Sería correcto decir que Jesús era polémico. No se lo propuso. Simplemente dijo la verdad sobre Dios y el reino de los cielos, y muchos (especialmente los líderes) se sintieron ofendidos por lo que dijo.
«¿Por qué no me lo dijeron?» tiene el potencial de tener un efecto similar por razones similares. Durante demasiado tiempo, hemos sido condicionados a pensar en el testimonio cristiano como alguien que proporciona información en lugar de compartir una experiencia personal. Hemos hablado de «la verdad» como si fuera un conjunto de creencias fundamentales, pero según Jesús, la «Verdad» es una Persona. ¡Él es la Verdad! Conocer la «Verdad» es en realidad conocer al Señor. Cuando lo conocemos como nuestro Amigo personal, nuestro testimonio pasa de ser meramente persuasivo desde el punto de vista lógico a ser abrumadoramente contagioso.
Si las Escrituras son claras en algo, es en que Dios está buscando amigos. Por sorprendente que parezca, el Cielo está hambriento de amistad. Todas las hojas de las Escrituras están llenas de una invitación a una relación personal con Dios. Aquellos que responden a esa invitación tienen algo que compartir que todo el mundo está buscando.
Jesús no limitó la Gran Comisión a un puñado de evangelistas supervendedores. No pidió al clero que asumiera la responsabilidad de hacer la obra. Pidió a cada creyente que dijera lo que sabía acerca de Él.
La gente no espera oír proclamaciones profesionales, sino lo que hemos visto, oído y sentido del poder de Cristo. Éste es el testimonio al que nuestro Señor nos llama y por cuya falta el mundo está pereciendo.
Algunos pensarán que este libro está totalmente equivocado y que va en contra de la evangelización, pero para quienes tengan oídos para oír, despertará una respuesta y dará comienzo a una sinfonía de alabanza.
«¿Por qué no me lo dijeron?» ¡Te hará querer decírselo!
¡Gracias, papá, por otro libro que nos recuerda que realmente todo se trata de Él!
Lee Venden