El sermón del monte

LAS BIENAVENTURANZAS

[Mt. 5:1–12; Lc. 6:20–23 Monte cerca de Capernaúm]

Cuando Jesús vio a la multitud, subió a la ladera de una montaña y se sentó. Sus discípulos se le acercaron, y tomando la palabra, comenzó a enseñarles.

Dijo:

“Dichosos los pobres en espíritu, porque el reino de los cielos les pertenece.

Dichosos los que lloran, porque serán consolados.

Dichosos los humildes, porque recibirán la tierra como herencia.

Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.

Dichosos los compasivos, porque serán tratados con compasión.

Dichosos los de corazón limpio, porque verán a Dios.

Dichosos los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.

Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque el reino de los cielos les pertenece.

“Dichosos serán ustedes cuando por mi causa la gente los insulte, los persiga y levante contra ustedes toda clase de calumnias. Alégrense y llénense de júbilo, porque les espera una gran recompensa en el cielo; así también persiguieron a los profetas que los precedieron.”


AY DE USTEDES

[Lc. 6:24–26]

“Pero ¡ay de ustedes los ricos, porque ya han recibido su consuelo!

¡Ay de ustedes los que ahora están saciados, porque pasarán hambre!

¡Ay de ustedes los que ahora ríen, porque van a llorar de tristeza!

¡Ay de ustedes cuando todos los alaben, porque así trataron sus antepasados a los falsos profetas!”


LA NATURALEZA DE LOS CREYENTES

[Mt. 5:13–16]

“Ustedes son la sal de la tierra. Pero, si la sal se vuelve insípida, ¿cómo recuperará su sabor? Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisoteada por la gente.

“Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una colina no puede esconderse. Ni se enciende una lámpara para cubrirla con un cajón. Por el contrario, se pone en la repisa para que alumbre a todos los que están en la casa. Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo.”


LA LEY Y EL EVANGELIO

[Mt. 5:17–20]

“No piensen que he venido a abolir la Ley o los Profetas; no he venido a abolirlos sino a darles cumplimiento. Les aseguro que mientras existan el cielo y la tierra, ni una letra ni una tilde de la Ley desaparecerán hasta que todo se haya cumplido.

“Por lo tanto, todo el que desobedezca uno solo de estos mandamientos más pequeños, y enseñe a otros a hacer lo mismo, será considerado el más pequeño en el reino de los cielos; pero el que los practique y enseñe será considerado grande en el reino de los cielos. Porque les digo que si la justicia de ustedes no es mayor que la de los fariseos y maestros de la ley, de ninguna manera entrarán en el reino de los cielos.”


EL SEXTO MANDAMIENTO

[Mt. 5:21–26]

“Ustedes han oído que se dijo a sus antepasados: ‘No mates,1 y todo el que mate quedará sujeto al juicio del tribunal.’ Pero yo les digo que todo el que se enoje con su hermano o hermana quedará sujeto al juicio. Es más, cualquiera que insulte a su hermano o hermana quedará sujeto al juicio del tribunal, y cualquiera que lo maldiga quedará expuesto al fuego del infierno.

“Por lo tanto, si estás presentando tu ofrenda en el altar y allí recuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar, ve primero y reconcíliate con tu hermano; luego vuelve y presenta tu ofrenda.

“Arregla pronto las cuentas con tu adversario que te lleva ante el juez. Hazlo mientras todavía estés con él en el camino; no sea que te entregue al juez, el juez al guardia, y te echen en la cárcel. Les aseguro que no saldrás de allí hasta que pagues el último centavo.”


EL SÉPTIMO MANDAMIENTO

[Mt. 5:27–30]

“Ustedes han oído que se dijo: ‘No cometas adulterio.’ Pero yo les digo que cualquiera que mira a una mujer con deseo ya ha cometido adulterio con ella en su corazón.

“Por eso, si tu ojo derecho te hace pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder una sola parte de tu cuerpo y no que todo él sea arrojado al infierno. Y si tu mano derecha te hace pecar, córtala y tírala. Más te vale perder una sola parte de tu cuerpo y no que todo él vaya al infierno.”


MATRIMONIO Y DIVORCIO

[Mt. 5:31, 32]

“También se dijo: ‘Cualquiera que se divorcie de su esposa debe darle un certificado de divorcio.’ Pero yo les digo que cualquiera que se divorcie de su esposa, salvo por causa de inmoralidad sexual, la expone a cometer adulterio; y el que se casa con una mujer divorciada comete adulterio.


HONESTIDAD SIN JURAMENTOS

[Mt. 5:33–37]

“También han oído que se dijo a los antiguos: ‘No falten a su juramento, sino cumplan al Señor lo que le hayan prometido.’ Pero yo les digo: no juren en absoluto; ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del Gran Rey. Tampoco juren por su cabeza, porque no pueden hacer blanco o negro ni un solo cabello. Más bien, que su ‘Sí’ sea ‘Sí,’ y su ‘No’ sea ‘No’; cualquier cosa más allá de esto procede del maligno.


SOBRE LA REPRESALIA

[Mt. 5:38–42; Lc. 6:27–31]

“Han oído que se dijo: ‘Ojo por ojo y diente por diente.’ Pero yo les digo: no resistan al que es malo. Si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra. Y al que quiera demandarte y quitarte la túnica, déjale también la capa. Y si alguien te obliga a llevar carga por una milla, ve con él dos. Da al que te pida, y no le vuelvas la espalda al que quiera pedirte prestado.

“Traten a los demás tal como quieren que ellos los traten a ustedes.”


AMOR A LOS ENEMIGOS

[Mt. 5:43–48; Lc. 6:32–36]

“Han oído que se dijo: ‘Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo.’ Pero yo les digo: amen a sus enemigos y oren por los que los persiguen, para que sean hijos de su Padre que está en los cielos. Él hace que su sol salga sobre malos y buenos, y manda la lluvia sobre justos e injustos. Porque si aman a los que los aman, ¿qué recompensa recibirán? ¿No hacen lo mismo hasta los cobradores de impuestos? Y si saludan solamente a los suyos, ¿qué hacen de más? ¿No hacen lo mismo hasta los paganos?

“Y si prestan a aquellos de quienes esperan recibir, ¿qué mérito tienen? También los pecadores prestan a los pecadores para recibir lo mismo. Pero amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar nada a cambio. Entonces su recompensa será grande, y serán hijos del Altísimo, porque Él es bondadoso para con los ingratos y malos. Sean misericordiosos, así como su Padre es misericordioso.”


SOBRE DAR

[Mt. 6:1–4]

“Tengan cuidado de no practicar su justicia delante de los demás para ser vistos por ellos; de lo contrario, no tendrán recompensa de su Padre que está en los cielos.

“Así que, cuando des a los necesitados, no lo anuncies con trompeta, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser honrados por los demás. En verdad les digo que ya recibieron toda su recompensa. Más bien, cuando des a los necesitados, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha, para que tu obra de caridad sea en secreto. Y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.”


SOBRE LA ORACIÓN

[Mt. 6:5–15]

“Y cuando ores, no seas como los hipócritas, porque a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles para ser vistos por los demás. En verdad les digo que ya recibieron toda su recompensa. Pero tú, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto. Y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

“Y al orar, no repitan palabras sin sentido como los paganos, porque piensan que serán oídos por sus muchas palabras. No sean como ellos, porque su Padre sabe lo que necesitan antes que se lo pidan.

“Ustedes deben orar así:

‘Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdónanos nuestras deudas, así como nosotros hemos perdonado a nuestros deudores. Y no nos dejes caer en tentación, sino líbranos del maligno.’

“Porque si ustedes perdonan a los demás sus ofensas, también su Padre celestial los perdonará a ustedes. Pero si no perdonan a los demás, tampoco su Padre perdonará sus ofensas.”


SOBRE EL AYUNO

[Mt. 6:16–18]

“Cuando ayunen, no pongan cara triste como los hipócritas, porque ellos desfiguran su rostro para mostrar a los demás que están ayunando. En verdad les digo que ya recibieron toda su recompensa. Más bien, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que no sea evidente a los demás que estás ayunando, sino solo a tu Padre, que está en lo secreto. Y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.”


TESOROS ESPIRITUALES

[Mt. 6:19–21]

“No acumulen tesoros en la tierra, donde la polilla y el óxido destruyen, y donde los ladrones perforan y roban. Más bien, acumulen tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido destruyen, y donde los ladrones no perforan ni roban. Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.”


VALOR DE LA VISIÓN ESPIRITUAL

[Mt. 6:22, 23]

“La lámpara del cuerpo es el ojo. Así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz. Pero si tu ojo es malo, todo tu cuerpo estará lleno de oscuridad. Y si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡qué densa será esa oscuridad!”


NECESIDAD DE LEALTAD DIVIDIDA

[Mt. 6:24]

“Nadie puede servir a dos señores. Porque odiará a uno y amará al otro, o será leal a uno y despreciará al otro. No pueden servir a Dios y al dinero.”


EVITAR LA ANSIEDAD

[Mt. 6:25–34]

“Por eso les digo: no se preocupen por su vida, qué van a comer o qué van a beber; ni por su cuerpo, qué van a vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que la ropa? Miren las aves del cielo: no siembran, ni cosechan, ni guardan en graneros, y sin embargo su Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que ellas? ¿Quién de ustedes, por mucho que se preocupe, puede añadir una sola hora a su vida?

“Y por la ropa, ¿por qué se preocupan? Observen cómo crecen los lirios del campo: no trabajan ni hilan. Pero les digo que ni siquiera Salomón, con todo su esplendor, se vestía como uno de ellos. Y si así viste Dios a la hierba del campo, que hoy existe y mañana se echa al horno, ¿no hará mucho más por ustedes, hombres de poca fe?

“Asi que no se preocupen diciendo: ‘¿Qué comeremos?’ o ‘¿Qué beberemos?’ o ‘¿Qué vestiremos?’ Porque los paganos buscan todas estas cosas, y su Padre celestial sabe que ustedes las necesitan. Más bien, busquen primero el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas. Así que no se angustien por el mañana, porque el mañana traerá sus propias preocupaciones. Cada día tiene ya sus propios problemas.”


JUICIO HIPÓCRITA

[Mt. 7:1–5; Lc. 6:37–42]

“No juzguen, y no serán juzgados. No condenen, y no serán condenados. Perdonen, y serán perdonados. Den, y se les dará. Una medida buena, apretada, sacudida y rebosante será puesta en su regazo. Porque con la medida que midan, se les medirá a ustedes.”

“¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán ambos en un hoyo? El discípulo no está por encima del maestro, pero todo el que haya sido instruido será como su maestro.

“¿Por qué miras la astilla en el ojo de tu hermano, y no tomas en cuenta la viga en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: ‘Hermano, déjame sacar la astilla de tu ojo,’ cuando tú mismo no ves la viga que está en tu propio ojo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás bien para sacar la astilla del ojo de tu hermano.”


PREOCUPACIÓN INADECUADA

[Mt. 7:6]

“No den lo que es sagrado a los perros, ni echen sus perlas a los cerdos; no sea que las pisoteen, y luego se vuelvan y los despedacen.”


BUSCAR LA GRACIA

[Mt. 7:7–12]

“Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá. Porque todo el que pide recibe; el que busca encuentra; y al que llama se le abre.

“¿Quién de ustedes, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide pescado, le dará una serpiente? Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más su Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que se las pidan!

“Así que, en todo, traten a los demás tal como quieren que ellos los traten a ustedes, porque esto resume la Ley y los Profetas.”


DISCIPULADO IMPPOPULAR

[Mt. 7:13, 14]

“Entren por la puerta estrecha. Porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos entran por ella. Pero estrecha es la puerta y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la encuentran.”


PONIENDO A PRUEBA A LOS LÍDERES RELIGIOSOS

[Mt. 7:15–23; Lc. 6:43–45]

“Cuídense de los falsos profetas, que vienen a ustedes disfrazados de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los reconocerán. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo árbol bueno da fruto bueno, pero el árbol malo da fruto malo. Un árbol bueno no puede dar fruto malo, ni un árbol malo dar fruto bueno. Todo árbol que no da buen fruto se corta y se echa al fuego. Así que, por sus frutos los reconocerán.

“El hombre bueno saca cosas buenas del buen tesoro de su corazón, y el hombre malo saca cosas malas de su mal tesoro; porque de lo que abunda en su corazón habla su boca.

“No todos los que me dicen: ‘Señor, Señor,’ entrarán en el reino de los cielos, sino solo el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: ‘Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?’ Entonces les declararé: ‘Jamás los conocí. ¡Apártense de mí, hacedores de maldad!’”


FE Y OBRAS

[Mt. 7:24–27; Lc. 6:46–49]

“¿Por qué me llaman: ‘Señor, Señor,’ y no hacen lo que digo?

“Todo el que oye estas palabras mías y las pone en práctica es como un hombre sabio que edificó su casa sobre la roca. Cayó la lluvia, vinieron las corrientes, soplaron los vientos y azotaron aquella casa, pero no cayó, porque tenía su fundamento sobre la roca. Pero todo el que oye estas palabras mías y no las pone en práctica es como un hombre insensato que edificó su casa sobre la arena. Cayó la lluvia, vinieron las corrientes, soplaron los vientos y azotaron aquella casa, y cayó, y grande fue su ruina.”


LA MULTITUD SE ASOMBRA

[Mt. 7:28, 29]

Cuando Jesús terminó de decir estas palabras, la multitud se asombraba de su enseñanza, porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los maestros de la ley.