3. Tus dones y tu destino

Duncan Campbell fue testigo de uno de los avivamientos más dramáticos de la historia en las islas Hébridas, en Escocia, durante la década de 1950. Una tarde, en el largo crepúsculo de verano del norte, el hermano Campbell acababa de concluir una reunión en una pequeña iglesia. Estaba observando mientras la gente regresaba a casa a través de los páramos. De repente vio cómo las personas comenzaban a desplomarse bajo una ola invisible de convicción, clamando a Dios en arrepentimiento. El mover del Espíritu Santo que comenzó esa noche se extendió por todas las Hébridas. El hermano Campbell y sus colaboradores vieron cosas increíbles suceder durante meses de despertar espiritual. El hermano Campbell se convirtió en un querido amigo y habló con frecuencia en nuestras escuelas de entrenamiento de Juventud con una Misión. Viajamos juntos por las Hébridas en ministerio. Él me contó acerca de estar sentado en un edificio que Dios sacudió con un viento sobrenatural, como en el día de Pentecostés.

El hermano Campbell fue invitado a muchas iglesias para contar sobre el avivamiento en las Hébridas. Fue invitado a una iglesia en particular en Londres conocida por su legalismo. Después de la reunión, los ancianos apartaron al hermano Campbell. Estaban decepcionados. ¿Por qué no había contado el hermano Campbell sobre el movimiento más dramático de Dios que acababa de ocurrir en la isla de Barvas?

El hermano Campbell respondió: “No pensé que ustedes quisieran que contara esa historia”.

Preguntaron por qué, dado que algunas de las cosas más emocionantes del avivamiento en las Hébridas habían ocurrido allí.

El hermano Campbell contestó: “No hablé de ese lugar porque yo no fui el que Dios usó allí. Mis dos colegas a quienes Dios usó fueron mujeres”.

“Ah…” Los ancianos guardaron silencio, y entonces el anciano principal se rió: “Bueno, si Dios usó una vez a un burro, supongo que también puede usar a una mujer”.

El anciano lo dijo como un chiste para aliviar la tensión, pero el mensaje implícito era verdaderamente triste. Sin darse cuenta, estaba repitiendo la enseñanza griega de Aristóteles, quien decía que las mujeres eran subhumanas, apenas por encima de los animales.

¿Puede Dios usar a las mujeres en el ministerio público? Las personas que hacen esta pregunta en realidad están debatiendo qué dones dados por Dios le darán permiso a las mujeres de usar. ¡Qué presunción! ¡Piensa en las implicaciones! La Palabra de Dios dice que no debemos tocar a Sus ungidos ni hacer daño a Sus profetas. Dios nos advierte que no apaguemos el Espíritu. Y, sin embargo, la gente rutinariamente “toca” a las mujeres ungidas por Dios, dañando su ministerio y apagando la obra del Espíritu a través de ellas. Creo que esto es lo que ocurre cuando la gente niega a las mujeres el derecho de ministrar. He observado a lo largo de los años: aquellos que se oponen al ministerio de las mujeres a menudo ven cómo su propia obra se marchita.

Miremos más de cerca este tema de los dones de Dios para el ministerio. La palabra inglesa gift tiene varios significados. En este capítulo trataremos tres tipos de dones: los dones naturales, los dones impartidos por el Espíritu Santo y los dones de ministerio.

DONES NATURALES

Uno de los significados de gift es “un talento con el que alguien nace”, como cuando decimos: “Él ciertamente es dotado musicalmente”. ¿Tiene Dios algo que ver con eso? ¿Es Él la fuente de nuestros talentos y habilidades innatas? ¿O somos la combinación accidental de ADN de nuestros padres y otros antepasados?

La Biblia responde esto en el Salmo 139, donde muestra a Dios obrando, creándonos durante los nueve meses en el vientre de nuestras madres. Como dice el versículo 13, Él nos teje en el vientre materno. Nuestras huellas digitales únicas, huellas de voz, huellas de retina y ADN dan testimonio de que Dios estuvo personalmente involucrado en la creación de cada uno de nosotros. Cada uno de nosotros ha sido hecho a mano por Dios.

El versículo 14 dice que somos formidables y maravillosamente hechos. El texto no dice: “Los varones son formidables y maravillosamente hechos”. Tampoco dice: “Los varones son 100 % formidables y maravillosamente hechos, pero las mujeres son 75 % formidables y maravillosamente hechas”. No. Tanto varón como mujer son hábilmente formados, creados a imagen de Dios.

Tú estás dotado naturalmente. No fuiste un accidente. Fue la elección de Dios que nacieras. Ninguno de nosotros fue una colisión fortuita de un espermatozoide y un óvulo. Dios te hizo intencionalmente. Mientras te estaba tejiendo en el vientre de tu madre, te dotó para un destino particular, según el versículo 16 de ese salmo. Te diseñó de manera única y te dio dones naturales para cumplir tu destino.

La Biblia dice que los dones y el llamamiento de Dios son irrevocables. Son para toda la vida. Esto no significa que Dios ignore el carácter y use a una persona injusta con los dones del Espíritu Santo. Esto se refiere a los dones naturales que Él entretejió en ti durante los nueve meses en el vientre de tu madre. Él no los retira si te apartas de Él y le rompes el corazón. Tú puedes elegir usar tus dones para fines pecaminosos. El pecado no borra el diseño, pero lo daña. Puedes usar tus dones para convertirte en un gran artista, un talentoso intérprete, un atleta récord, un empresario exitoso o un líder carismático, y aun así elegir la autosatisfacción, corrompiéndote más y corrompiendo a otros. O puedes elegir buscar la voluntad de Dios, reconocer tus dones naturales y permitir que Él los use de maneras que te sorprenderán.

Isaías fue un comunicador dotado. Él dijo: “Antes de nacer, el SEÑOR me llamó… hizo de mi boca una espada afilada”. Luego Isaías contó cómo Dios lo llamó a ser luz para otras naciones. Seamos coreanos, estadounidenses o keniatas, podemos leer las palabras de Isaías y nos hablan.

Isaías no fue el único dotado desde el nacimiento. Jeremías también fue llamado desde el vientre para ser profeta a las naciones. Ester fue puesta en el reino de Persia en ese momento particular con un propósito especial. Pablo fue llamado desde el vientre para ser apóstol. Juan el Bautista fue llamado desde el vientre de su madre e incluso lleno del Espíritu dentro de ella. Su llamamiento fue ser el hombre enviado por Dios para anunciar la llegada de Jesús.

Dios también te ha llamado desde el vientre de tu madre. Tú eres una mujer o un hombre enviado por Dios, como lo fue Juan. Pero enviado ¿a dónde? ¿A hacer qué? ¿Cómo descubrir lo que Dios quiere que hagas? Primero, haz de Jesús tu Salvador y Señor. Entonces Él aclarará tu llamamiento individual, a Su manera y en Su tiempo perfecto. Haz la misma elección que hizo Pablo. Pablo dijo que seguía adelante para alcanzar el llamamiento de Dios. Debes apropiarte de tu destino, aunque Dios lo haya planeado para ti desde el vientre de tu madre. No lo recibirás de manera pasiva.

Yo comencé a entender mi llamado cuando tenía trece años. Estaba de rodillas diciéndole a Dios que obedecería lo que Él me mostrara. Ese es el punto de partida: antes de saber qué es, dile a Dios que obedecerás lo que Él te diga. Nunca podrás llamarlo honestamente Señor si no estás dispuesto a hacer esto. A medida que obedeces a Dios, recibirás más revelación, te moverás en mayor libertad y estarás en camino de convertirte en lo que Dios te destinó a ser.

TE QUEDARÁN COMO UN GUANTE

Tu mayor satisfacción vendrá cuando te sometas a Dios y cumplas el propósito para el cual fuiste creado. Dios te ha dotado para hacer lo que Él te ha llamado a hacer. Él no es injusto. Nunca te pediría hacer algo sin darte la capacidad para lograrlo, ni te daría un don y luego te diría que nunca lo uses.

El llamamiento que Dios te ha dado es una responsabilidad asombrosa. Hemos aprendido, a través de más de cuarenta años dirigiendo a cientos de miles de voluntarios misioneros, que si intentas hacer lo que otro ha sido dotado y llamado a hacer, terminarás frustrado. Si sales de tu área de llamamiento, acabarás confundido y confundirás a otros. Pero cuando haces lo que Dios te ha llamado a hacer, te sientes en casa. Estás en paz contigo mismo y con tu llamado. Esto no significa que no tendrás que crecer. Sí tendrás. Serás estirado y desafiado, pero el llamamiento de Dios no te aplastará. Dios te dará gracia para cumplir lo que Él te ha llamado a hacer. Y ciertamente nunca será aburrido. Será emocionante.

¿Qué pasa si Dios te llama a hacer algo que otros dicen que no puedes hacer? ¿Qué pasa si tu cultura te prohíbe hacer lo que Él te ha dicho? Debes obedecer a Dios, no a los hombres. Esto no es rebeldía, es simplemente hacer lo que Pedro y Juan hicieron. Ellos reconocieron que una autoridad superior les estaba diciendo que hicieran algo contrario a las órdenes de autoridades terrenales. ¿A quién obedecerás, a Dios o a los hombres? ¿Qué habría pasado si transformadores del mundo como Martín Lutero, William Carey y William Wilberforce hubieran hecho solo lo que era aceptable para su cultura, tradición o líderes de su época?

El tema de este libro no es ligero. No se trata simplemente de una controversia reciente en la iglesia o de la moda del momento. Estamos hablando de liberar a millones de personas para que obedezcan a Dios, para que cumplan el destino que Él creó para ellos en el vientre de sus madres. Estamos hablando de que tú hagas lo que Dios te diga que hagas. Cuando te presentes ante Dios, Él no te preguntará: “¿Qué te dijo tu familia que hicieras? ¿Hiciste lo que dijo tu padre o tu madre? ¿Qué dijo tu cultura que era apropiado? ¿Todos estuvieron contentos con tu elección de carrera?” No. Él te preguntará qué hiciste con lo que Él te dio. Te preguntará si obedeciste Su llamado.


DONES DEL ESPÍRITU

A medida que permanecemos sometidos a Dios y a Su llamado, Él nos permite ir más allá de nuestros dones naturales. Él libera dones impartidos por el Espíritu para ocasiones específicas, para individuos específicos y para necesidades específicas.

A menudo existe confusión en la iglesia acerca de lo que se conoce como los dones del Espíritu. Hay al menos cuatro listas de estos en el Nuevo Testamento, pero pueden agruparse en dos categorías: los dones impartidos por el Espíritu Santo (charismata) y los dones de ministerio.

Dones Impartidos por el Espíritu Santo

Los dones impartidos por el Espíritu Santo son:

  • la palabra de sabiduría por medio del Espíritu
  • la palabra de conocimiento
  • el don de fe
  • dones de sanidades
  • la capacidad de obrar milagros
  • profecía
  • la capacidad de discernir espíritus
  • diversos géneros de lenguas
  • la capacidad de interpretar una lengua desconocida

A veces decimos que alguien tiene el don de sanidad. Pero estos dones no son propiedad de ninguno de nosotros. Son dones impartidos por el Espíritu Santo, dados a través de individuos rendidos para suplir la necesidad de un individuo o de un grupo. Los dones del Espíritu los recibe el que necesita sanidad o el que necesita una palabra de sabiduría. El Espíritu puede usarte con un don en particular a lo largo de tu vida o solo una vez. A veces Él usa brevemente a personas que no están rendidas a Él, como cuando profetizó a través del rey Saúl o cuando habló por medio del sumo sacerdote Caifás, incluso mientras Caifás intentaba que Jesús fuera condenado a muerte. Jesús dijo que en el juicio habría personas que reclamarían haber profetizado en Su nombre ¡y que nunca Lo habían conocido! Nota que Jesús no refutará sus afirmaciones de haber hecho estas cosas, sin embargo, esas personas estarán perdidas por la eternidad.

Nuestro énfasis debe estar siempre en el Dador, no en los dones. Debemos permitir que el Señor siga siendo Señor, poniéndonos a disposición para el don que Él quiera usar a través de nosotros para suplir las necesidades de otros.

LOS DONES DE MINISTERIO

La otra categoría de dones del Nuevo Testamento —los dones de ministerio— tiene que ver con la función en el Cuerpo de Cristo. Dios también puso estos dones en el Cuerpo según Su voluntad. Si obedecemos a Dios y miramos a nuestro alrededor con Su discernimiento, encontraremos a personas con los dones adecuados ya colocadas para hacer lo que Dios ha llamado a nuestro grupo en particular a hacer. Al llevar a cabo estas funciones en obediencia a Él, liberará mayor unción y más dones impartidos por el Espíritu.

Los dones de ministerio o de función son:

  • el apóstol
  • el profeta
  • el evangelista
  • el pastor
  • el maestro
  • el que sirve
  • el exhortador
  • el que da
  • el líder
  • el que muestra misericordia
  • el ayudador
  • el administrador
  • el predicador
  • otros dones

Estos dones pueden superponerse. El que da recursos económicos puede cumplir la misma función que el ayudador. Muchos tendrán más de uno de estos dones de ministerio operando en ellos. Alguien puede estar dotado tanto como profeta como evangelista. Lo importante es que todos estos ministerios tienen un propósito: edificar el Cuerpo de Cristo y llevar a cabo la obra de Jesús en la tierra.

Hay un solo Cuerpo de Cristo, un solo Espíritu, una sola esperanza, un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos. ¿Cómo podemos leer Efesios 4 y luego separar los dones allí mencionados en categorías masculinas y femeninas? ¿No nos convertiría eso en dos cuerpos? ¿Acaso Dios dota a una mujer solo para enseñar a otras mujeres en un “cuerpo femenino de Cristo”? ¿O ella es parte del único Cuerpo? Pablo dijo que en Cristo no hay varón ni mujer, judío ni griego, esclavo ni libre. Todos somos uno en Cristo Jesús: un solo cuerpo, no dos, tres o más.

SIN “CUPOS”

La Biblia deja muy en claro que no somos nosotros quienes escogemos a quién se le dará qué dones. No debemos hacer encuestas de membresía, descubrir que el 60 % son mujeres y luego asegurarnos de que el 60 % de nuestros líderes sean mujeres. Tampoco debemos inventar cuotas para otros grupos en la iglesia —edad, etnia o clase social—. Eso puede convertirse en tokenismo, y puede traer tanta injusticia como la injusticia que pretende corregir.

Es Dios quien elige a quién llamar y a quién dotar de ciertos dones. Es Su diseño. Él establece las proporciones. Pero tampoco debemos ser pasivos en estas cuestiones. Debemos estar en la vanguardia de los cambios que Él está trayendo. Es nuestra responsabilidad obedecerlo y, si estamos en liderazgo sobre otros, defender a aquellos que Dios ha dotado. 1 Corintios 12:11 dice: “Todas estas [manifestaciones] las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como Él quiere”.

A veces Dios nos sorprende y sacude nuestra forma de ver el mundo. ¡Él hace lo que nunca le daríamos permiso de hacer! Eso fue lo que pasó en Hechos 10. Dios dio el Espíritu Santo a los gentiles. Esto “no debía ocurrir”, según los apóstoles, quienes llamaron a Pedro a dar explicaciones de por qué lo había permitido. Pero Pedro respondió: “¿Quién era yo para oponerme a Dios?”. Algunos piensan que Dios tampoco debería usar a las mujeres de ciertas maneras, pero si Él decide hacerlo, ¿podemos interponernos en Su camino?

¿Cuáles de los dones —naturales, impartidos por el Espíritu o ministeriales— puede dar Dios a las mujeres? ¿No suena ridícula la pregunta en sí misma? ¿Hay algún don que Dios haya dado a alguien que no pueda usar rectamente para Su gloria? ¿Puede hacerlo dentro del Cuerpo de Cristo? ¿Puede también usar a las mujeres en la esfera pública con dones y llamados específicos?

MUJERES DOTADAS COMO LÍDERES EN LA BIBLIA

He escuchado a algunos afirmar que el liderazgo es masculino. Sin embargo, si el liderazgo es masculino —una cualidad en la composición genética masculina—, ¿por qué hay tantos hombres sin cualidades de liderazgo en absoluto? ¿Y por qué hay mujeres que sí las tienen?

Algunos dicen que incluso si una mujer está dotada en liderazgo, de todas formas no debería permitírsele liderar. Lo que en realidad están diciendo es que Dios cometió un error en su caso. Tal vez hubo un accidente, un descuido mientras Él la tejía en el vientre de su madre. O tal vez Dios está rompiendo Sus propias reglas, no solo dotando a ciertas mujeres para liderar, sino además dando Su bendición y unción a su liderazgo. Otros dicen que a veces Dios permite que una mujer lidere porque un hombre rehusó obedecerlo. Pero eso significaría que en esas ocasiones Dios actúa de manera injusta, pasando por alto Sus propias leyes. ¡Esto no puede ser!

Lo peor es cómo esto refleja sobre Dios. Somos Su pueblo, y deberíamos preocuparnos mucho por cómo se lo presenta al mundo. Él es un Dios justo. Un Dios recto. Una enseñanza que lo hace parecer injusto puede ser un ataque a Su carácter. ¿Acaso Dios dotaría a una mujer para liderar y luego le diría que nunca lo hiciera? Si así fuera, Él sería injusto. Si Dios dota a una mujer para liderar y nosotros le decimos que nunca lo haga, somos nosotros quienes estamos siendo injustos.

Todo lo que necesitamos para refutar la idea de que el liderazgo es masculino es encontrar una sola mujer en la Biblia que haya sido una líder dotada. Una sola mujer, claramente dotada, ungida y llamada por Dios para liderar. Pero al mirar la Escritura, encontramos no una, sino varias, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento.

Débora fue tanto líder como profetisa. Era la jefa de estado, al igual que Samuel y otros profetas lo fueron en los días previos a que Israel tuviera rey. Además, dado que el cántico de alabanza que ella compuso es el capítulo 5 de Jueces, fue una de las personas movidas por el Espíritu Santo para hablar la Palabra de Dios, el texto sagrado de la Biblia.

Muchos años antes de Débora, hubo otra gran líder. Cuando Israel estaba naciendo como nación durante cuarenta años en el desierto, sus tres a cuatro millones de personas recibieron tres líderes: Moisés, Aarón y Miriam. Dios dijo: “Yo envié a Moisés para guiarlos, también a Aarón y a Miriam”. ¡Un tercio del liderazgo nacional del pueblo era femenino! No solo fue esto durante sus años formativos críticos, sino que además el pueblo enfrentaba incertidumbre y dificultades al cruzar un territorio hostil y desconocido. Las responsabilidades de Miriam, como las de sus dos hermanos, eran enormes.

El liderazgo no fue el único don que ejerció Miriam. Ella también fue profetisa y líder de adoración usando música y danza.

CAMPEONA DE MUCHOS

El Nuevo Testamento da varios ejemplos de mujeres líderes en la iglesia primitiva. En Romanos 16:1, Pablo dijo: “Les recomiendo a nuestra hermana Febe, diaconisa de la iglesia en Cencrea”. Este es un capítulo interesante, pues Pablo enumeró a muchos de sus colaboradores y compañeros de equipo. En el versículo uno, demostró un principio importante al recomendar a su colega Febe a la iglesia en Roma. Si no lo hubiera hecho, una persona inescrupulosa podría haberse presentado en Roma diciendo: “Soy de parte de Pablo. Confíen en mí. ¡Soy un líder!”. Había falsos profetas entonces también, lobos que depredaban a las ovejas con falsas doctrinas y vidas personales que no estaban a la altura. Así que Pablo envió una carta recomendando el liderazgo de Febe. Hizo lo mismo con Tito a la iglesia en Corinto.

Mira la palabra “diaconisa” en Romanos 16:1 describiendo el cargo de Febe. En griego es diakonos. Casi en todo el Nuevo Testamento, diakonos se traduce como “ministro”. La palabra se usaba para describir a un ministro del Evangelio. Febe fue una líder clave de la iglesia en Cencrea. ¿Por qué la palabra diakonos aquí se traduce como “sirvienta” en lugar de “ministra”, como se traduce en otros lugares al describir a líderes varones? Ambas traducciones son correctas. Sin embargo, la inconsistencia de los traductores refleja su propio sesgo, no las realidades bíblicas. No hay nada de malo en llamar a un pastor “siervo”. Jesús enseñó que todos debemos ser líderes siervos. Pero si diakonos aquí se traduce como “siervo”, también debería traducirse como “siervo” cuando describe a líderes varones.

Pablo siguió diciendo a la iglesia que recibiera a Febe “en el Señor, de una manera digna de los santos… porque ella ha sido protectora de muchos, incluso de mí mismo”. La palabra griega original para “protectora” era prostatis. Nuevamente, cuestiono la elección de traducir esta palabra como “ayudadora”. Los líderes ayudan a aquellos que lideran. Es parte de su rol. Pero Pablo estaba usando la palabra prostatis para describir el liderazgo excepcional de Febe.

Josefo, historiador judío que escribía en tiempos de Pablo, usó prostatis veinte veces en sus escritos. Él la usó para describir a César, el líder respetado y temido por todo el mundo conocido. Josefo dijo que César era prostatis del universo. ¿Alguien traduciría “César es el ayudador del universo”? ¡Por supuesto que no! “Señor” o “maestro” sería el significado natural.

La palabra prostatis tiene la connotación de alguien más fuerte que ayuda a alguien más débil. Un prostatis es alguien que actúa con autoridad. Pablo estaba diciendo que Febe era ese tipo de líder. Febe había sido campeona para muchos, incluido el mismo Pablo. Pablo estaba informando a la iglesia de Roma para que la recibieran de manera adecuada. Febe había brindado su cobertura —su liderazgo y protección— a muchos.

Junias fue otra mujer líder nombrada por Pablo, de quien dijo que era apóstol. En Romanos 16:7, Pablo dijo: “Saluden a Andrónico y a Junias, mis parientes y compañeros de prisión. Son muy estimados entre los apóstoles, y llegaron a estar en Cristo antes que yo”. El doctor Gordon Fee, profesor en Regent College (Canadá) y considerado por muchos estudiosos como la máxima autoridad en 1 Corintios, junto a otros eruditos, afirma que Junias era una mujer y una apóstol, tal como Pablo era un hombre y un apóstol.

DOCE DISCÍPULOS VARONES

Algunos han argumentado contra las mujeres líderes en la iglesia porque Jesús llamó a doce varones para ser Sus discípulos. Dicen que deberíamos seguir Su ejemplo y designar solo líderes varones en la iglesia. Si este argumento es válido, ¿por qué limitar la calificación solo al género? Jesús también seleccionó únicamente judíos, de una nación y una región —Galilea—. Todos ellos hablaban arameo. Entonces, ¿no deberíamos escoger solo líderes que sean varones judíos de Galilea que hablen arameo?

¿Por qué hubo tan pocas líderes mujeres registradas en la Escritura? Antes de la Caída, el 50 % del liderazgo era femenino. Pero ¿por qué Dios no elevó al menos a un 50 % de líderes mujeres después de eso? No lo sé. Solo sé que Dios es justo. Es Él quien designa líderes, por lo tanto, los números dependen de Él. Sin embargo, los humanos pueden resistirse a Su designación e ir contra Su voluntad. Quizás Él quiso más mujeres líderes, pero la dureza del corazón de los hombres lo impidió.

¿Por qué Jesús no llamó a una mujer o dos entre los doce? Tampoco lo sé. Jesús sí tuvo mujeres entre el grupo que viajaba y ministraba con Él. Tal vez no escogió a una mujer entre los doce por las creencias culturales profundamente arraigadas con las que ya estaba luchando. Para el tiempo de Cristo, los judíos en gran medida habían abandonado la igualdad de sexos que Dios les dio en Génesis 1–3. En cambio, se alinearon con la cultura predominante de griegos y romanos, que consideraban a las mujeres inferiores.

Jesús estableció una agenda bastante específica para Sus tres años de ministerio activo. Tampoco confrontó todos los demás prejuicios de Su época. Les dijo a Sus discípulos que tenía muchas otras cosas que enseñarles, pero que aún no estaban listos. Él dejó el paso revolucionario de llevar el Evangelio a los gentiles primero a Pedro, pero principalmente a Pablo. Y, como aprendimos en el capítulo anterior, Jesús no confrontó directamente la esclavitud. Socavó sus raíces, pero tristemente tomaría dieciocho siglos antes de que Sus seguidores estuvieran dispuestos a reconocerlo. A lo largo de la historia, parece que los prejuicios con implicaciones económicas tardan más y son más difíciles de romper culturalmente. Tanto la esclavitud como las cuestiones de género tienen repercusiones económicas en la sociedad.

Piensa en el mundo en el que vino Jesús. Los griegos y romanos creían que las mujeres eran inferiores, incluso subhumanas. Súmale a eso el menosprecio hacia las mujeres en la enseñanza rabínica, y podrás ver lo arriesgado que fue que Jesús se relacionara con mujeres como lo hizo. También debes admirar a Pablo, cuya aplicación de la enseñanza de Jesús lo llevó a liberar a mujeres líderes como Febe y Junias en la iglesia primitiva.

OTRAS GRANDES MUJERES LÍDERES

A lo largo de la historia, Dios ha usado a mujeres líderes, a menudo en momentos críticos. Catalina la Grande sacó a Rusia del feudalismo. Juana de Arco unió a las tropas desanimadas de Francia, llevando incluso a un temeroso delfín a la batalla y a la victoria. En el siglo XVI, la reina Isabel I logró terminar con la sangría de la persecución religiosa en Inglaterra mientras mantenía a raya a poderosos enemigos. Su largo reinado permitió una edad de oro de nuevas ideas y exploración.

En nuestros tiempos hemos visto a mujeres dotadas para liderar naciones. La democracia más populosa de la tierra, la India, fue dirigida por Indira Gandhi durante catorce años. Golda Meir asumió el mando en los días cruciales tras el renacimiento de Israel como nación. Margaret Thatcher, junto con Ronald Reagan, vio la victoria en la Guerra Fría. Corazón Aquino devolvió la confianza a los filipinos tras los desastrosos años de Marcos.

Ya que Dios puede usar a mujeres como líderes, también puede dotarlas para otros roles críticos. Veremos esto en el próximo capítulo.