La visión de las siete trompetas es uno de los temas que más perplejidad causa en el libro del Apocalipsis y en todo el Nuevo Testamento. Antes de examinar cada una de las trompetas en detalle, es necesario analizar algunas preguntas de tipo general. ¿De qué tratan las siete trompetas? ¿Cuál es la naturaleza de las trompetas en la Biblia? ¿Cuándo es el tiempo en que se tocan las siete trompetas? A fin de proporcionar respuestas adecuadas, analizaremos estas preguntas a la luz de los conceptos tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento acerca del tocar las trompetas en relación con el pueblo de Dios.
La Naturaleza Del Toque De Las Siete Trompetas
Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, el tocar las trompetas simboliza “la intervención de Dios en la historia”.1 En el Antiguo Testamento, la vida del antiguo Israel está estrechamente conectado con el toque de las trompetas. Por ejemplo, un toque de trompeta podía ser el llamado a la batalla (Juec. 3:27; 6:34; Jer. 51:27), un anuncio en la coronación de un rey israelita (2 Sam. 15:10; 1 Rey. 1:34, 39; 2 Rey. 9:13; 11:14), un llamado para que el pueblo se reúna (Núm. 10:2–7; 1 Sam. 13:3–4; Neh. 4:20; Joel 2:15–16), y una advertencia de un peligro cercano (Jer. 4:5, 19–21; 6:1–17; Eze. 33:3–6; Amós 3:6).
Sin embargo, en la mayoría de los casos en el Antiguo Testamento, se usaron las trompetas en relación con la liturgia del templo y las guerras santas (Lev. 25:9; Núm. 10:9–10; Jos. 6:4–20). Usadas en el servicio ritual religioso, tocar las trompetas también era “una parte de la organización [de Israel] como el ejército del Señor en gira de servicio”2 (Núm. 31:6; 2 Crón. 13:12–15; 29:26–28; Esd. 3:10). El texto clave del Antiguo Testamento para el significado de las trompetas es Números 10:8–10:
Y los hijos de Aarón, los sacerdotes, tocarán las trompetas; y las tendréis por estatuto perpetuo por vuestras generaciones. Y cuando saliereis a la guerra en vuestra tierra contra el enemigo que os molestare, tocaréis alarma con las trompetas; y seréis recordados por Jehová vuestro Dios, y seréis salvos de vuestros enemigos. Y en el día de vuestra alegría, y en vuestras solemnidades, y en los principios de vuestros meses, tocaréis las trompetas sobre vuestros holocaustos, y sobre los sacrificios de paz, y os serán por memoria delante de vuestro Dios. Yo Jehová vuestro Dios. (la cursiva fue añadida).
Como lo indica este texto, las trompetas eran instrumentos sagrados y, como regla, solo los sacerdotes las tocaban para pedir a Dios que recordara a su pueblo. O, es mejor decir que proporcionaban a Israel la seguridad de que Dios los recordaba cuando sus adversarios los atacaban y que él los protegería y los libraría. “Tocaréis alarma con las trompetas; y seréis recordados por Jehová vuestro Dios, y seréis salvos de vuestros enemigos” (Núm. 9:10; la cursiva fue añadida; cf. 2 Crón. 13:14–15). Sea que buscaran el perdón de los pecados en el santuario, o pelearan contra los enemigos, los sacerdotes tocaban las trompetas. Dios respondía recordando a su pueblo, perdonando sus pecados, y librándolos de sus adversarios que los habían hostigado perversamente. Este concepto de “recordar” delante de Dios es vital para comprender el significado teológico de las siete trompetas en Apocalipsis 8–9.
Los toques de trompetas en el Antiguo Testamento indicaban la aparición de Dios en relación con los eventos más importantes de la historia de Israel. Al dar la ley en Sinaí, los israelitas experimentaron truenos y relámpagos, una densa nube sobre el monte, y “un sonido de bocina [trompeta, NVI]” (Éxo. 19:16; 20:18). El fuerte sonido de trompetas provocó la destrucción de Jericó (Jos. 6:4–16). Este sonido de trompeta es una parte integral del concepto del Día de Jehová en el Antiguo Testamento. “Acontecerá también en aquel día que se tocará con gran trompeta” y se llamará a los exiliados esparcidos entre las naciones para adorar a Dios en Jerusalén (Isa. 27:13). Un toque de trompeta anunciará la cercanía del Día de Jehová (Joel 2:1; Sof. 1:16). En aquel día, “Jehová el Señor tocará trompeta, e irá entre torbellinos del austro” (Zac. 9:14).
Este concepto continúa en el Nuevo Testamento. Fuera de Apocalipsis 8–11, se asocian las trompetas con la aparición e intervención de Dios en el tiempo del fin. En su sermón del monte de los Olivos, Jesús habló de la gran voz de trompeta cuando los elegidos se reúnan (Mat. 24:31). Pablo habló del día cuando a la final trompeta lo corruptible se vista de incorrupción (1 Cor. 15:51–53). Un toque de trompeta muy fuerte acompañará la segunda venida de Jesús (1 Tes. 4:16–17). En el libro del Apocalipsis, el toque de trompetas es una señal de la aparición de Dios en la persona de Cristo (1:10; 4:1).
La visión del toque de las siete trompetas de Apocalipsis 8–11 debería comprenderse ante los trasfondos del Antiguo y del Nuevo Testamento. En otras palabras, el tocar las siete trompetas es una serie de intervenciones de Dios en respuesta a las oraciones de su pueblo. A fin de explicar esto, es necesario recordar la escena de la apertura del quinto sello, en el que los santos martirizados debajo del altar suplican a Dios venganza y juicio: “¿Hasta cuándo, oh Señor, santo y verdadero, no juzgarás y vengarás nuestra sangre sobre los que moran en la tierra?” (6:10; la cursiva fue añadida). Sus oraciones no están deseando una venganza, sino son una súplica de justicia y liberación.3 Como muestra Apocalipsis 8:2–5, Dios escucha las oraciones de los santos.
Después de eso, Juan observa los siete ángeles de pie ante el trono de Dios para recibir siete trompetas. Su misión es anunciar una nueva serie de ayes que se envían a la tierra. Después Juan ve otro ángel que toma el incensario de oro con incienso mezclado con las oraciones de los santos, y el ángel lo llena con fuego del altar. Entonces lo arroja a la tierra, y siguieron “truenos, y voces, y relámpagos, y un terremoto” (Apoc. 8:5). Luego, uno tras otro, los siete ángeles tocan sus trompetas. Dios recuerda a los santos. Las siete trompetas son evidentemente la respuesta de Dios al sufrimiento de su pueblo. La ira de Dios enciende juicios sobre los que los oprimieron. Apocalipsis 8:13 declara claramente que las trompetas son para “los que moran en la tierra”, y vincula los juicios de las trompetas con las oraciones de los santos en Apocalipsis 6:10. Los objetos de ambos textos son claramente “los que moran en la tierra”.
El texto indica que aun cuando sean catastróficas en su naturaleza, las siete trompetas no son calamidades o desastres naturales. Más bien son una manifestación de la presencia y la realidad del Dios Todopoderoso en la historia. Ellas revelan la reacción de Dios a la injusticia y el daño que hicieron a su pueblo. Por extrañas que parezcan, las plagas de las siete trompetas están bajo el control del que murió en la cruz del Calvario y reina en los lugares celestiales sobre el universo. Jesucristo es el Señor de la historia, y está en el control total de los poderes de este mundo que vilmente oprimieron a su pueblo. El que estudia las siete trompetas, una por una, todavía puede ver y sentir la presencia del Dios del pacto con su pueblo.
Como se mostró antes, la escena de la apertura de los siete sellos se ocupa del progreso de la predicación del evangelio al mundo, y de los que lo rechazan. Los eventos provocados por la apertura sucesiva de los siete sellos afectan a los que profesan ser el pueblo de Dios, pero son infieles y desleales. Con respecto a los ayes de las siete trompetas, Juan deja bien claro que no están dirigidos contra la humanidad en general sino solo contra los que no tienen “el sello de Dios en sus frentes” (Apoc. 9:4) y que en otras partes del libro se indican como “los que moran en la tierra” (6:10; 8:13; 11:10; 13:8, 14; 17:2). Estos son los que fueron hostiles al evangelio y persiguieron y oprimieron al pueblo fiel de Dios.
Así, las plagas de las siete trompetas se refieren exclusivamente a quienes no tienen el sello de Dios en sus frentes. Los que están del lado de Dios evidentemente no serán afectados por las plagas de las trompetas. Pueden tener que compartir el sufrimiento de los malvados, pero Dios prometió librarlos en medio de las pruebas más bien que de ellas. Tienen una fuerte certeza de la presencia de Dios con ellos en el tiempo de prueba. El Dios Todopoderoso oye sus oraciones y los cuida mientras trata con sus opresores.
Por lo tanto, es muy apropiado concluir que Apocalipsis 8–11 es la representación del trato de Dios con diferentes movimientos y fuerzas en la historia que han perseguido y dañado malignamente a su pueblo. Los juicios simbólicamente presentados en las plagas de las siete trompetas, son la respuesta de Dios al sufrimiento de sus santos y a su ruego: “¿Hasta cuándo no juzgarás y vengarás nuestra sangre sobre los que moran en la tierra?” (Apoc. 6:10). El mensaje del toque de las siete trompetas es claro e inequívoco: “¡No demasiado! Dios ya está juzgando a los enemigos de su pueblo”. Como indica Apocalipsis 16, viene el día cuando los juicios completos se derramarán sobre los malvados, de los cuales las plagas de las siete trompetas son solo un anticipo.
La escena del toque de las siete trompetas en Apocalipsis 8–11 también tiene un aspecto redentor. Si la serie de siete sellos designaba los períodos continuados en los que Dios condujo a su pueblo a través del proceso de vencer, entonces, a la luz del capítulo 7 y del 9:4, podemos concluir que Apocalipsis 6 representa el proceso del sellamiento que corre a través de la era cristiana, desde la cruz hasta la Segunda Venida. Los eventos en la apertura de los sellos tenían el propósito de despertar a los que profesan seguir a Cristo y llevarlos al arrepentimiento. Vimos antes, que el sellamiento en el Nuevo Testamento se refiere a la obra del Espíritu Santo en los corazones de las personas (2 Cor. 1:22; Efe. 1:13; 4:30). Su obra los conduce a una relación con Dios, quien los acepta y los reconoce como su propia posesión (2 Tim. 2:19). De esto se trata el sellamiento. Es el proceso por el cual Dios ayuda a su pueblo a ser vencedores del pecado. El sellamiento de Apocalipsis 7 es claramente el cierre del final del sellamiento sobre la tierra,4 después de lo cual la predicación del evangelio se habrá completado y la gracia ya no estará disponible.
Por otro lado, como observamos arriba, los ayes de las siete trompetas describen juicios sobre los que han rechazado el evangelio y no han recibido el sello de Dios en sus frentes. En otras palabras, estas personas rechazaron el poder transformador del Espíritu Santo sobre sus corazones y la oportunidad de ser reconocidos y aceptados por Dios. En cambio, eligieron ser enemigos de Dios y opresores de su pueblo. Sin embargo, como declara León Morris, “la maldad humana no pasa sin ser advertida en el cielo”.5 Los impíos experimentan los juicios de Dios en las plagas de las siete trompetas, que son en realidad los anticipos de las plagas finales de Apocalipsis 16 y el juicio final como se describe en Apocalipsis 20.
Sin embargo, sería equivocado considerar los ayes de las trompetas como retributivos. Más bien tienen un doble propósito. Tienen el propósito de llevar a su pueblo al arrepentimiento. Al mismo tiempo, también tienen la intención de ser “una advertencia divina de que el tiempo para arrepentirse está terminándose rápidamente”.6 Los malvados todavía tienen una oportunidad de arrepentirse (cf. Apoc. 11:13), porque la intercesión todavía continúa, y la puerta de la gracia todavía no se cerró. El toque de las trompetas y las plagas subsecuentes son los juicios preliminares y tienen propósitos redentores. Cada toque de trompeta está designado para humillar a la gente e impulsarla a arrepentirse, aun cuando ese propósito no se logre (Apoc. 9:20–21). La falta de arrepentimiento hace que el derramamiento de las copas de las últimas plagas sea inevitable e ineludible.
El Momento En Que Ocurren Las Siete Trompetas
La siguiente pregunta que merece nuestra seria atención tiene que ver con el momento en que se tocan las siete trompetas. Juan muestra claramente que el toque de las siete trompetas nos lleva a la Segunda Venida. Según Apocalipsis 10:7, en “los días de la voz del séptimo ángel, cuando él comience a tocar la trompeta, el misterio de Dios se consumará”. Al sonar la séptima trompeta, se oyen voces celestiales que dicen: “Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos” (Apoc. 11:15).
Que la séptima trompeta se refiera al tiempo del fin también es claro por Apocalipsis 11:17 donde se indica que Dios es “el que eres y que eras, porque has tomado tu gran poder, y has comenzado tu reinado”. Antes en el libro, se lo designó como “el que es y que era y que viene” (1:8; 4:8). En 11:17 ya no es el Dios “que viene”, porque ya ha venido y ha obtenido su reino. Esto indica claramente que la conclusión del toque de las siete trompetas nos lleva más cerca del fin mismo de la historia, así como también lo hace el fin de los siete sellos.
¿Cuándo comienza el tocar de las siete trompetas? El indicio reside, evidentemente, en la sección introductoria de la escena del tocar de las siete trompetas (8:2–5).7 Juan observa primero siete ángeles con las siete trompetas a quienes se encarga que anuncien una nueva serie de ayes que se enviarán sobre los habitantes de la tierra. Después él ve a otro ángel no especificado con un incensario de oro parado junto al altar. Este sin duda es el altar del holocausto que estaba ubicado fuera del templo hebreo. Al ángel se le da mucho incienso para ofrecer sobre el altar del incienso delante del trono con las oraciones de los santos. Después de recibirlo, administra el incienso.
Esta escena introductoria se basa sobre un servicio especial en el templo hebreo: el sacrificio diario conocido como el tamid, que se describe en el tratado Tamid de la Mishnah.8 En el servicio del tamid de la tarde, el fin del sacrificio diario se anunciaba con el toque de trompetas. Después de que el cordero del sacrificio había sido puesto sobre el altar del holocausto y la sangre del sacrificio era echada junto a la base del altar, el sacerdote asignado llevaba el incensario de oro al interior del templo y ofrecía incienso sobre el altar de oro en el lugar santo. Durante el tiempo que él estuviera en el lugar santo, la gente en el atrio esperaba tranquila en oración. En el momento en que el sacerdote salía para bendecir a la gente, los siete sacerdotes tocaban sus trompetas, señalando el fin de la ceremonia del sacrificio diario. Los lectores del Apocalipsis del siglo primero estaban bien familiarizados con esta práctica ritual del Antiguo Testamento.
Esta escena inicial de Apocalipsis 8:2–5 nos ayuda a ubicar en el tiempo la escena del toque de las siete trompetas de Apocalipsis 8–11. Los sietes toques de trompetas claramente siguen a la muerte expiatoria de Jesús en la cruz. La cruz es el tema central de Apocalipsis 5, donde se presenta a Jesús como el Cordero expiatorio muerto y digno de tomar el libro sellado. El toque de las siete trompetas significa que el sacrificio se ha hecho de una vez para siempre. En la cruz se ofrece tanto gracia como juicio. La gracia es para los que creen; estos son salvados y ya están con Cristo en los lugares celestiales. Pero los que rechazan el evangelio y se oponen a él, los juicios ya comenzaron. Este concepto satura todo el libro del Apocalipsis.
Así, la escena del toque de las siete trompetas comienza con la cruz, como lo hace la escena de la apertura de los siete sellos de Apocalipsis 6. Las conclusiones de ambas escenas nos llevan al tiempo del fin. Por lo tanto, es razonable concluir que tanto los siete sellos como las siete trompetas se refieren al mismo período de la historia entre la cruz y la Segunda Venida. Una comparación entre las dos series confirma tal conclusión.
| Los Siete Sellos | Las Siete Trompetas |
| Los cuatro jinetes | Las primeras cuatro trompetas |
| El quinto y el sexto sello | Los ayes de la primera y la segunda trompetas. |
| El interludio (cap. 7): El sellamiento del pueblo de Dios. | El interludio (caps. 10–11): el librito, la medición del templo, y los dos testigos |
| El séptimo sello: silencio en el cielo antes del juicio final | El ay de la tercera trompeta (la séptima trompeta): el tiempo ha llegado para el juicio y la recompensa que se dará a los siervos de Dios. |
Esta comparación muestra un paralelismo importante. Primero, tanto las trompetas como los sellos están dispuestos en grupos de cuatro y de tres; los primeros cuatro difieren de los últimos tres en forma y peso. La apertura de los cuatro primeros sellos trae la escena de los cuatro jinetes (6:1–8), y las últimas tres trompetas designa los tres“ayes” (cf. 8:13; 9:12; 11:14). Otro punto de paralelismo se encuentra en el hecho de que tanto los sellos como las trompetas se interrumpen con interludios. Entre la apertura del sexto y el séptimo sello se inserta la visión de los santos sellados con el propósito de proveer la respuesta a la pregunta de quién podrá sostenerse de pie en el día final (cap.7) Del mismo modo, entre la sexta y la séptima trompeta se inserta la visión del ángel con el rollo abierto, la medición del templo, y el testimonio y la suerte de los dos testigos (cap. 10–11). Así, Apocalipsis 7 puede ser el indicio para comprender los capítulos 10–11; mientras el propósito del capítulo 7 es responder a la pregunta planteada en 6:17 con respecto a quién podrá estar firme en el día de la ira de Dios, los capítulos 10–11 parecen proveer la respuesta a la pregunta con respecto a la tarea de la iglesia en ese período turbulento. Finalmente, tanto el séptimo sello como la séptima trompeta se refieren al tiempo antes de la ejecución del juicio final.
Una fuerte evidencia textual muestra claramente que la escena del tocar de las siete trompetas se refiere a la Era Cristiana en vez del tiempo del fin. Primero, la escena introductoria del santuario de 8:3–5 indica que la intercesión todavía opera. Luego, el interludio entre la sexta y la séptima trompeta indica que la predicación del evangelio todavía está en marcha antes del tocar de la séptima trompeta (cf. 10:11; 11:3–14). También, 9:20–21 indica que durante la sexta trompeta hay todavía una oportunidad para el arrepentimiento. Finalmente, 11:19 fuertemente sugiere que las actividades en el Lugar Santísimo del santuario celestial no están a la vista en los primeros once capítulos del libro. Todas estas fuertes indicaciones muestran que los eventos del toque de las siete trompetas conciernen a la Era Cristiana en vez del tiempo del fin después del cese de la intercesión en el cielo.
Sería así correcto comprender que ambas escenas—la apertura de los siete sellos y el tocar de las siete trompetas—cubren el mismo período de la historia cristiana (aunque no en forma secuencial) desde la cruz hasta el tiempo del fin. Sin embargo, mientras la escena de la apertura de los sellos describe el progreso del evangelio en el mundo y sus efectos sobre los que profesan ser el pueblo de Dios pero no tienen fe y son desleales, la visión del toque de las siete trompetas describe el juicio de Dios sobre los que rechazan el evangelio, y no tienen “el sello de Dios en sus frentes” (Apoc. 9:4), y que malvadamente oprimen y persiguen al pueblo fiel de Dios.