4. Nuestros Genes y el Envejecimiento

Deterioro con el Tiempo

El deterioro corporal es una perspectiva sombría, pero de todas las contemplaciones humanas, la más aborrecible es el cuerpo sin mente.
—Thomas Jefferson, en una carta a John Adams, 1 de agosto de 1816

Como discutimos anteriormente, las leyes de diseño son aquellos protocolos, principios o leyes (por ejemplo, leyes de salud) sobre los cuales se construye la vida para operar. Estos son los parámetros sobre los que opera la realidad y existen en todos los dominios de la vida. Una de las leyes de diseño involucradas en el envejecimiento es la Segunda Ley de la Termodinámica, también conocida como la Ley de la Entropía, que en términos simples se refiere al hecho de que si no se introduce energía en un sistema para mantenerlo y prevenir su deterioro, el sistema se descompone lentamente.

Considera qué pasaría si te alejaras de tu casa o tu auto y volvieras veinte años después. Si nadie hizo nada en ese tiempo, ¿en qué estado los encontrarías? Habrían decaído. Esta es una ley sobre cómo funciona nuestro universo: sin un influjo de energía para mantener el orden, las cosas se desordenan o se descomponen—se deterioran.

Como veremos en el capítulo 11, nuestras creencias impactan no solo nuestro cerebro, sino también nuestra salud física, lo cual afecta el envejecimiento y el desarrollo de la demencia. Dos grandes sistemas de creencias dominan el pensamiento humano: la evolución sin Dios y la creación por un Ser supremo (Dios). Los hechos, la evidencia y las experiencias se filtran a través de estos marcos. Según el sistema de creencias subyacente, las personas llegan a conclusiones distintas al examinar los mismos hechos.

Este libro busca ayudar a vivir vidas más saludables, ralentizando el envejecimiento y reduciendo el riesgo de demencia. Una forma de lograr esto es identificar las leyes de diseño (parámetros verificables) sobre los cuales opera la vida, determinar cuál sistema de creencias es más consistente con la realidad (las leyes de diseño), y explorar si hay diferencias en los resultados de salud según el sistema de creencias adoptado. Como veremos, nuestras creencias impactan nuestra salud y nuestro riesgo de demencia.

La Segunda Ley de la Termodinámica es una ley de diseño comprobable, pero ¿qué tiene que ver con el envejecimiento y el cerebro? Podemos examinar el genoma humano y medir si está mejorando, volviéndose más complejo y con mejor codificación de información, o si está deteriorándose. ¿Cuál de los dos grandes temas, evolución sin Dios o creación divina, es más consistente con lo que realmente está ocurriendo en el genoma humano y en armonía con la Segunda Ley?

Los textos religiosos antiguos describen a la humanidad viviendo originalmente en relación directa con un Creador, cuya presencia proveía energía vital constante. Pero cuando la humanidad se alejó de esa armonía con su Diseñador, se le dijo: “ciertamente morirás” (Gén. 2:17, nota de margen RV 1960), es decir, si se desconectaban de la fuente de energía vital, se deteriorarían lentamente y morirían.

La teoría evolutiva moderna, en cambio, afirma que los sistemas vivos mejoran y se vuelven más organizados sin necesidad de energía inteligente. Pero cualquier científico puede comprobar que, sin una entrada inteligente de energía, los sistemas se deterioran. Muchos científicos bienintencionados no reconocen que, cuando todos los sistemas se están deteriorando, seleccionar el que menos se deteriora no significa que la especie esté mejorando. La selección natural selecciona lo menos deteriorado, pero aún así está degradado.

El Dr. John C. Sanford, genetista aplicado de la Universidad de Cornell, ofrece evidencia concluyente de que el genoma de todos los seres vivos, incluidos los humanos, está decayendo. En su libro Entropía Genética y el Misterio del Genoma, cita investigaciones que documentan que cada generación humana incorpora múltiples mutaciones nuevas. Y ninguna de ellas mejora la especie ni agrega información genética: todas la degradan.

Para quienes no están familiarizados con la genética, una analogía simple ayuda. Sanford compara el genoma con una biblioteca microscópica de información. Imagina tu biblioteca local. Toda la biblioteca sería como los 3.200 millones de moléculas del ADN humano. Las letras del ADN serían como las letras del alfabeto. Al juntarlas, forman palabras, frases, párrafos, capítulos (análogos a genes), y libros (cromosomas). Toda esta información forma la “biblioteca” de tu ADN.

Ahora imagina que empiezan a ocurrir mutaciones en los libros. Por ejemplo, una mutación cambia la palabra “amor” por “amir” o “limar”. La palabra aún es “legible”, pero el significado ya no es el mismo.

Esto es como una mutación puntual en un gen humano, como el que codifica la enzima que descompone la dopamina (neurotransmisor importante en la atención). La mutación puede resultar en diferencias funcionales. Por ejemplo, una variante del gen COMT (ubicado en el cromosoma 22) puede ser más activa y limpiar la dopamina antes de que sea registrada, como si el viento dispersara señales de humo antes de que puedan leerse.

Otros tipos de mutaciones pueden ser más graves: eliminación de palabras clave en instrucciones (“No conectes los cables rojo y verde” se convierte en “Conecta los cables rojo y verde”), eliminación de genes completos (como en el síndrome de Prader-Willi), repeticiones de segmentos (como en la enfermedad de Huntington), o genes que “saltan” de lugar (transposones).

Con cada generación humana, estas mutaciones aumentan. Las estimaciones por generación incluyen:

  • Sustituciones de nucleótidos: 100–300
  • Deleciones: 2–6 %
  • Inserciones/duplicaciones: 2–6 %
  • Mutaciones totales por persona: más de 1.000

Algunos científicos argumentan que ciertas mutaciones, como la que causa la anemia falciforme, traen beneficios (como resistencia a la malaria). Pero esta mutación no mejora la especie: simplemente es menos perjudicial en ciertos contextos, y el resto del genoma sigue acumulando errores.

A los 65 años, una persona tiene alrededor de 6.000 mutaciones puntuales nuevas en su ADN. El genoma humano se está degradando lentamente, y eso es un factor en el envejecimiento.


Mutaciones Genéticas y Envejecimiento

Las mutaciones pueden ocurrir espontáneamente, pero también por factores ambientales llamados mutágenos, que pueden ser físicos (radiación), químicos (contaminantes, humo de tabaco, carnes quemadas), o biológicos (virus como el HPV).

Por ejemplo:

  • La radiación ultravioleta daña el ADN de la piel y acelera el envejecimiento.
  • Los hidrocarburos aromáticos policíclicos (PAH), presentes en combustibles fósiles, carnes a la parrilla y el humo, están ligados a cáncer y problemas cognitivos.
  • El HPV puede causar cánceres como el de cuello uterino.

Reducir la exposición a mutágenos ayuda a retrasar el envejecimiento.


Telómeros y Envejecimiento

Los telómeros son los “capuchones” al final de los cromosomas, como los plásticos de los cordones. Con cada división celular, se acortan. Cuando se vuelven demasiado cortos, las células ya no pueden dividirse ni reemplazar a otras.

  • Un bebé tiene unos 8.000 pares de bases en sus telómeros.
  • A los 35 años: 3.500
  • A los 65 años: 1.500

Cosas que acortan los telómeros:

  • Estrés crónico
  • Hostilidad
  • Conflictos relacionales
  • Vida sedentaria
  • Dieta pobre en frutas y vegetales

Cosas que los alargan:

  • Dieta vegetal rica en carotenoides (zanahorias, batatas, vegetales verdes)
  • Ejercicio físico
  • Resolución de conflictos
  • Meditación y reducción del estrés

Estudios muestran que las personas con telómeros más cortos tienen mayor riesgo de demencia. También se observó que los hijos de padres mayores tienen telómeros más largos y viven más tiempo.


Puntos clave para aprender

  • Sin energía, los sistemas se deterioran.
  • El genoma humano se está degradando lentamente.
  • Factores ambientales pueden dañarlo y acelerar el envejecimiento.
  • Los telómeros determinan la capacidad de las células para replicarse.
  • Una visión del mundo influye en nuestras decisiones, estrés y envejecimiento.

Plan de acción: qué hacer

  • Evitar la radiación innecesaria (rayos X, sol sin protección).
  • Reducir el consumo de carnes cocidas a altas temperaturas.
  • Aumentar la ingesta de alimentos vegetales con carotenoides.
  • Evitar la contaminación, el humo de tabaco y el contacto con HPV.
  • Mantenerse físicamente activo.
  • Resolver conflictos y reducir el estrés y la hostilidad.
  • Reflexionar sobre tu sistema de creencias: ¿promueve razonamiento, evidencia, amor y salud?