Orar a Jesús

Fundamentos Bíblicos y de los Escritos de Elena G. de White sobre la Oración al Padre y al Hijo


Fundamentos bíblicos

“Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, esto haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.” (RV’60 Juan 14:13-14)

Aquí, la frase “al Padre” es una adición del traductor de la Reina Valera, no está en el original. Además, como dice el Comentario Bíblico Adventista, en la última parte (vers. 14) la evidencia textual establece un “me”, que no está en la Reina Valera. Por ejemplo, la Biblia de las Américas dice: “Y todo lo que pidáis en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré.” O sea que Jesús, se está refiriendo a pedirle a él.

Dice el Comentario Bíblico Adventista sobre el versículo 14: “Si algo pidiereis. ’Si me pedís algo’ (BJ). Este versículo, tal como está en la RVR, es una repetición enfática del vers. 13. Sin embargo, la evidencia textual favorece la inserción del pronombre personal “me”, como aparece en la BJ. Esta variante implicaría que las peticiones pueden ser dirigidas tanto a Jesús como al Padre, como lo indican otros pasajes (Juan 15:16, Juan 16:23). Hay varios ejemplos en el NT de oraciones dirigidas a Jesús (Hech. 7:59; Apoc. 22:20)”

Ejemplos citados por el Comentario:

“Y apedreaban a Esteban, mientras él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu. Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió.” (Hechos 7:59-60)

“El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús.” (Apoc. 22:20)

También Pablo rogó 3 veces a Jesús que le quitara el aguijón de la carne: “Tres veces le rogué al Señor que me la quitara; pero él me dijo: «Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad.» Por lo tanto, gustosamente haré más bien alarde de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo.” (2 Corintios 12:8-9)


Fundamentos en el Espíritu de Profecía

“Podemos hablar con Jesús mientras andamos por el camino, y él dice: Estoy a tu diestra” (Or 7.1)

“No hay mejor manera de agradar al Salvador que teniendo fe en sus promesas. Su misericordia puede llegar a ti, y tus oraciones llegarán a Él. Nada puede interrumpir esta línea de comunicación. Debemos aprender a llevar todas nuestras perplejidades a Jesucristo, porque Él nos ayudará, escuchará nuestros pedidos. Podemos acudir a Él, sin ninguna duda, en completa seguridad de fe, porque Él es el camino viviente. (ATO 318.4)

«Este gran Sumo Sacerdote, que está en los cielos, está rogando en nuestro favor. Él te ama; y cuando vas a él con tus penas, tus dolores y tus problemas él te oirá. Él escuchará tus oraciones, y responderá tus peticiones. Cuando derramas tu corazón ante él, entonces su gran corazón de amor es abierto a ti, y será tocado con tus penas y tus dolores» (ST Enero 31, 1878, par. 19)

“Son pocos los que aprecian o aprovechan debidamente el precioso privilegio de la oración. Debemos ir a Jesús y explicarle todas nuestras necesidades. Podemos presentarle nuestras pequeñas cuitas y perplejidades, como también nuestras dificultades mayores. Debemos llevar al Señor en oración cualquier cosa que se suscite para perturbarnos o angustiarnos. Cuando sintamos que necesitamos la presencia de Cristo a cada paso, Satanás tendrá poca oportunidad de introducir sus tentaciones. Su estudiado esfuerzo consiste en apartarnos de nuestro mejor Amigo, el que más simpatiza con nosotros. A nadie, fuera de Jesús, debiéramos hacer confidente nuestro. Podemos comunicarle con seguridad todo lo que está en nuestro corazón”. (2JT 60)

“Descansad completamente en las manos de Jesús. Contemplad su gran amor, y mientras meditáis en su abnegación, su infinito sacrificio hecho a nuestro favor a fin de que creyéramos en él, vuestro corazón se llenará de santo gozo, tranquila paz e indescriptible amor. Mientras hablamos de Jesús, mientras lo invocamos en oración, se robustece nuestra confianza de que es nuestro Salvador personal y amante, y su carácter aparecerá cada vez más hermoso”. (Carta 52, 1894)

“Hay muchos que están llenos de planes que los tienen atareados, siempre activos, y no tienen tiempo ni lugar para que el precioso Jesús sea su compañero amado e íntimo. No le refieren todo pensamiento y acción preguntando: “¿Es ése el camino del Señor?” Si lo hiciesen, andarían con Dios, como anduvo Enoc”. (4TS 398)

“El sacerdote que en el lugar santo dirigía sus plegarias por fe hacia el propiciatorio, que no podía ver, representa al pueblo de Dios que dirige sus plegarias a Cristo quien se encuentra frente al propiciatorio del santuario celestial. No puede ver a su Mediador con sus ojos naturales, pero mediante el ojo de la fe puede ver a Cristo frente al propiciatorio, y le dirige sus oraciones, y con seguridad suplica los beneficios de su obra mediadora”. (HR 158.3)

“Satanás recurre a todos sus poderes para el ataque en el último cercano conflicto, y la paciencia del seguidor de Cristo es probada al máximo. A veces parece que va a ceder. Pero una palabra de oración al Señor Jesús llega como una flecha hasta el trono de Dios, y ángeles de Dios son enviados al campo de batalla. Cambia la marea”. (VAAn 265.3)

“Mientras oras, habla a Cristo como hablarías a un amigo de confianza y muy amado.” (6TPI 323)

«Jesús debiera ser el Huésped honrado en el círculo familiar. Debiéramos conversar con él, traerle todas nuestras cargas y conversar de su amor, su gracia y su perfección de carácter. ¡Qué lección podría ser dada diariamente por padres piadosos si llevaran todas sus dificultades a Jesús, el Portador de las cargas, en vez de regañar y refunfuñar por los cuidados y perplejidades que no pueden evitar!»  (CN 460)

Enoc eludía el asociarse continuamente con ellos [los impíos], y pasaba mucho tiempo en la soledad, dedicándose a la meditación y a la oración. Así esperaba ante el Señor, buscando un conocimiento más claro de su voluntad a fin de cumplirla. (PP 72). «El Dios que anduvo con Enoc era nuestro Dios y Salvador Jesucristo». (3JT 43.3)

“De rodillas pídanle a Cristo que impresione sus corazones mediante su Santo Espíritu, y no se aparten de su ley” (SE1 208.1)

Hay pocos que realmente aprecian y aprovechan el precioso privilegio de la oración. Deberíamos ir a Jesús y contarle todas nuestras necesidades. Podemos llevarle nuestras cargas y problemas, pequeños y grandes. Todo lo que pueda causarnos dificultades, deberíamos llevarlo al Señor en oración. DNC 167.2