Discurso final

LA VID VERDADERA Y LOS PÁMPANOS.

[Jn. 15:1–8]

“Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. Ustedes ya están limpios por la palabra que les he hablado. Permanezcan en mí, y yo en ustedes. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco ustedes, si no permanecen en mí.

“Yo soy la vid, ustedes los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada pueden hacer. El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. Si permanecen en mí, y mis palabras permanecen en ustedes, pidan todo lo que quieran, y les será hecho. En esto es glorificado mi Padre, en que lleven mucho fruto, y sean así mis discípulos.”


AMAR LOS UNOS A LOS OTROS.

[Jn. 15:9–17]

“Como el Padre me ha amado, así también yo los he amado; permanezcan en mi amor. Si guardan mis mandamientos, permanecerán en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Estas cosas les he hablado, para que mi gozo esté en ustedes, y su gozo sea cumplido.

“Este es mi mandamiento: Que se amen unos a otros, como yo los he amado. Nadie tiene mayor amor que éste, que uno ponga su vida por sus amigos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero los he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, se las he dado a conocer.

“No me eligieron ustedes a mí, sino que yo los elegí a ustedes, y los he puesto para que vayan y lleven fruto, y su fruto permanezca; para que todo lo que pidan al Padre en mi nombre, él se los dé. Esto les mando: Que se amen unos a otros.”


PREPARACIÓN PARA LA PERSECUCIÓN.

[Jn. 15:18–16:4]

“Si el mundo los aborrece, sepan que a mí me ha aborrecido antes que a ustedes. Si fueran del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no son del mundo, antes yo los elegí del mundo, por eso el mundo los aborrece. Acordaos de la palabra que yo les he dicho: El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a ustedes los perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la de ustedes.

“Mas todo esto les harán por causa de mi nombre, porque no conocen al que me ha enviado. Si yo no hubiera venido, ni les hubiera hablado, no tendrían pecado; pero ahora no tienen excusa por su pecado. El que me aborrece a mí, también a mi Padre aborrece. Si no hubiera hecho entre ellos obras que ningún otro ha hecho, no tendrían pecado; pero ahora las han visto, y me han aborrecido a mí y a mi Padre. Pero esto es para que se cumpla la palabra que está escrita en su ley: ‘Sin causa me aborrecieron.’

“Pero cuando venga el Consolador, a quien yo les enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí. Y ustedes también darán testimonio, porque desde el principio están conmigo.

“Estas cosas les he hablado, para que no tengan tropiezo. Los expulsarán de las sinagogas; y aun viene la hora cuando cualquiera que los mate pensará que rinde servicio a Dios. Y harán esto porque no conocen al Padre ni a mí. Mas les he dicho estas cosas, para que cuando llegue la hora, se acuerden que ya se las había dicho. Esto no se los dije al principio, porque yo estaba con ustedes.”


NECESIDAD DE IRSE.

[Jn. 16:5–11]

“Pero ahora voy al que me envió; y ninguno de ustedes me pregunta: ‘¿A dónde vas?’ Antes, porque les he dicho estas cosas, tristeza ha llenado su corazón. Pero yo les digo la verdad: Les conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a ustedes; mas si me fuere, se lo enviaré.

“Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en mí; de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me verán más; y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado.”


EL ESPÍRITU SANTO LOS GUIARÁ.

[Jn. 16:12–15]

“Aún tengo muchas cosas que decirles, pero ahora no las pueden sobrellevar. Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él los guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y les hará saber las cosas que habrán de venir. Él me glorificará; porque tomará de lo mío, y se lo hará saber. Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y se lo hará saber.”


DISCÍPULOS CONFUNDIDOS.

[Jn. 16:16–18]

“Todavía un poco, y no me verán; y de nuevo un poco, y me verán; porque yo voy al Padre.”

Entonces se decían algunos de sus discípulos unos a otros: “¿Qué es esto que nos dice: ‘Todavía un poco, y no me verán; y de nuevo un poco, y me verán’; y, ‘porque yo voy al Padre’?” Decían, pues: “¿Qué quiere decir con ‘Todavía un poco’? No entendemos lo que habla.”


GOZO QUE NACE DEL DOLOR.

[Jn. 16:19–24]

Jesús entendió que querían preguntarle, y les dijo: “¿Preguntan entre ustedes acerca de esto que dije: Todavía un poco, y no me verán; y de nuevo un poco, y me verán? De cierto, de cierto les digo, que ustedes llorarán y lamentarán, y el mundo se alegrará; pero aunque estén tristes, su tristeza se convertirá en gozo.

“La mujer cuando da a luz, tiene dolor, porque ha llegado su hora; pero después que ha dado a luz un niño, ya no se acuerda de la angustia, por el gozo de que haya nacido un hombre en el mundo. También ustedes, ahora tienen tristeza; pero los volveré a ver, y se gozará su corazón, y nadie les quitará su gozo. En aquel día no me preguntarán nada. De cierto, de cierto les digo, que todo cuanto pidan al Padre en mi nombre, él se lo dará. Hasta ahora nada han pedido en mi nombre; pidan, y recibirán, para que su gozo sea cumplido.”


EL HABLAR CLARO.

[Jn. 16:25–28]

“Estas cosas les he hablado en alegorías; la hora viene cuando ya no les hablaré por alegorías, sino que claramente les anunciaré acerca del Padre. En aquel día pedirán en mi nombre; y no les digo que yo rogaré al Padre por ustedes, pues el Padre mismo los ama, porque ustedes me han amado, y han creído que yo salí de Dios. Salí del Padre, y he venido al mundo; otra vez dejo el mundo, y voy al Padre.”


LOS DISCÍPULOS EXPRESAN FE.

[Jn. 16:29–33]

Le dijeron sus discípulos: “He aquí ahora hablas claramente, y ninguna alegoría dices. Ahora entendemos que sabes todas las cosas, y no necesitas que nadie te pregunte; por esto creemos que has salido de Dios.”

Jesús les respondió: “¿Ahora creen? He aquí la hora viene, y ha llegado ya, en que serán esparcidos cada uno por su lado, y me dejarán solo; mas no estoy solo, porque el Padre está conmigo. Estas cosas les he hablado para que en mí tengan paz. En el mundo tendrán aflicción; pero confíen, yo he vencido al mundo.”


JESÚS ORA POR SÍ MISMO.

[Jn. 17:1–5]

Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo: “Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti; como le has dado potestad sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste. Y ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciera. Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese.”


JESÚS ORA POR SUS DISCÍPULOS.

[Jn. 17:6–19]

“He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; tuyos eran, y me los diste, y han guardado tu palabra. Ahora han conocido que todas las cosas que me has dado, proceden de ti; porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste. Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son, y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y he sido glorificado en ellos.

“Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre Santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros. Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que me diste, yo los guardé, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliera.

“Pero ahora voy a ti; y hablo esto en el mundo, para que tengan mi gozo cumplido en sí mismos. Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo. Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad.”


JESÚS ORA POR LOS CREYENTES.

[Jn. 17:20–26]

“Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno: yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos, como también a mí me has amado.

“Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo.

“Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste; y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado esté en ellos, y yo en ellos.”