11. El Mensaje del Cuarto Ángel

¿Está familiarizado usted con el mensaje del cuarto ángel? Como iglesia le hemos dado mucho énfasis a los mensajes de los tres ángeles. A muchos de nosotros se nos obligó a aprenderlos de memoria cuando fuimos estudiantes. Pero, ¿en qué consiste el mensaje del cuarto ángel?

Este se encuentra registrado en Apocalipsis 18:1-3: «Después de esto vi a otro ángel descender del cielo con gran poder; y la tierra fue alumbrada con su gloria. Y clamó con voz potente, diciendo: Ha caído, ha caído la gran Babilonia, y se ha hecho habitación de demonios y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de toda ave inmunda y aborrecible. Porque todas las naciones han bebido del vino del furor de su fornicación; y los reyes de la tierra han fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido de la potencia de sus deleites».

A veces los símbolos que se usan en el Apocalipsis hacen que las cosas parezcan más complicadas de lo que son en realidad. Leamos el texto otra vez y analicémoslo. En primer lugar, ¿qué representa el ángel? No está hablando de un ángel literal. Más bien está describiendo la obra de Dios en la tierra, que involucra a todas las potencias del cielo, el Espíritu Santo, los ángeles y al pueblo de Dios. Es el símbolo de una obra gloriosa que se lleva a cabo en toda la tierra, con gran poder, gran luz y gran gloria.

El ángel representa el poderoso reavivamiento, y su mensaje es lo que algunas veces hemos llamado «el fuerte clamor», porque «clamó con fortaleza en alta voz». Una vez oí este texto citado por un predicador, quien preguntó: ¿Cómo sería una voz fuerte?

Un hombrecito de cabellos blancos, con una prótesis auditiva en la oreja, que estaba sentado cerca del púlpito gritó: «¡Una voz que se pueda oír!»

¿Qué descubrimos al analizar este mensaje proclamado en alta voz, que debe escucharse alrededor del mundo entero? ¿Será el gran reavivamiento producido por un mensaje acerca de demonios, espíritus inmundos y una jaula llena de toda ave sucia y aborrecible? ¿O es un mensaje acerca de Babilonia? Quizá la manera más fácil de comprender el significado de este mensaje sea conocer, antes que nada, lo que significa Babilonia.

En primer lugar, ¿de dónde vino Babilonia? Su origen se remonta a la torre de Babel. Después del diluvio, aquellos que se habían apartado de Dios dijeron: «Sabemos que Dios ha prometido que no enviará otro diluvio, pero no estamos seguros que sea suficientemente fuerte para cumplir su promesa. Así que vamos a ayudarle». Entonces comenzaron a construir una torre que llegaría al cielo. Fue un ejemplo clásico del hombre que trata de salvarse a sí mismo. En consonancia con este principio trató de salvarse por sus propias obras.

Nabucodonosor cayó en la misma trampa. Era el rey del Imperio Neobabilónico. A pesar de las advertencias divinas se glorificó a sí mismo; como consecuencia tuvo que aprender duras lecciones, antes de dar a Dios voluntariamente la alabanza, la honra, y la gloria que sólo a él corresponden.

«La palabra ‘Babilonia’ deriva de ‘Babel’ y significa confusión. Se emplea en las Santas Escrituras para designar las varias formas de religiones falsas y apóstatas» (El conflicto de los siglos, página 431). «Casi todas las religiones falsas se basan en el mismo principio, a saber, que el hombre puede depender de sus propios esfuerzos para salvarse» (Patriarcas y profetas, página 60). 60). Y un párrafo más de «El Deseado de todas las gentes», página 26: «El principio de que el hombre puede salvarse por sus propias obras, que es el fundamento de toda religión pagana, era ya el principio de la religión judaica. Satanás lo había implantado; Y doquiera se lo adopte, los hombres no tienen defensa contra el pecado».

Así que «Babilonia» significa tratar de salvarse sí mismo, y adorarse a sí mismo en lugar de Dios. Muchas veces hemos señalado a otras denominaciones religiosas como si fueran Babilonia; pero, ¿necesita usted ser miembro de una de esas denominaciones para hacerse culpable del pecado de la autoadoración? ¿O este mensaje será una advertencia para todos? ¿Es posible ser víctima de Babilonia, aun siendo miembro de una iglesia que advierte contra Babilonia?

Si no tengo tiempo para estar a solas con Jesús cada día, en una relación personal de fe y confianza en él, entonces estoy tratando de salvarme a mí mismo. De acuerdo con una encuesta, del 75 al 80 por ciento de los miembros de la iglesia no tienen tiempo para estar ni siquiera cinco minutos al día, a solas con su Salvador. Es inevitable, entonces, llegar a la conclusión de que están tratando de salvarse por sus propios esfuerzos.

Cada cierto tiempo aparece alguien por ahí diciendo que la Iglesia Adventista del Séptimo Día se está convirtiendo paulatinamente en Babilonia, y que Babilonia representa a la iglesia. Pero se necesita mucho más que algunos miembros que estén tratando de salvarse gracias a su conducta, para hacer que una iglesia o una institución sea culpable del pecado de Babilonia. Podemos confesar la necesidad de un Salvador con nuestros labios; y la iglesia puede aceptar doctrinalmente la justicia de Cristo a favor del pecador; pero para estar libre personalmente de Babilonia, no sólo debo ser miembro de la iglesia, sino admitir voluntariamente que no puedo salvarme a mí mismo, y en consecuencia, venir a Jesús para ser salvo sobre la base de una relación personal con él.

¿En qué consiste el mensaje proclamado «con gran poder», el gran reavivamiento que se produce a causa del mensaje de este cuarto ángel? Es el reavivamiento de las buenas nuevas que sólo hay una esperanza de salvación, y que esa esperanza consiste en confiar en la justicia de Cristo. Este es el mensaje que circunda la tierra con poder y gran gloria, justamente antes de la venida de Jesús.

Teniendo esto en mente, volvamos al principio, al contenido y a la conclus1on del mensaje de este poderoso ángel. Si usted ha estudiado la historia de la iglesia, sabe que en 1888 se puso un gran énfasis en Jesús como nuestra única esperanza de salvación. Hacia el año 1892, a medida que el mensaje ganaba terreno a pesar de la oposición, se dio la siguiente advertencia escrita para la iglesia en la Review and Herald del 22 de noviembre de 1892: «El tiempo de prueba está justamente sobre nosotros, porque el fuerte clamor del tercer ángel ya ha comenzado en la revelación de la justicia de Cristo, el Redentor perdonador del pecado». Esta revelación fue el comienzo de la luz que irradia el ángel, cuya gloria llenará la tierra entera, el ángel de Apocalipsis 18.

Una semana más tarde, el 29 de noviembre, la Review publicó esta declaración: «Una obra debe realizarse en la tierra, similar a la que se produjo en el derramamiento del Espíritu Santo en los días de los primeros discípulos, cuando predicaban a Jesucristo y a Jesucristo crucificado. Muchos se convertirán en un día, porque el mensaje saldrá con poder». Por lo tanto, la justicia de Cristo, el mensaje del Redentor que perdona el pecado, fue el principio del mensaje del cuarto ángel.

Ahora veamos el contenido del mensaje: «Todo el poder es colocado en sus manos, y él puede dispensar ricos dones a los hombres, impartiendo el inapreciable don de su propia justicia al desvalido agente humano. Este es el mensaje que Dios ordenó que fuera dado al mundo. Es el mensaje del tercer ángel, que ha de ser proclamado en alta voz, y acompañado con el derramamiento de su Espíritu en gran medida» (Testimonios para los Ministros, página 89). Este es el contenido del mensaje de reavivamiento.

¿Y la conclusión del mensaje de este poderoso ángel? «El mensaje de la justicia de Cristo debe resonar desde un extremo de la tierra hasta el otro, para preparar el camino del Señor. Esta es la gloria de Dios que culmina la obra del tercer ángel» (6TPI 19)

De modo que el principio, el contenido y la conclusión del mensaje, se centran en torno a la justicia por la fe en Jesucristo solamente. Dondequiera y cuandoquiera que usted oiga un énfasis acerca de este mensaje, puede alentarse, levantar su cabeza y regocijarse, porque su redención está cerca.

Es posible que usted se haya dado cuenta a través de las citas anteriores, que el mensaje de este cuarto ángel y el de los tres ángeles, y el mensaje del tercer ángel, se mencionan como si fueran los mismos.

En efecto, así es, porque el cuarto ángel no trae un mensaje nuevo, sino simplemente un énfasis renovado sobre el mensaje ya proclamado por los tres ángeles de Apocalipsis 14. Lo que sucede es que el propósito del mensaje de los tres ángeles de Apocalipsis 14 se había perdido de vista durante cierto tiempo.

Puede ser que el lector esté dolorosamente consciente de que el pueblo de Dios ha vagado durante muchos años por el desierto, tal como le ocurrió al antiguo Israel. Generalmente, las peregrinaciones por el desierto se han caracterizado por una ausencia de énfasis en la justicia de Cristo como nuestra única esperanza de justicia. Pero las buenas nuevas nos dicen que no tenemos por qué quedarnos a vivir en el desierto. Llegará el día cuando se cumpla lo predicho por el Salmo 126:1-2: «Cuando Jehová hiciere volver la cautividad de Sión, seremos como los que sueñan. Entonces nuestra boca se llenará de risa, y nuestra lengua de alabanza; entonces dirán entre las naciones: grandes cosas ha hecho Jehová con éstos».

Viene el día cuando el pueblo de Dios que ha estado dormitando, despertará de su letargo. Y lo hará cuando finalmente haya comprendido dónde reside nuestra única esperanza de salvación.

Ahora consideremos ciertos términos, que a mi parecer, son peculiares en nuestra «cultura» adventista. La «lluvia temprana» y la «lluvia tardía». Por supuesto, se trata de términos bíblicos: se encuentran en Oseas 6:3; Zacarías 10:1 y Santiago 5:7-8. Estas expresiones indican que en el gran sembradío de Dios, se necesita lluvia para que el grano germine; se necesita lluvia durante el tiempo del crecimiento, y se necesita un buen aguacero exactamente antes de la cosecha. No se necesita ser labrador para darse cuenta de la importancia de la lluvia.

Hemos llamado al día de Pentecostés «lluvia temprana», y vemos en el futuro el último gran derramamiento del Espíritu de Dios sobre la tierra, como la «lluvia tardía». La lluvia tardía o fuerte clamor anunciado por este cuarto ángel, es el mensaje de advertencia contra la adoración del yo, y la invitación a aceptar la justicia de Cristo. Comienza en forma leve, pero pronto se acrecienta y transforma en un fuerte clamor. Todos tendrán que escucharlo. Y yo creo que ya ha comenzado.

La lluvia tardía, como hemos visto, es la manifestación final del bautismo del Espíritu. Pero usted no necesita esperar hasta la lluvia tardía para ser bautizado por el Espíritu Santo. De hecho, se nos dice que no deberíamos esperar para recibirlo. Sin embargo, usted necesita hacer la misma preparación, tanto para la lluvia tardía, como para recibir el bautismo del Espíritu Santo en cualquier momento de la historia de la tierra.

No existe ningún itinerario ni tiempo especial para recibir el Espíritu Santo. Él ha estado disponible desde el Pentecostés, y es evidente que fuera accesible aun durante la época del Antiguo Testamento. Pero existe un límite de tiempo para recibir la lluvia tardía, porque es el último derramamiento del Espíritu antes del fin.

Antes de la lluvia tardía, del fuerte clamor, y la terminación de la obra de Dios en la tierra, ocurrirán unas pocas señales. Una de las primeras será que Dios tomará las riendas en sus propias manos (Véase Testimonios para los Ministros, página 300). Esta expresión proviene de los tiempos cuando los carros eran tirados por caballos. En nuestros días, probablemente diríamos que Dios va a tomar el volante, y va a ocupar el asiento del conductor. Y cuando eso suceda, nos sorprenderemos de los sencillos medios que Dios usará para cumplir sus propósitos.

«El mensaje no será llevado adelante tanto con argumentos como por medio de la convicción profunda inspirada por el Espíritu de Dios» (El conflicto de los siglos, página 670). A veces nos enredamos, y perdemos tiempo en debates. A algunos predicadores del siglo pasado les encantaba argumentar y debatir, pero fueron reprendidos por hacerlo. Esto no sucederá en el caso de la proclamación del cuarto ángel.

En «Primeros escritos», página 277, se nos dice algo más acerca de este gran reavivamiento: «Otros ángeles fueron enviados desde el cielo en ayuda del potente ángel, y oí voces que por doquiera resonaban diciendo: ‘Salid de ella pueblo mío’ … Este mensaje parecía ser un complemento del tercer mensaje».

Como ya dijimos, el mensaje del curto ángel es nuevo en términos de tiempo y énfasis, no en términos de contenido. El mensaje ya ha sido dado a través de los tres ángeles, pero se perdió de vista durante algún tiempo.

Se nos ha dicho que Dios otorgará nuevamente el don de lenguas: «Se realizarán milagros, los enfermos sanarán» (El conflicto de los siglos, página 670).

Pocos «grandes hombres» participarán en esta obra final, porque Dios no puede obrar a través de individuos que poseen grandes talentos, pero exigen parte del crédito por el éxito de sus esfuerzos. (Véase 5TPI 80)

Las invenciones de los hombres, las tretas, y la maquinaria humana serán dejadas de lado, y Dios obrará a través de los medios más sencillos. (Véase Mensajes selectos, tomo 2, páginas 67-68.)

Recuerdo aquella vez cuando estaba sentado en el pórtico de un hotel en Luxor, Alto Egipto. Estábamos a punto de salir de gira con el Dr. Horn, y de pronto vimos a un misionero que afanosamente entraba y salía de las humildes chozas de paja de aquel lugar.

Uno de los doctores del grupo se acercó a él, y le preguntó: -¿Qué necesita usted? Estamos listos para proporcionarle todo lo que necesite para llevar a cabo su obra. ¿Le gustaría un proyector, una pantalla u otro equipo?

Pero el misionero contestó: -Lo que necesitamos es más oración.

Esa noche nuestro tren salió rumbo a El Cairo. Un ejecutivo de la compañía de ferrocarriles había sido promovido de la provincia a El Cairo, para desempeñar un cargo más elevado. Era un gran hombre. Muchos habían venido a expresarle su deseo de éxito y ventura. Allí estaba la multitud gritando, cantando y diciendo adiós con la mano. Pero más allá, en las sombras, trabajaba el solitario misionero adventista del séptimo día. Mientras el tren avanzaba en medio de la oscuridad, todavía podía oír sus solemnes palabras: «Lo que necesitamos es más oración».

Cuando las ataduras del poder humano sean puestas a un lado, y el Espíritu Santo se levante para terminar su obra, entonces nos daremos cuenta de la futilidad de todos nuestros esfuerzos, aun en la realización de la obra de Dios. Y reconoceremos, junto con el solitario misionero adventista del Alto Egipto, que la respuesta a lo largo del camino siempre ha sido y será más oración, y menos esfuerzo humano.

Otra verdad acerca del reavivamiento y el fuerte clamor, que se halla en la Review and Herald del 19 de noviembre de 1908, es ésta: Únicamente a aquellos que hayan resistido la tentación mediante la fuerza del Todopoderoso, se les permitirá participar en su proclamación (el mensaje del tercer ángel), cuando ésta se convierta en el fuerte clamor». Esto significa que debo conocer por mi propia experiencia, el poder del Espíritu Santo para sacarme de Babilonia, y aprender a depender completamente de él, antes que llegue ese tiempo decisivo, ¿verdad?

Y finalmente, se nos ha advertido que habrá gran oposición al reavivamiento de este cuarto ángel. En la Review and Herald, del 27 de mayo de 1890, leemos: «La luz que alumbrará a la tierra con su gloria será llamada falsa luz, por aquellos que rehúsen andar en su gloria ascendente». Y en la del 23 de diciembre del mismo año dice: «En la manifestación del poder que ilumina la tierra con la gloria de Dios, ellos (los que fueron cegados por Satanás) sólo verán algo que en su ceguera considerarán peligroso, algo que despertará sus temores, y se unirán firmemente para resistirlo».

En conclusión, veamos brevemente los eventos que ocurrirán entre este momento histórico y la aparición de Jesús por segunda vez.

1. Se dará gran énfasis a la justificación por la fe en Jesús. ¿Ha escuchado algo al respecto?

2. Este énfasis producirá un zarandeo en el seno del pueblo de Dios. Los tibios espirituales irán por uno de estos dos caminos: O se enfriarán totalmente, o recuperarán su primer amor. Esto está sucediendo ya en torno nuestro.

3. El Espíritu Santo y los ángeles comienzan a abandonar a los indiferentes, y duplican su número alrededor de los que están interesados.

4. A medida que el pueblo de Dios aprende a buscar a Jesús, a depender de él, en vez de confiar en ellos mismos, obtienen la victoria sobre la autodependencia, que resulta en la victoria sobre todo hecho y pensamiento pecaminoso.

5. Los que finalmente obtengan la victoria quedarán involucrados en el fuerte clamor del tercer ángel, el gran reavivamiento. De inmediato comienzan a compartir las buenas nuevas con un poder inusitado, jamás experimentado.

6. Mientras avanzan con el poder de la lluvia tardía, los impíos empiezan a temer, y comienza el tiempo de angustia, y se desata la persecución.

7. A medida que la persecución aumenta, el tiempo de angustia para el pueblo de Dios se agudiza, y éste lucha con Dios día y noche por su liberación.

8. Finalmente, aparece Jesús en las nubes del cielo, y el tiempo de ir a la tierra mejor, llega por fin.

    ¿Ha contemplado usted alguna vez un cielo azul en una tarde soleada, y trató de imaginar lo que será ver ese cielo abrirse como un pergamino que se enrolla? ¿Verdad que la mente no es capaz de visualizar la escena, y uno siente que es casi imposible que aquello pueda suceder?

    Pero, por otra parte, ¿ha visto usted alguna vez, aunque sea sólo una vislumbre del sufrimiento, la tristeza, el dolor y las lágrimas de los habitantes de este mundo que va a la deriva, y encontró todavía más difícil no creer que eso suceda?

    Hemos estado bastante cómodos aquí. Hemos estado muy contentos en este mundo de pecado. Nos hemos sentido satisfechos con un poquito del poder de Dios en nuestras vidas. Pero el Espíritu Santo, nuestro mejor Amigo, obra continuamente para apartarnos de nuestras complacencias. Obra día y noche, a fin de mostramos nuestros pecados y nuestra necesidad de un Salvador, e inducirnos a rendirle todo nuestro ser y nuestros planes, de modo que podamos ser usados por él, para terminar con esta historia de pecado. ¿Está usted dispuesto hoy, a permitirle que obre en su vida? ¿Buscará su poder hoy, mañana, y pasado mañana, y cada día hasta que Jesús venga, y nos lleve con él por toda la eternidad?