“La experiencia de Enoc y de Juan el Bautista representa lo que debería ser la nuestra. Mucho más que nosotros, necesitamos estudiar la vida de estos hombres: el que fue trasladado al cielo sin ver la muerte; y el que, antes de la primera venida de Cristo, fue llamado a preparar el camino del Señor, a enderezar sus veredas.” (OE 51)
“A pesar de la iniquidad reinante, hubo una línea de hombres santos que, elevados y ennoblecidos por la comunión con Dios, vivieron como en la compañía del cielo. Eran hombres de gran intelecto, de maravillosos logros. Tenían una gran y santa misión: desarrollar un carácter de justicia, enseñar una lección de piedad, no solo a los hombres de su tiempo, sino a las generaciones futuras. Solo unos pocos de los más destacados se mencionan en las Escrituras; pero a lo largo de los siglos Dios tuvo testigos fieles, adoradores sinceros. “De Enoc está escrito que vivió sesenta y cinco años, y engendró un hijo. Después caminó con Dios trescientos años.” (PP 84)
“Aquellos que hacen profesión de la santificación son frecuentemente los más orgullosos, egoístas y prepotentes. ¡Qué cuenta tendrán que rendirle a Dios por su influencia! Profesan que su conducta está en armonía con el cielo, mientras manifiestan los malos impulsos de sus corazones naturales. De ninguna manera se parecen a Enoc, José, Daniel, Pablo o Cristo, el Modelo perfecto. Llevan la santificación de la Biblia al desprecio. Su curso de conducta es descortés, y muchas veces realmente desagradable y grosero. Son como letreros en las encrucijadas que engañan al viajero al señalar en la dirección equivocada.” (RH 08.09.1885)
“Daniel y sus compañeros estaban familiarizados con las vidas de Abel, Set, Enoc y Noé. Apreciaban las verdades que se habían transmitido de generación en generación. La imagen de Dios fue grabada en el corazón. Cuando estaban rodeados por una atmósfera de maldad, estos jóvenes permanecían incorruptos. Ningún poder o influencia podría desviarlos de los principios que habían aprendido en sus primeros años de vida mediante el estudio de la Palabra y las obras de Dios.” (YI 21.05.1903)
“Enoc fue un hombre representativo, pero no es alabado, no es exaltado; simplemente hizo lo que todo hijo e hija de Adán puede hacer.” (6MR 147)
“Enoc fue un profeta que habló siendo inspirado por el Espíritu Santo. Era una luz en medio de la oscuridad moral, un hombre modelo, un hombre que caminó con Dios, siendo obediente a la ley de Dios.” (6MR 146)
“La Biblia ha sido su libro de estudio. Está bien así, porque es el verdadero consejo de Dios, y es el conductor de todas las santas influencias que el mundo ha contenido desde su creación. Tenemos el registro alentador de que Enoc caminó con Dios. Si Enoc caminó con Dios, en esa era degenerada justo antes de la destrucción del mundo por un diluvio, debemos recibir valor y ser estimulados con su ejemplo de que no necesitamos contaminarnos con el mundo, sino que, en medio de todas sus influencias corruptoras y tendencias, podemos caminar con Dios. Podemos tener la mente de Cristo.” (3MS 338)
“Muchos consideran a Enoc como un hombre a quien Dios le dio un poder especial para vivir una vida más santa de lo que podemos vivir. Pero el carácter del hombre que era tan santo que fue trasladado al cielo sin ver la muerte es una representación del carácter que alcanzarán aquellos que serán trasladados cuando Cristo venga en las nubes del cielo. La vida de Enoc no fue más ejemplar de lo que puede ser la vida de todos los que mantienen una estrecha relación con Dios.” (ST 12.10.1904)
“Después de la caída de Adán de un estado de felicidad perfecta a un estado de miseria y pecado, existía el peligro de que el hombre se desanimara y preguntara: ‘¿De qué sirve que guardemos sus ordenanzas y andemos tristes
delante del Señor ya que una pesada maldición recae sobre la raza humana, y la muerte es la porción de todos nosotros? Pero las instrucciones que Dios le dio a Adán, que fueron repetidas por Set y ejemplificadas plenamente por Enoc, disiparon la oscuridad y la tristeza, y dieron esperanza al hombre de que, así como por medio de Adán vino la muerte, por medio de Jesús, el Redentor Prometido, vendría la vida y la inmortalidad.” (1SP 61)
“El alma que realmente cree en la verdad llevará a cabo en su vida los principios revelados en la vida de Cristo. De Enoc está escrito que sus caminos agradaron a Dios; y sin fe es imposible agradar a Dios. Ni un hilo de vulgaridad o egoísmo se tejió en la tela que este siervo de Dios iba tejiendo en su vida diaria. Y de él leemos: ‘Enoc caminó con Dios… trescientos años; y no murió; porque Dios se lo llevó.’” (RH 30.09.1909)