JESÚS ENSEÑA EN EL TEMPLO.
[Lc. 21:37, 38]
De día Jesús enseñaba en el templo, y de noche, saliendo, se quedaba en el monte llamado de los Olivos. Y todo el pueblo madrugaba para ir al templo a oírlo.
MUCHOS TODAVÍA NO CREEN.
[Jn. 12:37]
Pero a pesar de que había hecho tantas señales delante de ellos, no creían en él.
LA INCREDULIDAD CUMPLE LA PROFECÍA.
[Jn. 12:38–41]
Para que se cumpliera la palabra del profeta Isaías, que dijo: “Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio, y a quién se ha revelado el brazo del Señor?”
Por esto no podían creer, porque también dijo Isaías: “Cegó los ojos de ellos, y endureció su corazón; para que no vean con los ojos, y entiendan con el corazón, y se conviertan, y yo los sane.”
Isaías dijo esto cuando vio su gloria, y habló acerca de él.
ALGUNOS TIENEN MIEDO.
[Jn. 12:42, 43]
Con todo, aun de los gobernantes, muchos creyeron en él; pero a causa de los fariseos no lo confesaban, para no ser expulsados de la sinagoga, porque amaban más la gloria de los hombres que la gloria de Dios.
ÚLTIMA LLAMADA PÚBLICA.
[Jn. 12:44–50]
Jesús clamó y dijo: “El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió; y el que me ve, ve al que me envió. Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas.
“Al que oye mis palabras, y no las guarda, yo no lo juzgo; porque no vine a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo. El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue: la palabra que he hablado, ella lo juzgará en el día postrero. Porque yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me envió, él me dio mandamiento de lo que he de decir y de lo que he de hablar. Y sé que su mandamiento es vida eterna. Así que lo que yo hablo, lo hablo como el Padre me lo ha dicho.”
LOS DISCÍPULOS PREPARAN LA PASCUA.
[Mt. 26:17–19; Mc. 14:12–16; Lc. 22:7–13]
Llegó el día de los panes sin levadura, en el cual era necesario sacrificar el cordero de la Pascua. Y Jesús envió a Pedro y a Juan, diciendo: “Vayan, preparen para nosotros la Pascua, para que la comamos.”
Ellos le dijeron: “¿Dónde quieres que la preparemos?”
Él les dijo: “Cuando entren en la ciudad, les saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua; síganlo hasta la casa donde entre, y digan al dueño de la casa: ‘El Maestro te dice: ¿Dónde está el aposento donde he de comer la Pascua con mis discípulos?’ Entonces él les mostrará un gran aposento alto, ya dispuesto; allí prepárenla.”
Fueron, pues, y hallaron como les había dicho; y prepararon la Pascua.