Capítulo 23—Las Plagas de Egipto

¿Cómo fue el reencuentro entre Aarón y Moisés y qué hicieron luego?

Aarón, instruido por ángeles, fue al encuentro de su hermano, de quien había estado tanto tiempo separado; y se encontraron en medio de la soledad del desierto, cerca de Horeb. Allí conversaron, y Moisés le contó a Aarón “todas las palabras del Señor que lo había enviado, y todas las señales que le había mandado hacer” (Éxodo 4:28). Juntos emprendieron el viaje hacia Egipto; y al llegar a la tierra de Gosén, procedieron a reunir a los ancianos de Israel. Aarón les repitió todo lo que Dios había hecho con Moisés, y luego mostraron delante del pueblo las señales que Dios le había dado a Moisés. “Y el pueblo creyó; y al oír que Jehová había visitado a los hijos de Israel, y que había visto su aflicción, se inclinaron y adoraron” (versículo 31).


¿Qué mensaje llevó Moisés al faraón y cómo respondió el rey?

Moisés también había sido encargado con un mensaje para el rey. Los dos hermanos entraron en el palacio de los faraones como embajadores del Rey de reyes, y hablaron en Su nombre: “Así dice Jehová, Dios de Israel: Deja ir a mi pueblo, para que me celebre fiesta en el desierto”.

“¿Quién es Jehová, para que yo obedezca Su voz y deje ir a Israel?”, preguntó el monarca. “No conozco a Jehová, ni tampoco dejaré ir a Israel”.


¿Qué advertencia dieron Moisés y Aarón, y cómo reaccionó el faraón?

Ellos respondieron: “El Dios de los hebreos se nos ha aparecido; déjanos ir, te rogamos, camino de tres días al desierto, y sacrifiquemos a Jehová nuestro Dios; no sea que venga sobre nosotros con pestilencia o con espada”.

Ya habían llegado a oídos del rey noticias sobre ellos y sobre el interés que estaban suscitando entre el pueblo. Su ira se encendió. “¿Por qué, Moisés y Aarón, hacéis cesar al pueblo de sus trabajos?”, dijo. “Id a vuestras cargas”. Ya el reino había sufrido pérdidas por la interferencia de estos forasteros. Pensando en esto, añadió: “He aquí, el pueblo de la tierra es ahora mucho, y vosotros les hacéis cesar de sus tareas”.


¿Qué había sucedido con la ley de Dios durante la esclavitud, y cómo respondieron los opresores?

En su esclavitud, los israelitas habían perdido en parte el conocimiento de la ley de Dios, y se habían apartado de sus preceptos. El sábado había sido generalmente desatendido, y las exigencias de sus capataces hacían aparentemente imposible su observancia. Pero Moisés había mostrado a su pueblo que la obediencia a Dios era la primera condición para la liberación; y los esfuerzos por restaurar la observancia del sábado habían llegado a conocimiento de sus opresores.


¿Cómo reaccionó el faraón ante la sospecha de una rebelión y qué medidas tomó?

El rey, profundamente alterado, sospechó que los israelitas planeaban rebelarse contra su servicio. Pensaba que la desafección era resultado del ocio; se aseguraría de que no tuvieran tiempo para conspiraciones peligrosas. Inmediatamente adoptó medidas para endurecer aún más su esclavitud y aplastar su espíritu independiente. Ese mismo día se dieron órdenes que volvieron su labor aún más cruel y opresiva.


¿Qué implicó la nueva orden del faraón sobre la fabricación de ladrillos?

El material de construcción más común del país eran los ladrillos secados al sol; los muros de los edificios más lujosos se construían con ellos y luego se revestían de piedra. La fabricación de estos ladrillos ocupaba a gran número de esclavos. Se mezclaba paja picada con el barro para darle cohesión, por lo que se requería gran cantidad de paja. El rey ordenó que ya no se les proporcionara más paja; los obreros debían conseguirla por sí mismos, pero debían seguir produciendo la misma cantidad de ladrillos.


¿Qué efecto tuvo esta orden en los israelitas y quiénes sufrieron más?

Esta orden causó gran angustia entre los israelitas en todo el país. Los capataces egipcios habían designado oficiales hebreos para supervisar el trabajo del pueblo, y estos oficiales eran responsables por el cumplimiento de las cuotas. Cuando entró en vigor la nueva exigencia, el pueblo se dispersó por toda la tierra para recolectar rastrojo en lugar de paja; pero les fue imposible alcanzar la cantidad habitual de producción. Por este fracaso, los oficiales hebreos fueron cruelmente golpeados.


¿Cómo reaccionaron los oficiales hebreos y qué les respondió el faraón?

Estos oficiales pensaban que su opresión provenía de los capataces y no del rey mismo, así que acudieron al faraón para presentar sus quejas. Su protesta fue recibida con una burla: “Estáis ociosos, estáis ociosos; por eso decís: Vayamos a sacrificar a Jehová”. Se les ordenó volver al trabajo, con la declaración de que bajo ninguna circunstancia se aligerarían sus cargas.


¿Cómo reaccionaron los oficiales con Moisés y Aarón?

Al salir, se encontraron con Moisés y Aarón, y les gritaron: “Jehová os mire y juzgue, porque habéis hecho que seamos aborrecidos ante los ojos de Faraón y de sus siervos, poniéndoles la espada en la mano para que nos maten”.


¿Qué hizo Moisés ante el fracaso inicial y cómo respondió Dios?

Moisés, al escuchar estos reproches, quedó profundamente angustiado. El sufrimiento del pueblo se había intensificado. Por toda la tierra se elevaba un clamor de desesperación, desde jóvenes hasta ancianos, y todos culpaban a Moisés por el empeoramiento de su condición. Con amargura de alma se presentó ante Dios con este clamor: “Señor, ¿por qué has hecho mal a este pueblo? ¿Por qué me enviaste? Desde que fui a Faraón para hablar en Tu nombre, ha hecho mal a este pueblo, y Tú no has librado en absoluto a Tu pueblo”.

La respuesta fue: “Ahora verás lo que haré a Faraón; porque con mano fuerte los dejará ir, y con mano fuerte los echará de su tierra”. Nuevamente se le recordó el pacto que Dios había hecho con los padres, y se le aseguró que ese pacto sería cumplido.


¿Qué creyentes fieles quedaban entre los israelitas durante la esclavitud y qué hacían?

Durante todos los años de servidumbre en Egipto hubo entre los israelitas algunos que se mantuvieron fieles a la adoración de Jehová. Estos sufrían profundamente al ver que sus hijos presenciaban diariamente las abominaciones de los paganos, e incluso se inclinaban ante sus falsos dioses. En su angustia clamaban al Señor por liberación del yugo egipcio, deseando ser libres de la influencia corruptora de la idolatría.


¿Cómo testificaban estos fieles hebreos ante los egipcios?

No ocultaban su fe, sino que declaraban a los egipcios que el objeto de su adoración era el Creador del cielo y de la tierra, el único Dios verdadero y viviente. Repetían las evidencias de Su existencia y poder, desde la creación hasta los días de Jacob. Así, los egipcios tuvieron la oportunidad de conocer la religión de los hebreos; pero, al despreciar la instrucción proveniente de sus esclavos, intentaron seducir a los adoradores de Dios con promesas de recompensa y, al fracasar, con amenazas y crueldad.


¿Cómo intentaban los ancianos de Israel sostener la fe del pueblo?

Los ancianos de Israel procuraban mantener la fe de sus hermanos repitiendo las promesas hechas a sus padres y las palabras proféticas de José antes de su muerte, que anunciaban su liberación de Egipto. Algunos escuchaban y creían. Otros, al mirar las circunstancias que los rodeaban, se negaban a tener esperanza.


¿Cómo ridiculizaban los egipcios la fe de los hebreos?

Los egipcios, al enterarse de lo que se decía entre sus esclavos, se burlaban de sus expectativas y negaban con desprecio el poder de su Dios. Señalaban su situación como una nación de esclavos, y decían con sorna: “Si vuestro Dios es justo y misericordioso, y tiene poder por encima de los dioses egipcios, ¿por qué no os hace un pueblo libre?” Señalaban su propia condición: adoraban a deidades que los hebreos llamaban falsos dioses, pero eran una nación rica y poderosa. Afirmaban que sus dioses los habían bendecido con prosperidad y les habían dado a los israelitas como siervos, y se enorgullecían de su poder para oprimir y destruir a los adoradores de Jehová. El mismo faraón se jactaba de que el Dios de los hebreos no podría librarlos de su mano.


¿Cómo afectaban estas burlas a los israelitas y qué entendían los fieles?

Palabras como estas destruían la esperanza de muchos israelitas. La situación les parecía tal como la representaban los egipcios. Era cierto que eran esclavos, y que debían soportar lo que sus crueles capataces decidieran. Sus hijos habían sido perseguidos y asesinados, y sus propias vidas eran una carga. Y, sin embargo, adoraban al Dios del cielo.

Pero los que eran fieles a Dios comprendían que era por causa del alejamiento de Israel —por su inclinación a casarse con naciones paganas, lo cual los llevaba a la idolatría— que el Señor había permitido que cayeran en servidumbre. Y aseguraban con confianza a sus hermanos que Él pronto rompería el yugo del opresor.


¿Estaban los hebreos preparados para ser liberados?

Los hebreos esperaban obtener su libertad sin ninguna prueba especial de fe ni sufrimiento real. Pero aún no estaban preparados para la liberación. Tenían poca fe en Dios, y no estaban dispuestos a soportar pacientemente sus aflicciones hasta que Él decidiera obrar a su favor. Muchos preferían permanecer en esclavitud antes que enfrentar las dificultades del traslado a una tierra extraña; y las costumbres de algunos se habían vuelto tan similares a las de los egipcios que preferían quedarse en Egipto.


¿Por qué Dios no los liberó de inmediato y qué propósito tenía?

Por eso el Señor no los liberó con la primera manifestación de Su poder ante Faraón. Él dirigió los acontecimientos para que se desarrollara más plenamente el espíritu tiránico del rey egipcio y también para revelarse a Su pueblo. Al contemplar Su justicia, Su poder y Su amor, ellos elegirían salir de Egipto y entregarse a Su servicio. La tarea de Moisés habría sido mucho menos difícil si muchos israelitas no se hubieran corrompido al punto de no querer dejar Egipto.


¿Qué instrucción recibió Moisés tras el rechazo del pueblo?

El Señor le ordenó a Moisés que volviera al pueblo y repitiera la promesa de liberación, con una nueva garantía del favor divino. Moisés obedeció; pero ellos no escucharon. Dice la Escritura: “No escucharon… por la congoja de espíritu y la dura servidumbre”.


¿Qué nueva orden recibió Moisés respecto al faraón?

Nuevamente vino a Moisés el mensaje divino: “Entra y habla al faraón, rey de Egipto, para que deje salir de su tierra a los hijos de Israel”. Desanimado, Moisés respondió: “He aquí, los hijos de Israel no me han escuchado; ¿cómo, pues, me escuchará Faraón?” Se le dijo entonces que llevara consigo a Aarón y se presentara nuevamente ante el faraón para exigir, otra vez, que dejara salir a los hijos de Israel.


¿Qué se le anticipó a Moisés sobre la resistencia del faraón?

Se le informó que el monarca no cedería hasta que Dios castigara a Egipto con juicios, y sacara a Israel mediante una manifestación poderosa de Su fuerza. Antes de cada plaga, Moisés debía anunciar su naturaleza y consecuencias, para que el rey pudiera evitarla si lo deseaba. Cada castigo rechazado sería seguido por uno más severo, hasta que su orgulloso corazón se humillara y reconociera al Creador como el Dios verdadero y viviente.


¿Qué propósito tenían las plagas y los juicios sobre Egipto?

El Señor daría a los egipcios la oportunidad de ver cuán vana era la sabiduría de sus sabios, y cuán débil era el poder de sus dioses frente a los mandatos de Jehová. Castigaría al pueblo de Egipto por su idolatría y acallaría su jactancia sobre las bendiciones obtenidas por medio de sus deidades sin sentido. Dios glorificaría Su nombre para que otras naciones escucharan de Su poder, temblaran ante Sus actos poderosos y Su pueblo se apartara de la idolatría y le rindiera adoración pura.


¿Cómo enfrentaron Moisés y Aarón al faraón en su palacio?

Una vez más, Moisés y Aarón entraron a los majestuosos salones del rey de Egipto. Allí, rodeados de columnas imponentes y adornos brillantes, de pinturas ricas e imágenes esculpidas de dioses paganos, ante el monarca del reino más poderoso de entonces, los dos representantes de una raza esclavizada repitieron el mandato de Dios para la liberación de Israel.


¿Qué señal exigió el faraón y cómo fue respondido?

El rey pidió un milagro como prueba de su comisión divina. Moisés y Aarón habían sido instruidos sobre qué hacer en tal caso. Aarón tomó la vara y la arrojó delante de Faraón: se convirtió en serpiente. El monarca llamó a sus “sabios y hechiceros”, quienes también arrojaron cada uno su vara, y estas se transformaron en serpientes; pero la vara de Aarón devoró las de ellos.


¿Qué reacción tuvo el faraón ante esta señal?

Entonces el rey, más obstinado que antes, declaró que sus magos eran tan poderosos como Moisés y Aarón; los denunció como impostores y se sintió seguro resistiendo sus demandas. Aunque despreciaba su mensaje, el poder divino lo contenía para que no les hiciera daño.


¿De quién provenía el poder detrás de los milagros?

Fue la mano de Dios —y no el poder humano de Moisés y Aarón— la que realizó los milagros ante el faraón. Esas señales y maravillas estaban destinadas a convencer al rey de que el gran “YO SOY” había enviado a Moisés, y que era su deber dejar salir a Israel para que sirviera al Dios viviente.


¿Cómo actuaron los magos egipcios y qué poder los respaldaba?

Los magos también mostraron señales y prodigios; no por su habilidad propia, sino por el poder de su dios, Satanás, quien los asistió para imitar la obra de Jehová. Los magos no hicieron que sus varas se transformaran realmente en serpientes, pero mediante magia y con la ayuda del gran engañador, lograron producir esa apariencia.


¿Por qué el faraón no aceptó el milagro como una obra divina?

Estaba más allá del poder de Satanás convertir las varas en serpientes vivientes. El príncipe del mal, aunque posee la sabiduría y el poder de un ángel caído, no tiene capacidad para crear ni dar vida; eso es prerrogativa exclusiva de Dios. Pero Satanás hizo todo lo que estaba a su alcance: produjo una falsificación.


¿Cómo engañó Satanás al faraón y a su corte?

A la vista humana, las varas parecían haberse transformado en serpientes, y así lo creyeron el faraón y su corte. No había nada en su apariencia que las distinguiera de la serpiente producida por Moisés. Aunque el Señor hizo que la verdadera serpiente devorara las falsas, incluso eso fue interpretado por el faraón no como un acto divino, sino como una magia superior a la de sus sirvientes.


¿Cómo usó Satanás las falsificaciones para endurecer al faraón?

Faraón deseaba justificar su terquedad al resistir el mandato divino, por lo que buscaba algún pretexto para ignorar los milagros que Dios había obrado por medio de Moisés. Satanás le dio justo lo que quería. A través de la obra realizada por los magos, hizo que los egipcios creyeran que Moisés y Aarón eran simplemente hechiceros, y que el mensaje que traían no merecía respeto como proveniente de un ser superior.


¿Qué objetivo tenía Satanás al imitar los milagros?

La falsificación de Satanás cumplió su propósito: dio valor a los egipcios en su rebelión y llevó a Faraón a endurecer su corazón contra toda convicción. Satanás también esperaba sacudir la fe de Moisés y Aarón en el origen divino de su misión, para que sus instrumentos humanos fracasaran. No quería que los hijos de Israel fueran liberados del cautiverio para servir al Dios viviente.


¿Qué prefiguraba Moisés y por qué Satanás temía su obra?

Pero el príncipe del mal tenía un propósito aún más profundo al manifestar sus prodigios por medio de los magos. Sabía bien que Moisés, al romper el yugo de la esclavitud sobre los hijos de Israel, prefiguraba a Cristo, quien rompería el dominio del pecado sobre la familia humana. Satanás temblaba por su poder.


¿Qué buscaba lograr Satanás más allá de Egipto?

Al falsificar la obra de Dios a través de Moisés, no solo intentaba evitar la liberación de Israel, sino ejercer una influencia a través de las eras futuras para destruir la fe en los milagros de Cristo. Satanás busca constantemente falsificar la obra de Cristo y establecer su propio poder y autoridad.


¿Cómo sigue Satanás trabajando hoy para destruir la fe?

Lleva a los hombres a explicar los milagros de Cristo haciéndolos pasar como el resultado de habilidad y poder humanos. Así, en muchas mentes destruye la fe en Cristo como el Hijo de Dios, y los lleva a rechazar la misericordia ofrecida mediante el plan de redención.


¿Dónde debía Moisés confrontar nuevamente al faraón?

Moisés y Aarón fueron instruidos para ir al día siguiente a la orilla del río, donde el rey acostumbraba presentarse. El Nilo, fuente de alimento y riqueza para todo Egipto, era adorado como dios, y el monarca iba allí diariamente a rendirle culto.


¿Qué ocurrió cuando Moisés golpeó el Nilo con la vara?

Allí, los dos hermanos repitieron el mensaje al faraón, y luego extendieron la vara y golpearon el agua. El río sagrado se convirtió en sangre, los peces murieron, y el río se volvió pestilente. El agua en las casas y en las cisternas también se transformó en sangre.


¿Qué hicieron los magos y cómo reaccionó el faraón?

Pero “los magos de Egipto hicieron lo mismo con sus encantamientos”, y “Faraón se volvió y entró en su casa; ni aun esto tocó su corazón”. La plaga duró siete días, pero sin lograr efecto alguno.


¿Qué fue la segunda plaga y qué impacto tuvo?

Otra vez se extendió la vara sobre las aguas, y ranas salieron del río y se esparcieron por todo el país. Invadieron las casas, ocuparon las habitaciones, los hornos y las artesas de amasar. La rana era considerada sagrada por los egipcios, y no se atrevían a matarla; pero ahora estos animales se habían vuelto una plaga insoportable.


¿Qué hizo el faraón ante esta plaga?

Incluso en el palacio de los faraones abundaban las ranas, y el rey se impacientó por deshacerse de ellas. Los magos habían logrado producir ranas, pero no podían quitarlas. Al ver esto, Faraón se mostró algo humillado. Mandó llamar a Moisés y Aarón, y les dijo: “Rogad a Jehová que quite las ranas de mí y de mi pueblo, y dejaré ir al pueblo para que sacrifique a Jehová”.


¿Cómo respondió Moisés a la petición del faraón?

Después de recordarle al rey su anterior arrogancia, le pidieron que estableciera un momento para orar por el fin de la plaga. Él fijó el día siguiente, con la esperanza secreta de que las ranas desaparecieran por sí solas, y así evitarse la humillación de someterse al Dios de Israel.


¿Cómo se quitaron las ranas y qué propósito tuvo ese método?

Sin embargo, la plaga continuó hasta el momento especificado, y en todo Egipto las ranas murieron. Sus cuerpos putrefactos permanecieron y contaminaron el ambiente. El Señor pudo haberlas hecho desaparecer en un instante, pero no lo hizo para que no se dijera que fue una obra de magia. Murieron, y se las recogió en montones.


¿Qué lección dejaba esto para Egipto?

Allí el rey y todo Egipto tuvieron una evidencia que su filosofía vana no podía refutar: esta obra no había sido magia, sino un juicio del Dios del cielo.


¿Cuál fue la reacción del faraón tras esta intervención divina?

“Viendo Faraón que le daban reposo, endureció su corazón.” Por orden de Dios, Aarón extendió su mano, y el polvo de la tierra se convirtió en piojos en todo Egipto. Faraón llamó a los magos para que hicieran lo mismo, pero no pudieron.


¿Qué reconocieron los magos y cómo reaccionó el rey?

La obra de Dios quedó así demostrada como superior a la de Satanás. Los mismos magos reconocieron: “Esto es el dedo de Dios.” Pero el rey permaneció impasible.


¿Qué plaga siguió a los piojos y cómo se anunció?

Las advertencias y ruegos no surtieron efecto, y se infligió otro castigo. Se anunció con antelación la hora de su llegada, para que no pudiera decirse que ocurrió por casualidad. Enjambres de moscas llenaron las casas y cubrieron el suelo, “y la tierra fue corrompida a causa de los enjambres de moscas”. Estas moscas eran grandes y venenosas, y su picadura era extremadamente dolorosa tanto para hombres como para animales.


¿Qué excepción hizo Dios y qué ofreció el faraón?

Tal como se había predicho, esta plaga no alcanzó la tierra de Gosén. Entonces el faraón ofreció permitir a los israelitas sacrificar, pero dentro de Egipto. Ellos se negaron a aceptar tales condiciones. “No conviene”, dijo Moisés; “¿acaso sacrificaremos lo que es abominación para los egipcios delante de sus ojos? ¿No nos apedrearán?”


¿Por qué era imposible adorar en Egipto?

Los animales que los hebreos debían sacrificar eran considerados sagrados por los egipcios; tal era la reverencia por estas criaturas, que matarlas, aun por accidente, se castigaba con la muerte. Sería imposible para los hebreos rendir culto sin ofender a sus amos. Moisés propuso de nuevo ir tres días al desierto.


¿Qué respuesta dio el faraón y cómo reaccionó luego?

El monarca aceptó, y suplicó a los siervos de Dios que intercedieran para que cesara la plaga. Ellos prometieron hacerlo, pero lo advirtieron contra actuar con engaño. La plaga cesó, pero el corazón del rey, endurecido por la rebelión persistente, se negó todavía a ceder.


¿Qué nuevo golpe vino y cómo afectó al ganado?

Siguió un golpe aún más terrible: una peste cayó sobre todo el ganado egipcio que estaba en el campo. Tanto los animales sagrados como los de carga —vacas, bueyes, ovejas, caballos, camellos y asnos— fueron destruidos. Se había declarado explícitamente que los hebreos serían exentos; y cuando Faraón envió mensajeros a la tierra de Israel, se confirmó la verdad de la palabra de Moisés: “Ni uno solo del ganado de los hijos de Israel murió”. Aun así, el rey permaneció obstinado.


¿Qué juicio recayó sobre los hombres y qué simbolismo tenía?

Luego se ordenó a Moisés tomar cenizas del horno y “esparcirlas hacia el cielo ante los ojos de Faraón”. Este acto era profundamente significativo. Cuatrocientos años antes, Dios había mostrado a Abraham la futura opresión de su pueblo bajo la figura de un horno humeante y una lámpara de fuego. Había declarado que castigaría a sus opresores y liberaría a los cautivos con grandes riquezas. En Egipto, Israel había sufrido largo tiempo en el horno de la aflicción. Este acto de Moisés fue una garantía de que Dios recordaba Su pacto y que había llegado el momento de la liberación.


¿Qué efecto tuvieron las cenizas esparcidas?

Las cenizas, al esparcirse hacia el cielo, se dispersaron por toda la tierra de Egipto, y dondequiera que cayeron, causaron úlceras “con sarpullido” en hombres y animales. Los sacerdotes y magos, que hasta entonces habían alentado al faraón en su terquedad, también fueron alcanzados por este juicio.


¿Qué reveló esta plaga sobre los magos y el poder de Dios?

Afectados por una enfermedad repugnante y dolorosa, su supuesta autoridad quedó en ridículo; ya no podían oponerse al Dios de Israel. Toda la nación vio la necedad de confiar en magos que ni siquiera podían protegerse a sí mismos.


¿Qué mensaje dio Dios ahora a Faraón sobre Su propósito?

Aun así, el corazón de Faraón se endureció más. Entonces el Señor le envió un mensaje, diciendo: “Esta vez enviaré todas Mis plagas contra tu corazón, contra tus siervos y contra tu pueblo, para que sepas que no hay otro como Yo en toda la tierra… Y por esto mismo te he levantado: para mostrar en ti Mi poder”.


¿Por qué fue preservada la vida del faraón?

No es que Dios le diera existencia con este fin, sino que Su providencia ordenó los acontecimientos para colocarlo en el trono en el momento preciso para la liberación de Israel. Aunque este tirano orgulloso había perdido por sus crímenes el derecho a la misericordia, su vida fue conservada para que, a través de su obstinación, el Señor manifestara Sus maravillas en Egipto.


¿Qué propósito tenían las pruebas para Israel?

La dirección de los acontecimientos está en manos de la providencia de Dios. Él pudo haber colocado en el trono a un rey más misericordioso, que no se atreviera a resistir las poderosas manifestaciones del poder divino. Pero en tal caso, los propósitos del Señor no se habrían cumplido. Su pueblo debía experimentar la cruel opresión egipcia para no ser engañado respecto al carácter degradante de la idolatría.


¿Qué reveló Dios al tratar con Faraón?

Al tratar con el faraón, el Señor manifestó Su odio hacia la idolatría y Su determinación de castigar la crueldad y la opresión.


¿Qué significa que Dios “endureció el corazón de Faraón”?

Dios había declarado sobre Faraón: “Yo endureceré su corazón, y no dejará ir al pueblo” (Éxodo 4:21). Pero no hubo ejercicio de poder sobrenatural para endurecer el corazón del rey. Dios le dio a Faraón evidencias contundentes de Su poder divino, pero el monarca se negó obstinadamente a escuchar la luz. Cada manifestación del poder infinito que él rechazaba lo volvía más decidido en su rebelión. Las semillas de obstinación que sembró al rechazar el primer milagro comenzaron a dar fruto.


¿Qué efecto tuvo la continua desobediencia del faraón?

A medida que seguía avanzando en su camino de desobediencia, pasando de un grado de terquedad a otro, su corazón se volvía cada vez más duro, hasta que fue obligado a contemplar los rostros fríos y muertos de los primogénitos.


¿Cómo actúa Dios con quienes persisten en el pecado?

Dios habla a los hombres por medio de Sus siervos, dando advertencias, reprensiones y correcciones. A cada uno se le concede la oportunidad de corregir sus errores antes de que queden fijos en el carácter. Pero si alguien se niega a ser corregido, el poder divino no interfiere para contrarrestar la tendencia de sus propias acciones. Le resulta más fácil repetir el mismo camino. Así, endurece su corazón contra la influencia del Espíritu Santo.


¿Qué peligro hay en repetir un pecado?

Repetir un pecado debilita el poder de resistencia, ciega la conciencia y silencia la convicción. Cada semilla de indulgencia dará su fruto. Dios no realiza milagros para evitar la cosecha. “Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará” (Gálatas 6:7). Quien manifiesta una actitud desafiante y una indiferencia obstinada hacia la verdad divina, está cosechando lo que él mismo ha sembrado.


¿Qué advertencia hay para quienes posponen el arrepentimiento?

Aquellos que tranquilizan su conciencia culpable con el pensamiento de que podrán cambiar su conducta pecaminosa cuando quieran, que pueden burlarse de las invitaciones de la misericordia y aún así seguir siendo impresionados por ella una y otra vez, toman ese camino a su propio riesgo.


¿Por qué no es fácil cambiar de rumbo al final?

Piensan que después de haber entregado toda su influencia al lado del gran rebelde, en un momento extremo, cuando estén rodeados de peligro, podrán cambiar de líder. Pero esto no se hace tan fácilmente. La experiencia, educación y disciplina de una vida de indulgencia en el pecado han moldeado tan completamente el carácter, que ya no pueden recibir la imagen de Jesús.


¿Qué ocurre cuando la luz ha sido rechazada repetidamente?

Si no hubiera brillado ninguna luz sobre su camino, el caso sería distinto. La misericordia podría intervenir y darles una oportunidad para aceptar su oferta. Pero cuando la luz ha sido durante mucho tiempo rechazada y despreciada, finalmente se retira.


¿Qué plaga se anunció luego y qué advertencia la acompañaba?

La siguiente plaga fue una tormenta de granizo, acompañada por la advertencia: “Envía, pues, ahora y recoge tu ganado, y todo lo que tienes en el campo; porque sobre todo hombre o animal que se halle en el campo y no sea recogido a casa, el granizo caerá sobre él, y morirá.”


¿Por qué esta plaga era tan impactante en Egipto?

La lluvia o el granizo eran fenómenos raros en Egipto, y jamás se había presenciado una tormenta como la que fue anunciada. El informe se difundió rápidamente, y todos los que creyeron en la palabra del Señor recogieron su ganado, mientras que los que despreciaron la advertencia los dejaron en el campo.


¿Qué propósito misericordioso tuvo esta plaga?

Así, aun en medio del juicio, la misericordia de Dios se manifestó. El pueblo fue probado, y se reveló cuántos habían llegado a temer a Dios por medio de la manifestación de Su poder.


¿Qué ocurrió cuando llegó la tormenta?

La tormenta vino como se predijo: truenos, granizo y fuego mezclado con ella, “muy grave, como nunca se vio en toda la tierra de Egipto desde que fue nación. Y el granizo hirió en toda la tierra de Egipto todo lo que estaba en el campo, tanto hombres como bestias; y destrozó toda hierba del campo y quebró todos los árboles del campo.”


¿Qué mostró esta plaga sobre el poder de Dios?

Ruina y desolación marcaron el paso del ángel destructor. Solo la tierra de Gosén fue preservada. Esto demostró a los egipcios que la tierra está bajo el control del Dios viviente, que los elementos obedecen Su voz, y que la única seguridad está en obedecerle a Él.


¿Cómo reaccionó Egipto ante la plaga de granizo?

Todo Egipto tembló ante el terrible derramamiento del juicio divino. Faraón envió con apuro a buscar a los dos hermanos, y exclamó: “He pecado esta vez; Jehová es justo, y yo y mi pueblo somos impíos. Orad a Jehová (pues basta) para que cesen los truenos de Dios y el granizo; y os dejaré ir, y no os detendréis más.”


¿Qué respondió Moisés al pedido del faraón?

La respuesta fue: “Tan pronto como haya salido de la ciudad, extenderé mis manos a Jehová; y cesarán los truenos, y no habrá más granizo, para que sepas que de Jehová es la tierra. Pero en cuanto a ti y tus siervos, yo sé que todavía no temeréis a Jehová Dios.”


¿Qué sabía Moisés sobre la actitud del faraón?

Moisés sabía que la lucha no había terminado. Las confesiones y promesas del faraón no eran fruto de un verdadero cambio de corazón, sino que le fueron arrancadas por el temor y la angustia. Aun así, Moisés prometió interceder, para no darle excusa alguna para seguir resistiendo.


¿Cómo cesó la tormenta y qué impacto tuvo?

El profeta salió sin temer la furia de la tormenta, y tanto el faraón como su ejército fueron testigos del poder de Jehová para proteger a Su mensajero. Al salir de la ciudad, Moisés “extendió sus manos a Jehová; y cesaron los truenos y el granizo, y no cayó más lluvia sobre la tierra”. Pero tan pronto como el rey recuperó su tranquilidad, su corazón volvió a su terquedad.


¿Qué propósito reveló Dios al endurecer el corazón del faraón?

Entonces el Señor dijo a Moisés: “Entra al faraón; porque Yo he endurecido su corazón y el corazón de sus siervos, para mostrar entre ellos estas señales mías; y para que cuentes a tu hijo, y al hijo de tu hijo, las cosas que hice en Egipto, y mis señales que hice entre ellos; para que sepáis que Yo soy Jehová.”


¿Qué buscaba Dios lograr con las plagas?

El Señor estaba manifestando Su poder para confirmar la fe de Israel en Él como el único Dios verdadero y viviente. Quería dar pruebas claras de la diferencia que hacía entre ellos y los egipcios, y hacer que todas las naciones supieran que los hebreos, despreciados y oprimidos, estaban bajo la protección del Dios del cielo.


¿Qué advertencia trajo Moisés antes de la plaga de langostas?

Moisés advirtió al monarca que, si seguía obstinado, enviaría una plaga de langostas que cubriría la tierra y devoraría todo lo verde que quedara; llenarían las casas, incluso el palacio, como jamás se había visto “desde el día en que fueron sobre la tierra hasta hoy”.


¿Qué dijeron los consejeros del faraón?

Los consejeros del faraón quedaron atónitos. La nación ya había perdido mucho con la muerte del ganado. Muchos habían muerto por el granizo. Los bosques estaban destruidos y las cosechas perdidas. Estaban perdiendo todo lo ganado por el trabajo de los hebreos. Toda la tierra estaba amenazada por el hambre.


¿Qué presión recibió el faraón de su corte?

Príncipes y cortesanos rodearon al rey y le reclamaron airadamente: “¿Hasta cuándo será este hombre un lazo para nosotros? Deja ir a los hombres para que sirvan a Jehová su Dios. ¿Todavía no sabes que Egipto está destruido?”


¿Qué condición impuso el faraón para liberar al pueblo?

Moisés y Aarón fueron llamados de nuevo, y el rey les preguntó: “¿Quiénes han de ir?” Ellos respondieron: “Iremos con nuestros jóvenes y con nuestros ancianos, con nuestros hijos y nuestras hijas, con nuestras ovejas y con nuestros bueyes iremos; porque tenemos que celebrar fiesta a Jehová”.


¿Qué respuesta airada dio el faraón y con qué propósito?

El rey se enfureció. “¡Así sea Jehová con vosotros, como yo os dejaré ir a vosotros y a vuestros niños! Mirad cómo el mal está delante de vuestro rostro. No será así. Id ahora vosotros, los varones, y servid a Jehová; pues eso pedisteis.” Y fueron expulsados de la presencia del faraón.

El faraón, que antes había intentado destruir a los israelitas con trabajos forzados, ahora fingía un profundo interés por su bienestar y preocupación por sus hijos. Pero su verdadero propósito era retener a las mujeres y niños como garantía del regreso de los hombres.


¿Cómo fue la plaga de langostas?

Moisés extendió su vara sobre la tierra, y un viento del este trajo langostas. “Eran muy graves; antes de ellas no hubo tales langostas, ni después de ellas habrá semejantes.” Cubrieron el cielo, oscureciendo la tierra, y devoraron todo lo verde restante.


¿Cómo reaccionó el faraón ante esta plaga?

Faraón mandó llamar apresuradamente a los profetas y dijo: “He pecado contra Jehová vuestro Dios y contra vosotros. Os ruego que perdonéis mi pecado solamente esta vez, y que oréis a Jehová vuestro Dios para que quite de mí esta plaga mortal.” Ellos lo hicieron, y un viento fuerte del oeste llevó las langostas al Mar Rojo. Pero el rey siguió obstinado en su decisión.


¿Qué efecto general causaban las plagas en Egipto?

El pueblo egipcio estaba al borde de la desesperación. Las plagas ya sufridas parecían casi insoportables, y temían lo que vendría. Aunque antes adoraban al faraón como un representante de su dios, muchos estaban ahora convencidos de que se oponía a Aquel que dominaba todas las fuerzas de la naturaleza.


¿Qué efecto causaban las plagas en israelitas y egipcios?

Los hebreos, tan milagrosamente protegidos, empezaban a confiar en su liberación. Los capataces ya no se atrevían a oprimirlos como antes. En toda Egipto se sentía un temor secreto de que los esclavos se alzaran para vengarse. En todas partes la gente murmuraba en voz baja: ¿Qué será lo próximo?


¿Qué fue la plaga de oscuridad?

De repente cayó una oscuridad sobre la tierra, tan densa y negra que parecía “una oscuridad que se podía palpar”. No solo se quedaron sin luz, sino que el aire era tan opresivo que costaba respirar. “No se veían unos a otros, ni nadie se levantó de su lugar en tres días; pero todos los hijos de Israel tenían luz en sus moradas.”


¿Qué simbolismo tuvo esta plaga?

El sol y la luna eran objetos de adoración para los egipcios; en esta oscuridad misteriosa, tanto el pueblo como sus dioses fueron heridos por el poder que había tomado la causa de los esclavos. [Véase Apéndice, nota 2.]

Aun siendo tan temible, este castigo mostraba la compasión de Dios y Su renuencia a destruir. Quería darles tiempo para reflexionar y arrepentirse antes de enviar la última y más terrible plaga.


¿Qué nueva concesión hizo el faraón?

El miedo finalmente arrancó del faraón una nueva concesión. Al final del tercer día de oscuridad mandó llamar a Moisés y consintió en dejar salir al pueblo, con tal de que los rebaños y ganados quedaran atrás. Moisés respondió con firmeza: “Ni una pezuña quedará; porque no sabemos con qué hemos de servir a Jehová hasta que lleguemos allá”.


¿Cómo terminó el diálogo entre Moisés y el faraón?

La ira del rey estalló. “¡Vete de mi presencia! Guárdate de volver a verme; porque el día que veas mi rostro, morirás.” La respuesta fue: “Bien has dicho; no veré más tu rostro.”


¿Cómo era considerado Moisés por los egipcios?

“El varón Moisés era muy grande en la tierra de Egipto, ante los siervos de Faraón y ante el pueblo.” Los egipcios miraban a Moisés con reverencia. El rey no se atrevía a hacerle daño, porque el pueblo lo consideraba como el único que podía quitar las plagas. Deseaban que los israelitas fueran liberados. Fueron el rey y los sacerdotes quienes se opusieron hasta el final a las demandas de Moisés.