«Vosotros sois mis amigos si hiciereis las cosas que os mando». (Juan 15:14)
¿Desea usted, amigo lector, ser amigo de Dios? En esta parábola de Jesús los pasos necesarios han sido claramente bosquejados. La más estrecha amistad se les ofrece a los que están dispuestos a unirse a la Vid, a permanecer en el Señor y a continuar esa permanencia en Él. El resultado inevitable de esta unión será la amistad con Dios.
Al ver este último texto que enfatizamos en este estudio de la viña, no digamos: «Bueno, si queremos ser amigos de Dios tenemos que comenzar a guardar todos sus mandamientos». No pasemos por alto el contexto de este mandato de Jesús, el cual menciona como condición de su amistad.
¿Cuál es el mandamiento? Permanecer en Él. No nos ha ordenado llevar fruto o arrancar cizañas, o dar vida a los pámpanos. Nos ha ordenado permanecer en Él. Mediante esta unión, todo lo que se necesita para nuestra salvación y para su gloria, se cumplirá.
Y no sólo eso, sino será nuestro el más grande de todos los dones y privilegios: La amistad con Dios mismo. Es mi deseo que ésta sea nuestra experiencia hoy mientras nos esforzamos por permanecer en Él.