Apocalipsis 15

En mi visión, vi otra escena panorámica asombrosa en el cielo: Siete ángeles que tenían las siete últimas plagas—“últimas” porque cuando estas sean derramadas, Dios habrá cesado toda intercesión sobre la tierra. Pero los sanados no necesitan preocuparse; pues vi lo que parecía ser un gran plano de cristal que reflejaba la ardiente presencia de Dios, y de pie junto al plano de cristal estaban aquellos que habían sido sanados. Eran victoriosos sobre los métodos bestiales de coerción y engaño, y habían rechazado la imagen distorsionada de Dios—la imagen de un dios castigador. No estaban entre aquellos que fueron marcados con el carácter y los métodos de la bestia, grabados permanentemente en sus corazones. Tenían arpas—símbolo de sus caracteres semejantes a Cristo—que les habían sido dadas por Dios, y sus vidas eran canciones vivientes de transformación amorosa. Cantaban el canto de Moisés—el portavoz de Dios—y el canto de Jesús, el Cordero:

“¡Abrumadoras e increíbles son tus obras, Señor Dios Todopoderoso! Justos y verdaderos son tus métodos, Rey de la eternidad.

¿Quién no estará maravillado de ti, oh Señor, y no glorificará tu carácter y tus métodos de amor? Solo tú eres santo. Todas las naciones vendrán y te reconocerán como digno, porque tu justicia, perfección y carácter han sido revelados.”

Después de ver esto, miré y vi el templo en el cielo—el tabernáculo construido con piedras vivas cuyas vidas dan testimonio de la verdad sobre Dios. Estaba abierto. Del templo reunido salieron los siete ángeles con las siete últimas plagas. Vestían lino limpio y resplandeciente, símbolo de su perfecta unidad con Cristo, y tenían bandas doradas alrededor del pecho, símbolo del carácter y los métodos de amor de Dios llenando sus corazones.

Entonces uno de los cuatro seres vivientes dio a los siete ángeles siete copas de oro llenas del doloroso acto de separación de parte de Dios, quien es la fuente de toda vida.

Las copas de oro son símbolo del retiro progresivo de Dios para con aquellos que eligen separarse de él.

Y el templo fue llenado con la verdad sobre Dios y sus métodos de verdad, amor y libertad; y ninguna otra idea, preocupación o asunto podía entrar en las mentes de los seres inteligentes de Dios (las piedras vivas del templo de Dios) hasta que se completara la liberación final en siete etapas del freno divino—lo cual permite a Satanás una libertad cada vez mayor para actuar sobre la tierra, simbolizado por las siete plagas de los siete ángeles.