Prefacio

La idea de escribir un comentario sobre el libro del Apocalipsis fue impulsada por repetidos pedidos de mis alumnos, así como los de las audiencias en reuniones campestres y de ministros, de que pusiera por escrito mis conferencias sobre Apocalipsis. No esperaba que mi plan original de escribir un librito se volviera un comentario grande y amplio sobre el último libro de la Biblia.

Este libro es un comentario versículo por versículo basado en una exégesis del texto. La organización del comentario sigue las secciones temáticas principales del Apocalipsis para determnar el mensaje unificado del libro entero. Antes de proporcionar un análisis detallado de cada sección, un panorama general trata los problemas generales que parecen importantes para una interpretación significativa del texto. El análisis de cada sección principal comienza con mi propia traducción seguida por notas sobre palabras y frases claves del texto. Las notas incluyen discusiones académicas que proporcionan vislumbres con respecto al texto. Sigue una exposición versículo por versículo del texto. Finalmente, cada capítulo concluye con una “Retrospección” que resume lo hallado e intenta dar sentido al texto y mostrar cómo se relaciona con el texto subsiguiente.

Aunque es una obra distintiva, el comentario extrae lo mejor de la erudición adventista como de la no adventista. Específicamente, construye sobre el fundamento puesto por las contribuciones pioneras de Kenneth A. Strand y Hans K. LaRondelle a la comprensión e interpretación adventista del Apocalipsis. También refleja en muchos lugares el importante aporte de Jon Paulien a la iglesia adventista en el campo de los estudios escatológicos durante el último cuarto de siglo. La presencia de Paulien en los círculos eruditos sobre el Apocalipsis ha contribuido en gran medida al hecho de que hoy los eruditos del Nuevo Testamento consideran con más seriedad la interpretación adventista del Apocalipsis. El perfil erudito de Paulien, sin embargo, no le ha impedido servir a la iglesia como un leal predicador adventista en muchas iglesias locales, así como en reuniones campestres y de ministros, en muchas partes del mundo, al mostrar su apoyo a la iglesia y a su misión.

Este comentario llena la brecha de un enfoque del libro del Apocalipsis centrado en el texto y en Cristo. El volumen fue escrito pensando en el público lector en general. Tiene la intención de ser usado en los cursos en seminarios y universidades, aunque también apelará al laico informado. Es una expresión de mi fuerte deseo de presentar al mundo académico, a los estudiantes, a los pastores y a los hermanos laicos un enfoque fresco del Apocalipsis como para ayudarles a explorar el significado del libro a partir del texto, por medio de un procedimiento de exégesis bíblica, en vez de usar una imaginación alegórica. Espero que este comentario haga una contribución a la comprensión de este libro del Nuevo Testamento a menudo mal interpretado y mal usado. Al escribir, he prestado especial atención a la apelación que hizo Elena G. de White a los ministros y pastores adventistas:

Se necesita un estudio mucho más detenido de la Palabra de Dios; especialmente Daniel y el Apocalipsis deben recibir atención como nunca antes en la historia de nuestra obra. Podemos tener menos que decir, en algunos respectos, con relación al poder romano y al papado; pero debemos llamar la atención a lo que los profetas y los apóstoles han escrito bajo la inspiración del Espíritu Santo de Dios. El Espíritu Santo ha dispuesto las cosas, en la forma de dar las profecías y en los acontecimientos descriptos, para enseñar que el agente humano ha de ser mantenido fuera de la vista, oculto en Cristo y que el Señor Dios del cielo y su ley han de ser exaltados. […] Cuando como pueblo comprendamos lo que significa este libro para nosotros se verá entre nosotros un gran reavivamiento. No entendemos plenamente las lecciones que enseña, a pesar del mandato que nos fue dado de escudriñarlo y estudiarlo. […] Una cosa se comprenderá con certeza por el estudio del Apocalipsis: que la relación entre Dios y su pueblo es estrecha e inequívoca” (Testimonios para los ministros, 112–114).

El objetivo final de este trabajo es aplicar el mensaje del Apocalipsis a la situación de la vida contemporánea de la iglesia, mientras se esfuerza por presentar el mensaje del evangelio al mundo perdido y sufriente.

Es difícil expresar en forma adecuada mi gratitud a todos los que amablemente ayudaron a la realización de este proyecto. Primero, a Jon Paulien, de la Escuela de Religión, Universidad de Loma Linda, por su generoso estímulo después que tímidamente le mencioné mi decisión. Él usó cada oportunidad para animarme a persistir y completar este proyecto. Luego, a Larry Herr del Colegio Universitario del Canadá por su constante apoyo y ampliación de muchas ideas expresadas en este comentario durante el seminario del Apocalipsis que duró dos años, que realizamos juntos para el personal docente y alumnos del Colegio Universitario del Canadá. Mis alumnos Gerald Smith, Paul Soper, Campbell Page y Zeljka Stefanovic (mi hija) por leer el manuscrito. A Lynn Newman McDowell por corregir las pruebas de la primera parte del libro. Mi profunda gratitud también va a la administración del Colegio Universitario del Canadá por proporcionar una ayuda financiera única para mi investigación. Estoy especialmente agradecido a Woodrow Whidden II del Instituto Adventista Internacional de Estudios Avanzados (AIIAS) por dedicar generosamente de su tiempo para leer y pulir el manuscrito, haciendo sugerencias valiosas; a mi amigo John Markovic de la Universidad de Andrews por ayudarme a clarificar algunas aplicaciones históricas expresadas en textos pertinentes; a mis colegas del Departamento de Religión por darme apoyo y estímulo continuos; y a los revisores Hans LaRondelle y Beatrice Neall que hicieron sugerencias útiles. Un agradecimiento especial va al personal de la Imprenta de la Universidad de Andrews por preparar el manuscrito para la publicación y luego publicar este comentario: en especial a Ronald Knott, quien mostró un interés especial en la calidad del trabajo y a Deborah Everhart por la edición final del manuscrito y su paciente lectura crítica de las galeradas y el pulido del texto. Y estoy profundamente en deuda con todos los otros, no nombrados, que son parte de este trabajo y cuyo estímulo hizo posible completar el proyecto.

Mi más profunda gratitud está especialmente reservada para quienes están más cerca de mí, especialmente mi esposa Estera; sin su amante apoyo y persistente estímulo, este comentario nunca se hubiera intentado. Ella y mis hijos Vladimir y Zeljka merecen mucho más que una palabra de agradecimiento.

Pero por sobre todo, toda la gloria y gratitud a mi Dios por darme buena salud y una mente sana durante estos años de escribir y de considerar el texto para completar este proyecto. A él le corresponde “la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos”.


Una Nota Sobre La Segunda Edición

La recepción de la primera edición de La revelación de Jesucristo desde su publicación, ha sido gratificante y alabo a Dios por la forma en que él ha usado este trabajo para su gloria, en vez de que fuera para la mía. Un interés siempre creciente en las profecías del libro del Apocalipsis ha resultado en nuevas evidencias que han sido introducidas aquí y las preguntas que hicieron los lectores en todo el mundo han llevado a explorar algunos aspectos adicionales de este libro bíblico, desde la publicación del volumen original.

Esta edición no tiene grandes cambios estructurales. Pero se incluyeron cierto número de actualizaciones y se clarificaron aquí varios elementos. Algunas de las áreas más elaboradas en esta edición son los métodos de interpretación, las aplicaciones históricas y cumplimientos, las técnicas literarias, las comparaciones de las Escrituras y un estudio del simbolismo.

Durante la preparación de esta revisión y actualización, los eruditos consideraron otra vez mi trabajo y ofrecieron útiles sugerencias y retroalimentación. El personal de la Imprenta de la Universidad de Andrews que guiaron la edición original de la publicación, estuvieron otra vez disponibles para preparar este nuevo volumen y eso ayudó en el proceso de la edición y facilitó la transición al nuevo diseño.

Estoy contento de presentar un comentario actualizado sobre el libro del Apocalipsis. Ruego que esta nueva edición sea usada principalmente para revelar a Jesucristo, “quien nos amó y nos liberó de nuestros pecados con su sangre”. A él sea “la gloria y el poder para siempre. Amen”.

Ranko Stefanovic

Profesor de Nuevo Testamento

Seminario Teológico Adventista del Séptimo Día

Universidad de Andrews

Berrien Springs, Michigan, Estados Unidos de N. A.