10)
“Cuando los hombres os vituperen y os persigan —dijo Jesús—, regocijaos y alegraos, porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros. Y señaló a los profetas que habían hablado en nombre del Señor como ejemplo de sufrimiento y paciencia. (Santiago 5:10.) Abel, el primer cristiano entre los hijos de Adán, murió como mártir. Enoc caminó con Dios, y el mundo no lo conoció. Noé fue ridiculizado como fanático y alarmista. Otros tuvieron prueba de crueles escarnios y azotes, sí, además de prisiones y cárceles. Otros fueron torturados, no aceptando el rescate, para obtener mejor resurrección.”
(El Discurso Maestro de Jesucristo, p. 33)
“Sin embargo, no todo el mundo estaba corrompido. Había unos pocos testigos fieles de Dios. Matusalén, Enoc, Noé y muchos otros trabajaban para mantener viva en la tierra el conocimiento del Dios verdadero y para detener la marea del mal moral. Dios declaró que Su Espíritu no contendería siempre con los hombres culpables, y que su tiempo de prueba sería de ciento veinte años. Si en ese tiempo no cesaban de contaminar con sus pecados el mundo y sus ricos tesoros, los borraría de Su creación. Y estos fieles ministros de justicia dieron el mensaje de advertencia. Pero la luz no fue atendida, y la predicación de Noé y sus colaboradores conmovía cada vez menos los corazones. Muchos, aun entre los adoradores de Dios, no tenían suficiente poder moral para resistir las influencias corruptoras de la época, y fueron seducidos al pecado.”
(The Bible Echo and Signs of the Times, 1 de julio de 1887)
“En cada período de la historia de esta tierra, Dios ha tenido Sus hombres de oportunidad, a quienes ha dicho: ‘Vosotros sois Mis testigos.’ En cada era ha habido hombres piadosos que recogieron los rayos de luz que alumbraban su senda y hablaron al pueblo las palabras de Dios. Enoc, Noé, Moisés, Daniel y la larga lista de patriarcas y profetas fueron ministros de justicia. No eran infalibles; eran hombres débiles y errantes; pero el Señor obró por medio de ellos cuando se entregaron a Su servicio.”
(Obreros Evangélicos, 1915, p. 13)
“Cristo miraba hacia el día de Pentecostés, cuando el Espíritu Santo descendería sobre Sus discípulos. Les enseñaría que no debían considerar esto como el resultado de sus propios esfuerzos. No debían perder de vista el hecho de que patriarcas, profetas y hombres santos habían estado sembrando semillas de verdad. El antiguo pueblo escogido de Dios había sido enriquecido con preciosas verdades, que para ellos eran como el río de Dios. Cristo había sido su líder invisible durante todas sus peregrinaciones en el desierto. Se les dieron ilustraciones de Su amor en el pacto firmado por Dios en el arco iris de la promesa, que siempre sería una seguridad de que la siembra y la cosecha permanecerían, y de que el mundo no volvería a ser destruido por un diluvio. Cristo fue tan verdaderamente el agua de vida para Abel, Set, Enoc, Noé y todos los que recibieron Sus enseñanzas entonces, como lo es hoy para los que le piden el refrigerio celestial. Dios ha dado Su Palabra a Sus escogidos y les ha hecho conocer Su camino. Por medio de Su Hijo les ha suministrado los rocíos y lluvias de Su gracia. Pero Sus bendiciones a menudo son pasadas por alto, y los hombres se atribuyen la gloria a sí mismos.”
(Signs of the Times, 22 de abril de 1897)
“Los patriarcas y profetas fueron hombres representativos, y por medio de ellos, de siglo en siglo, se derramó una corriente de conocimiento sobre el mundo. Adán, arrepentido y convertido, fue un cristiano; Abel fue un cristiano; Enoc fue un cristiano; Noé fue un cristiano; Abraham fue un cristiano. En tipos y símbolos el Evangelio fue revelado a los de las dispensaciones pasadas. Las Escrituras del Antiguo Testamento nos muestran el poder que poseyeron los que miraron a Cristo. Los gloriosos rayos de una luz que crece constantemente están concentrados en nuestro tiempo. Todos testifican de Cristo, ‘el Camino, la Verdad y la Vida.’ Pero nunca fue esta verdad tan claramente definida como en la respuesta de Cristo a las palabras: ‘Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino?’ Cristo se nos revela en Su primer advenimiento. Lo vemos sacrificando riquezas, poder y gloria por pobreza, tentación, privación y sufrimiento.”
(Signs of the Times, 13 de enero de 1898)
“En las escuelas establecidas bajo la dirección de Dios, el temor del Señor era el fundamento de toda verdadera educación. El conocimiento de Dios se había transmitido de generación en generación. En Abel, a quien mató Caín, y después en Enoc, Set, Matusalén, Noé y muchos otros, el Señor tuvo testigos fieles, hombres justos que mantuvieron Su temor ante su generación. Sus memorias no eran débiles ni traicioneras. Habían recibido las palabras de instrucción de Adán, y éstas las repitieron a sus hijos y a los hijos de sus hijos. Mucha historia y verdad importantes fueron expresadas en forma de cantos.”
(Youth’s Instructor, 21 de mayo de 1903)
“En aquel tiempo, como en éste, había dos clases: los justos y los impíos. Enoc y otros caminaron con Dios en rectitud. Pero la gran mayoría de los habitantes de la tierra se había entregado a la iniquidad, y su maldad subía ante Dios. La tierra ‘estaba corrompida delante de Dios, y llena de violencia.’ ‘La maldad del hombre era grande en la tierra, y todo designio de los pensamientos de su corazón era de continuo solamente al mal.’ ‘Y miró Dios la tierra, y he aquí que estaba corrompida, porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra.’ ‘Y se arrepintió Jehová de haber hecho al hombre sobre la tierra, y le dolió en su corazón. Y dijo Jehová: Borraré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado; desde el hombre hasta el ganado, y hasta el reptil y las aves del cielo; porque me arrepiento de haberlos hecho.’ ‘Y dijo Dios a Noé: El fin de toda carne ha venido delante de mí, porque la tierra está llena de violencia a causa de ellos; y he aquí que yo los destruiré con la tierra.’”
(Manuscript Releases, tomo 18, pp. 92–93)