Apocalipsis 13:11–18 retrata el tiempo del fin, cuando la sanación de la herida mortal de la bestia del mar lleva a la admiración de todo el mundo. Ahora el foco de la visión se desplaza al segundo de los aliados de Satanás en la crisis final, el principal responsable de sanar la herida mortal de la bestia del mar. Como en el caso de la primera bestia, Juan primero da una descripción general de la bestia (Apoc. 13:11), y luego pasa a describir sus actividades en el tiempo del fin (13:12–18):
11 “Vi otra bestia que subía de la tierra, y tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero, pero hablaba como dragón. 12 Ejerce toda la autoridad de la primera bestia en presencia de ella, y hace que la tierra y los que en ella habitan adoren a la primera bestia, cuya herida mortal fue sanada. 13 También hace grandes señales, de tal manera que aún hace descender fuego del cielo a la tierra delante de los hombres. 14 Y engaña a los moradores de la tierra con las señales que se le concedió hacer en presencia de la bestia, mandando a los moradores de la tierra que hagan una imagen de la bestia que recibió la herida de espada y revivió. 15 Se le concedió infundir aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen hablase e hiciese matar a todo el que no la adorase. 16 Y hace que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les ponga una marca en la mano derecha o en la frente, 17 y que ninguno pueda comprar ni vender, sino el que tenga la marca o el nombre de la bestia o el número de su nombre.
18 Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, calcule el número de la bestia, porque es número de hombre; y su número es seiscientos sesenta y seis.”
Descripción de la Bestia (13:11)
Juan ve a otra bestia aparecer en escena. El significado principal de la palabra griega allos es “otro del mismo tipo”. La palabra therion denota una bestia salvaje—es la misma palabra usada para la primera bestia que surgió del mar. Estas dos palabras juntas muestran que el poder terrenal aquí introducido es del mismo tipo que el anterior.
Sin embargo, hay contrastes evidentes entre estas dos bestias. Mientras que la primera surgió del mar, esta surge de la tierra. Cuando se mencionan juntas en Apocalipsis, tierra y mar representan toda la tierra (cf. Apoc. 10:2). El hecho de que uno de los aliados de Satanás surja del mar y el otro de la tierra señala el alcance mundial de las actividades de Satanás en el tiempo del fin. Esto trae a la mente la declaración oída en la expulsión de Satanás del cielo: “¡Ay de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo” (12:12).
La referencia a tierra y mar en Apocalipsis 13 también tiene un significado adicional. La primera bestia surgió del mar, es decir, de las turbulentas condiciones sociales y políticas del mundo, tras la caída del Imperio Romano. La segunda bestia viene de la tierra. Esta es la misma tierra que en Apocalipsis 12:14–16 salvó a la mujer (la iglesia) de las aguas desbordadas del dragón al concluir el período profético de 1.260 años. Esto muestra que el poder representado por la bestia de la tierra aparece en un territorio favorable a la iglesia, en algún momento posterior al período medieval.
Mientras que la primera bestia (del mar) tenía una larga historia, la segunda (de la tierra) es un nuevo actor en la escena. No se menciona historial alguno de sus actividades. Surge al poder mundial después de que la bestia del mar recibe la herida mortal. Como la bestia del mar recibió la herida mortal durante la Revolución Francesa, la bestia de la tierra aparece en la escena mundial después de eso. Así, la bestia de la tierra funciona como un poder mundial exclusivamente de los tiempos finales.
Además, mientras la primera bestia tenía una apariencia aterradora, la segunda, en contraste, tiene una apariencia inofensiva. Es semejante a un cordero; en su cabeza tiene dos cuernos semejantes a los de un cordero, en contraste con la bestia del mar que tiene diez cuernos monstruosos. El cordero en Apocalipsis es un símbolo exclusivo de Cristo. Esto muestra que este poder del tiempo del fin tiene una apariencia semejante a Cristo y es amistoso hacia el pueblo de Dios.
Sin embargo, el texto muestra que este poder semejante a un cordero manifiesta el espíritu satánico; habla como dragón. Hablar como dragón hace referencia al lenguaje engañoso y seductor de la serpiente en el Edén (Gén. 3:1–5). Así como los profetas son la boca de Dios, este poder del fin es la boca de Satanás. Los falsos profetas en la Biblia reclaman ser representantes de Dios con un mensaje divino, pero alejan al pueblo de Dios. La frase “hablaba como dragón” se desarrolla en Apocalipsis 13:12–17, que describe a la bestia semejante al cordero como instrumental en inducir al mundo entero a adorar a la primera bestia que recibió la herida mortal.
¿Qué poder en el mundo representa esta bestia semejante a un cordero? Solo hay un poder mundial que apareció en la historia en el período posmedieval y que encaja con la descripción: los Estados Unidos protestantes. Apocalipsis 13 muestra que los Estados Unidos de América, que en el período posmedieval ofrecieron protección y un refugio seguro a la iglesia, jugarán un papel clave en los eventos del tiempo del fin.
Actividades de la Bestia (13:12–13)
Habiendo identificado a la bestia de la tierra, Juan el Revelador pasa ahora a describir sus actividades. Aquí hay un cambio de tiempos verbales del pasado al presente, llevándonos a los días finales de la historia de este mundo. La bestia comienza a ejercer “toda la autoridad de la primera bestia en presencia de ella” (Apoc. 13:12). Este poder terrenal del tiempo del fin es la verdadera parodia del Espíritu Santo. Según el Evangelio de Juan, el propósito del Espíritu Santo es ejercer la autoridad de Cristo, señalando a las personas hacia Cristo (Juan 15:26; 16:13–14). De la misma manera, la bestia de la tierra ejerce toda la autoridad de la bestia del mar, señalando a las personas hacia ella.
La “autoridad de la primera bestia” se refiere al poder coercitivo que la iglesia medieval ejerció durante el período profético de cuarenta y dos meses (Apoc. 13:5–8), imponiendo a la gente doctrinas y prácticas contrarias a las enseñanzas de la Biblia. Quien no aceptaba las enseñanzas de la iglesia establecida sufría persecución y martirio.
Al ejercer esta autoridad medieval, la bestia de la tierra hará que la gente en el mundo “adore a la primera bestia, cuya herida mortal fue sanada” (Apoc. 13:12). Al hacer esto, la bestia está falsificando al Espíritu Santo, cuyo papel es dirigir la adoración a Cristo. El texto muestra que hacer que los habitantes de la tierra adoren a la primera bestia tiene que ver con la sanación de su herida mortal; esto apunta a algún tipo de actividades de la bestia de la tierra durante el tiempo del fin para persuadir al mundo de adorar a la bestia del mar.
¿Cómo logrará esto la bestia de la tierra? Como muestra el texto, en una fase inicial, esto se logrará mediante señales milagrosas para persuadir a la gente (Apoc. 13:13–14), mientras que en la fase final será por coerción (13:15–17). La profecía describe a la bestia realizando señales milagrosas con las que engaña a las naciones de la tierra (13:13). De manera similar, Pablo predijo que las actividades de Satanás en el tiempo del fin estarían acompañadas por todo tipo de “poder, señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden” (2 Tes. 2:9–10). Así como mediante señales milagrosas el Espíritu Santo convenció a las personas de aceptar a Jesucristo y adorarlo, este falso Espíritu Santo engaña a la gente mediante señales y milagros engañosos que los persuaden a adorar a la bestia del mar.
La mayor de las señales realizadas es hacer descender fuego del cielo (13:13). Esto recuerda al fuego que el profeta Elías hizo descender del cielo, demostrando que Yahvé era el verdadero Dios de Israel y el único digno de adoración (1 Reyes 18:38). Así, la bestia semejante a un cordero imita el papel profético de Elías. En el resto de Apocalipsis, se la llama el falso profeta, que hace milagros en favor de la bestia del mar (Apoc. 19:20). Por medio de estos milagros engañosos, induce a la gente a adorar a la bestia del mar. La Biblia advierte sobre falsos profetas que realizan señales y milagros para apartar al pueblo de Dios hacia otros dioses (Deut. 13:1–3).
El hecho de que la bestia haga descender fuego del cielo también falsifica el día de Pentecostés, cuando lenguas de fuego descendieron del cielo sobre los discípulos (Hech. 2:3). Todo esto muestra que hacer descender fuego del cielo está diseñado para falsificar el poder de Dios y engañar a la gente, persuadiéndola de que estos milagros son manifestaciones del poder divino.
La Imagen de la Bestia (13:14–15)
La sanación de la herida mortal de la bestia del mar tendrá lugar cuando el sistema religioso medieval sea restaurado. La profecía muestra que la bestia de la tierra desempeñará un papel clave en este proceso. Juan prosigue explicando cómo sucederá esto.
Mediante señales milagrosas, la bestia de la tierra engaña a la gente del mundo. La gente aceptará estos milagros engañosos como manifestaciones del poder divino, principalmente debido a la apariencia semejante a la de un cordero de la bestia. Sin embargo, la verdadera naturaleza de la bestia se manifiesta en su hablar como dragón. La bestia persuadirá a la gente del mundo a hacer una imagen de la bestia que recibió la herida mortal. Una imagen es una copia de una realidad. La profecía muestra que los poderes del mundo serán seducidos a crear un sistema de religión estatal, semejante al de la Edad Media. Cuando los poderes civiles y políticos se unan a las principales organizaciones religiosas para imponer una religión sobre la gente, formarán la imagen de la bestia.
Sin embargo, como muestra el Antiguo Testamento, las imágenes carecen de vida (Sal. 135:15–17). Así que aquí la bestia de la tierra juega un papel decisivo: da aliento a la imagen de la bestia, haciéndola viva. Esta descripción de infundir aliento a la imagen recuerda a Génesis 2:7, donde, después de haber creado al hombre a su imagen, Dios sopló aliento de vida en él, capacitándolo para funcionar. De igual manera, la bestia de la tierra da vida a la imagen de la bestia del mar, capacitándola para funcionar. Al usar milagros engañosos y el poder político para imponer sus demandas de adoración popular, la bestia de la tierra persuadirá a la gente del mundo a reconocer la autoridad de la bestia del mar y rendirle su lealtad.
Toda esta escena refleja Daniel 3, que describe al rey Nabucodonosor ordenando a la gente de su reino, bajo amenaza de muerte, que adorara la estatua de oro que había levantado. Así como en tiempos de Daniel la adoración de la estatua de oro fue impuesta por decreto legislativo, también en el tiempo del fin la exigencia de la adoración popular será apoyada por el poder civil, forzando a toda la tierra a adorar a la bestia del mar.
Apocalipsis 13 indica aquí que los Estados Unidos protestantes tendrán el papel principal en sanar la herida mortal de la bestia del mar. Nos dice que el sistema religio-político que Satanás usó durante la Edad Media se levantará de nuevo en los últimos días de la historia de esta tierra para conquistar y controlar la adoración y la conciencia de la humanidad. Esta profecía apunta al resurgimiento de la intolerancia medieval en el tiempo del fin (Apoc. 13:15). La bestia semejante a un cordero se pondrá del lado de la bestia del mar para establecer una unión religiosa e imponer una institución que caracterizó al cristianismo medieval tanto en Europa Occidental como en el hemisferio oriental. El impacto de la bestia de la tierra será mundial.
La Marca de la Bestia (13:16–17)
Aquellos que cedan a la presión ejercida por esta institución recibirán una marca con el nombre de la bestia en su mano derecha o en su frente (Apoc. 13:16). Todas las clases de la sociedad humana son obligadas a recibir la marca de la bestia. Recibir la marca de la bestia significa pertenecer a la bestia y adorarla. La marca de la bestia es, por tanto, la antítesis del sello de Dios (14:1). Así como el sello identifica a los que pertenecen a Dios, la marca de la bestia identifica a los que pertenecen a la bestia y la adoran.
Mientras que el sellamiento significa la presencia activa del Espíritu Santo en los corazones humanos (Efe. 1:13–14; 4:30), la marca de la bestia falsifica la obra del Espíritu Santo. Las personas con la marca de la bestia han sido incorporadas a este sistema religioso, y sirven a este con sus mentes y corazones—unos de manera voluntaria, otros de manera forzada.
Colocar la marca en la mano derecha o en la frente evoca Deuteronomio 6:8, donde Moisés instruyó a los israelitas a atar la ley de Dios como señal en sus manos o en sus frentes—mandato que los judíos han tomado literalmente al usar filacterias para mostrar su pertenencia y obediencia a Dios. Esto sugiere que la marca en la frente tiene que ver con imprimir la ley de Dios en la mente y en la conducta de su pueblo. En contraste, recibir la marca de la bestia en la mano derecha o en la frente representa rechazar el mandamiento de Dios—el intercambio de la obediencia a Dios por la obediencia a la bestia.
Apocalipsis muestra que los temas centrales en la crisis final serán la adoración y la obediencia a Dios mediante el cumplimiento de sus mandamientos (Apoc. 14:12). El mundo entero se dividirá en dos campos: los que adoran a Dios y los que adoran a la bestia. Mientras que los verdaderos adoradores de Dios se caracterizan por guardar sus mandamientos (12:17; 14:12), los adoradores de la bestia se caracterizan por su negativa a guardar los mandamientos de Dios.
Apocalipsis muestra que los primeros cuatro mandamientos del Decálogo—aquellos que conciernen a la relación de una persona con Dios y la adoración—se convertirán en la norma de lealtad a Dios en la crisis final. Las actividades de Satanás en el tiempo del fin se presentan en el libro como un ataque bien planificado contra estos cuatro mandamientos:
- La exigencia de adoración por parte de la bestia del mar (Apoc. 13:15) es un ataque directo al primer mandamiento: “No tendrás dioses ajenos delante de mí.”
- La bestia de la tierra levanta una imagen de la bestia del mar para ser adorada (13:14–15), lo cual es un ataque directo al segundo mandamiento: “No te harás imagen. … No las adorarás ni las servirás.”
- La blasfemia de la bestia contra Dios (13:5–6) es un ataque directo al tercer mandamiento: “No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano.”
- La marca de la bestia (13:16–17) es un ataque directo al cuarto mandamiento: “Acuérdate del día de reposo para santificarlo.”
Apocalipsis 14:6–12 indica claramente que el mandamiento del sábado, en particular, será la prueba decisiva de la fidelidad y obediencia a Dios. El llamado de los mensajes de los tres ángeles a adorar y obedecer al verdadero Dios en lugar de adorar a la bestia y recibir su marca se hace claramente en el contexto del mandamiento del sábado (Apoc. 14:7; 14:9). El sábado en la Biblia concierne a la adoración adecuada y a la relación con Dios. Así como el sábado es la señal distintiva de la obediencia del pueblo fiel de Dios, también la marca de la bestia es la señal de obediencia a la bestia (cf. Éx. 31:12–17; Ez. 20:12, 20). La marca de la bestia, por tanto, sustituye los mandamientos humanos por los mandamientos de Dios. La evidencia más obvia de esto es sustituir el falso sábado establecido por los hombres—es decir, el domingo, el primer día de la semana—por el sábado del séptimo día.
Sin embargo, la observancia del domingo en sí misma no significa tener la marca de la bestia. Guardar el domingo se convertirá en “la marca de la bestia” solo cuando la gente tenga una comprensión clara de los asuntos implicados al elegir un día de adoración. Ese tiempo aún está por venir en el futuro. En el presente, los seguidores de Cristo no deben señalar a ningún individuo o grupo como poseedor de la marca de la bestia. Guardar el domingo hoy no condena a ninguna persona, así como guardar el sábado no hace a nadie un cristiano genuino. Sin embargo, llegará el tiempo en que la marca de la bestia se convertirá en el asunto central. En ese momento, cada persona en el mundo tendrá que tomar posición a favor o en contra de Dios.
Apocalipsis no explica cómo será la marca de la bestia ni cómo será aplicada exactamente. Recuerda que, como en cualquier profecía no cumplida, la marca de la bestia se entenderá en el momento de su cumplimiento. Aunque está claro que la marca de la bestia no es una señal visible en las personas, debemos esperar su realización final. Elena de White señala que, con respecto a la marca de la bestia, mucho “aún no se entiende ni se entenderá hasta el desenrollar del rollo.”
Apocalipsis 13:17 muestra que el clímax del drama final incluye sanciones económicas contra quienes se nieguen a adorar la imagen de la bestia (Apoc. 13:17). La gente del mundo será engañada por las actividades demoníacas (16:13–14). Negarse a adorar a la bestia será tratado como un acto de deslealtad, con pena de muerte. Todo esto es resultado del antiguo deseo de Satanás de ser el único dueño de este mundo—algo que no puede lograr mientras existan quienes rehúsen reconocer su dominio. Sin embargo, este escenario concluirá con la venida de Cristo con poder y gloria. Él derrotará a la liga satánica trinitaria y a sus fuerzas, y defenderá a su pueblo fiel, llevándolos a su patria eterna (19:11–21; Dan. 12:1).
El Número 666 (13:18)
Apocalipsis 13 concluye con un llamado al lector a calcular el número de la bestia, que es 666. Para esto, se necesita una sabiduría y entendimiento especiales. La sabiduría aquí no se refiere a una capacidad intelectual brillante, sino al discernimiento divino impartido por el Espíritu Santo. “Porque Jehová da la sabiduría”, escribió Salomón; “de su boca vienen el conocimiento y la inteligencia” (Prov. 2:6; cf. Dan. 2:21). Santiago nos dice que si pedimos a Dios sabiduría, Él la dará generosamente (Sant. 1:5).
La referencia a la sabiduría y al entendimiento en Apocalipsis 13:18 apunta claramente a Daniel 12. Allí, a Daniel se le dijo que sellara su libro—la parte que describía la persecución del pueblo de Dios—hasta el tiempo del fin, cuando sería desellado. Los sabios comprenderán esas profecías y serán “purificados, emblanquecidos y refinados; mas los impíos procederán impíamente, y ninguno de los impíos entenderá” (Dan. 12:10).
Apocalipsis 13:18 refleja este pasaje de Daniel. El pueblo de Dios en el tiempo del fin necesitará la sabiduría impartida por Dios para discernir el carácter engañoso de la bestia y para ser protegidos del engaño final (cf. Apoc. 17:9). Sin embargo, todos los que carezcan de esta sabiduría se convertirán en víctimas del engaño del fin (cf. 2 Tes. 2:10–12; Apoc. 13:8).
Vicarius Filii Dei
A lo largo de la historia cristiana, se han hecho muchos intentos para determinar la identidad detrás del número 666. Un método popular ha consistido en el uso de la gematría, una técnica en la que las letras del alfabeto se asocian con números. Antes de la invención de los números arábigos, las letras de los alfabetos hebreo, griego y romano tenían valores numéricos. Por ejemplo, la A representaba el 1, la B el 2, la C el 3, etc. Usando la gematría, los números de un nombre o título se sumaban para dar 666. Como resultado, se han propuesto muchas interpretaciones diferentes. Casi cada generación de cristianos ha aplicado el número 666 a su propio tiempo.
En el siglo XVII, el erudito clásico alemán Andreas Helwig aplicó el valor numérico del 666 a la inscripción latina vicarivs filii dei (en inglés Vicarius Filii Dei, que significa “Vicario del Hijo de Dios”), suponiendo que era el título del papado. Uriah Smith popularizó esta visión entre los adventistas en su comentario sobre Apocalipsis, afirmando además que el título estaba inscrito en una corona papal. Es interesante que Elena de White nunca se refirió a Vicarius Filii Dei en sus escritos para interpretar el 666, aunque claramente identificó a la bestia de Apocalipsis y su número con el papado.
Aplicar la frase latina vicarivs filii dei al 666 es problemático por varias razones. Primero, no hay evidencia documentada, a pesar de las afirmaciones, de que la frase haya aparecido alguna vez en la tiara o mitra papal. Aunque en el pasado algunos papas fueron ocasionalmente referidos como Vicarius Filii Dei, no hay evidencia de que este haya sido jamás un título oficial papal. Segundo, en ninguna parte de Apocalipsis se usa la gematría como método de cálculo. Los números en Apocalipsis regularmente tienen significados simbólicos. Cuando, por ejemplo, en el pasaje siguiente (Apoc. 14:3) se describe a los 144.000 con el nombre de Dios en sus frentes, esto no requiere un cálculo matemático, sino una comprensión espiritual del nombre.
Tercero, el texto no especifica el idioma en que está escrito el nombre de la bestia. En Apocalipsis, cuando un nombre tiene un significado especial, regularmente se especifica si está escrito “en hebreo” (9:11; 16:16) o “en griego” (9:11). El latín no se usa en Apocalipsis, y no hay indicación de que el 666 deba descifrarse en ese idioma. Si el significado del nombre de la bestia debía calcularse usando el valor numérico de sus letras, el idioma habría sido especificado, como ocurre en todos los demás casos del libro.
Cuarto, Apocalipsis 13 muestra claramente que el número 666 se aplica exclusivamente al tiempo del fin, no antes. El número se identifica con la bestia del mar después de la sanación de su herida mortal, y durante el tiempo en que la bestia semejante a un cordero hace que los habitantes de la tierra reciban la marca de la bestia, que consiste en su nombre o en su número. El pueblo de Dios es llamado a entender el significado de este número, para percibir la verdadera naturaleza de la bestia y evitar ser engañados por ella. Aplicar el 666 a figuras históricas particulares o a la inscripción latina medieval vicarivs filii dei no encaja con el contexto del tiempo del fin, en el que los adoradores de la bestia recibirán la marca de la bestia.
Significado del Número 666
Entonces, ¿cuál es el significado del número 666? Apocalipsis define el 666 como un número humano. La frase griega arithmos anthropou puede traducirse como “el número de un hombre” o “el número de la humanidad”. Es obvio que aquí es cierto este último significado. Es similar a Apocalipsis 22:17, donde metron anthropou claramente significa “medida humana”. La bestia de Apocalipsis 13 no se refiere a una persona específica que aparecerá en el tiempo del fin; más bien, el capítulo se refiere a un sistema religio-político que se opone a Dios.
La mejor manera de entender el 666 es desde una perspectiva espiritual. El número siete en la Biblia es el número divino que expresa la perfección de Dios. Al ser uno menos que siete, el seis representa a la humanidad quedándose corta de la perfección divina. Esto se basa en el hecho de que los seres humanos fueron creados en el sexto día—un día antes de la finalización de la semana completa de siete días. Los seres humanos encuentran su propósito solo en el número siete al reconocer a Dios como su Creador y Redentor.
Así, el 666 se refiere a la humanidad aparte de Dios. Este entendimiento se afirma además en 1 Reyes 10:14, el único otro texto de la Biblia que menciona el 666. Declara que la renta anual del rey Salomón era de seiscientos sesenta y seis talentos de oro. El rey Salomón fue en un tiempo fiel a Dios. Sin embargo, inmediatamente después de esta declaración, se apartó de Dios cuando comenzó a acumular oro en su palacio, a multiplicar carros y jinetes, y a tomar para sí muchas esposas extranjeras. Esto fue claramente una violación de la instrucción de Dios a los reyes de Israel, registrada en Deuteronomio 17:16–17. El propósito de esta ley era evitar que los reyes de Israel se llenaran de orgullo y se exaltaran por encima de sus hermanos (Deut. 17:20).
Al desobedecer la instrucción divina, el rey Salomón se apartó completamente de Dios, se llenó de orgullo y arrogancia, y sirvió a imágenes de otros dioses, desviando a su pueblo de Dios. Así, el 666 expresaba la suma de todos sus logros y éxitos aparte de Dios. Salomón se acreditaba a sí mismo, en lugar de a Dios, por todas sus riquezas y prosperidad. Incluso el templo que edificó para la gloria de Dios se convirtió en un símbolo de su propio orgullo y arrogancia.
A la luz de este trasfondo del Antiguo Testamento, el número de la bestia en Apocalipsis 13 se refiere al sistema humano que se ha apartado de Dios y está al servicio de Satanás. Como tal, este sistema rebelde se opone a Dios, se exalta por encima de Él y reclama títulos y prerrogativas divinas. Exige la adoración de la humanidad en lugar de Cristo (Apoc. 13:6–8; cf. 2 Tes. 2:4). Como se indicó anteriormente, esto es una clara referencia al cristianismo apóstata que, como Salomón, fue en un tiempo fiel a Dios, pero que finalmente se apartó de Él. En el tiempo del fin, este sistema, también como Salomón, apartará a la gente de Dios hacia el lado de Satanás y perseguirá a los que permanezcan fieles a Dios y guarden sus mandamientos (Apoc. 13:15).
El Número de Babilonia
Es significativo que el 666 se refiera a la bestia del mar en asociación con la bestia semejante a un cordero y el dragón. El número 666 consiste en un triple seis, expresado en griego como hexakosioi hexekonta hex. Este triple seis (Gr. hex) identifica a la liga satánica trinitaria—el dragón, la bestia del mar y la bestia de la tierra—como la falsificación de la Trinidad de Dios especificada en Apocalipsis 1:4–6. Esta tríada satánica comprende el sistema religioso del tiempo del fin llamado Babilonia, siguiendo a la antigua Babilonia del Antiguo Testamento—el poder terrenal que se oponía a la religión del Dios verdadero y trataba de controlar el mundo. Desde su origen, Babilonia fue la encarnación del poder impío en oposición a Dios. En Isaías 14:12–14, el rey de Babilonia es un símbolo de Lucifer y de su conducta.
El significado del 666 se encuentra en el hecho de que el seis es el número de Babilonia. El antiguo sistema de numeración babilónico estaba basado en el sistema sexagesimal, que clasificaba los números por seis y por sesenta. Todavía usamos la medida babilónica para los ángulos (90, 180 y 360 grados) y para el tiempo (sesenta segundos, sesenta minutos y veinticuatro horas). Además, el número seis en Babilonia tenía un significado religioso; era el número de los dioses principales en el panteón babilónico. Esto explica por qué la estatua del rey Nabucodonosor medía sesenta codos de alto y seis codos de ancho (Dan. 3:1).
Gran parte del lenguaje en Apocalipsis 13:14–18 evoca a Daniel 3, donde Nabucodonosor impuso la adoración de la imagen sobre el pueblo: la imagen, el número seis, la adoración de la imagen, la amenaza de muerte y la universalidad de la escena (Dan. 3:1–6). Se hace evidente que Daniel 3 es el trasfondo de la escena en Apocalipsis 13:14–18. Apocalipsis 13 nos dice que la historia de Daniel 3 se repetirá en el tiempo del fin a escala mundial. La gente tendrá que tomar una decisión: adorar la imagen o permanecer fiel a Dios.
Este es el contexto que define el significado teológico del 666 como el número babilónico—el número de la humanidad rebelde—en Apocalipsis. Este número se refiere al sistema del tiempo del fin que hará que la humanidad se ponga del lado de Satanás y adore a la bestia cuya herida fue sanada. Todos los que reciban la marca de la bestia se pondrán del lado de ese sistema que, como la Babilonia antigua, se exalta sobre Dios y trata de ocupar el lugar de Dios en el mundo (cf. 2 Tes. 2:3–4).
Pero este sistema no es más que una institución humana que falsifica a Dios pero se queda corta de su carácter divino. El mensaje de Dios a este sistema es el mismo que fue dirigido al rey de Tiro en el Antiguo Testamento, quien reclamaba ser Dios: “Tú eres hombre y no Dios” (Ez. 28:9). Tal identificación de este poder y sistema anticristo del tiempo del fin requiere sabiduría y discernimiento divinos, más que astucia intelectual o cálculos humanos.